29 de marzo de 2013

“Que el Señor, nutriéndonos por la Eucaristía, nos otorgue la gracia de lavar los pies a todos”.

El obrar del Señor con sus discípulos (Juan 13,1-15), debería hacernos recordar que también nos ha lavado los pies desde el primer momento de nuestra existencia, al darnos la vida humana a través de nuestros padres.

27 de marzo de 2013

El Reino prometido por Cristo, ¿No es acaso un reino ilusorio, ofrecido bajo el influjo de la agonía más atroz?



En la primera oración de esta misa pedimos a Dios, que nos mostró el ejemplo de humildad de nuestro Salvador que se encarnó y murió en la cruz, nos conceda “recibir las enseñanzas de su Pasión para poder participar un día de su gloriosa Resurrección”.

23 de marzo de 2013

“Depositarios de la misericordia divina, ha de ser nuestra meta Cristo Crucificado, para alcanzar así el participar en su resurrección”


Un fruto deseable que esperamos alcanzar en esta cuaresma es lo que pedíamos a Dios en la primera oración de esta misa: “Que tu gracia nos conceda participar generosamente de aquel amor que llevó a tu Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo”.

15 de marzo de 2013

“Dios nos devuelve al recto sendero, nos acompaña a lo largo de la vida con su bondad y su gracia, por amor de su Nombre”

La parábola del hijo pródigo (Lucas 15, 1-3.11-32), que más bien debiera llamarse la del Padre misericordioso, por ser él quien se destaca en la narración, nos muestra el corazón bondadoso del Padre de Jesucristo que está siempre esperándonos para recibirnos nuevamente y hacernos partícipes de sus dones abundantes.

8 de marzo de 2013

“Por la conversión del corazón, retornemos a la intimidad con Dios, dador de todo bien”

En el momento oportuno y en el lugar más apropiado, Dios viene al encuentro del hombre. Moisés (Éxodo 3, 1-8ª.10.13-15) está cuidando las ovejas de su suegro, en subida al monte Horeb, y es allí donde se encuentra con Dios de un modo inesperado, con un corazón dispuesto a responderle como actitud habitual en su vida.

1 de marzo de 2013

“Desde lo alto del Tabor, reconozcamos que somos ciudadanos del cielo”.


Hemos comenzado la celebración de la santa misa con el canto de las letanías de los santos, sugerido por la liturgia para el tiempo de Cuaresma como una forma de pedir la intercesión de aquellos que son ya modelos de vida para nosotros, en este camino de conversión que hemos emprendido como miembros de la Iglesia aún peregrina.