El texto que nos trae el libro del Eclesiástico que hemos proclamado (Eclo. 35,12-18), enseña que Dios no hace distinción de personas en su papel de juez, que siempre está con el oído atento para escuchar la súplica del oprimido que necesita dirigir su oración a quien lo ha creado.
"Lo único que se necesita para que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada." Edmund Burke
28 de octubre de 2019
21 de octubre de 2019
Dios no huye de los reclamos constantes, sino que hace justicia con sus elegidos aunque les pida paciencia, para su propia santificación.
En los textos bíblicos que acabamos de proclamar, recibimos varias enseñanzas que alimentan nuestra vida interior y permiten que crezcamos en el camino de santidad que culminará, si somos fieles, en el encuentro definitivo con Dios y participar así de su vida.
14 de octubre de 2019
“El amor a los elegidos que retornarán a Cristo o lo encontrarán por primera vez, nos ha de impulsar a manifestar la salvación del hombre”.
San Pablo (2 Tim. 2, 8-13) afirma como doctrina de fe que “si hemos muerto con Él, viviremos con Él. Si somos constantes, reinaremos con Él. Si renegamos de Él, Él también renegará de nosotros. Si somos infieles, Él es fiel, porque no puede renegar de sí mismo”.
7 de octubre de 2019
“El Espíritu que Dios nos ha dado es un espíritu de fortaleza, de amor y de sobriedad para no avergonzarnos de testimoniar a Nuestro Señor”
Posiblemente muchas veces nos hemos sentido identificados con estas palabras del profeta Habacuc (1, 2-3; 2,2-4) que se dirige a Dios pidiéndole explicación acerca de los acontecimientos de la vida.
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