12 de mayo de 2025

En este día del buen Pastor, la Iglesia implora al Señor que suscite abundantes y santas vocaciones sacerdotales y religiosas.

 


Nosotros estamos habitualmente muy atentos, muy anclados a nuestra vida terrenal y la liturgia de la cual participamos cada domingo nos saca del letargo, despabila y  muestra que estamos llamados para  vivir con el resucitado, con Cristo y para Él. 
Por eso en la primera oración de esta misa  pedíamos a Dios ser conducidos a aquel lugar donde ya está presente el Pastor Eterno Jesucristo nuestro Señor, reconociendo que a la debilidad del rebaño corresponde la fortaleza del pastor.
Y  la esperanza de estar con Jesús en el futuro, ha de ser la guía de nuestro cotidiano caminar. 
En efecto, de nada vale la grandeza de este mundo, el pasarla bien, el disfrutar de todo, si no aspiramos a  la comunión con Dios. 
Qué hermoso sería que cada uno de nosotros pueda algún día estar presente en este cuadro que nos pinta san Juan en el libro del Apocalipsis (7,9.14-17) cuando contempla al Cordero, refiriéndose a Cristo en el trono, y que lo aclama y glorifican millares que vienen con vestiduras blancas que han sido blanqueadas por la sangre de crucificado y la palma del martirio que llevan en sus manos. 
Pero también, sin mencionarlo, incluye a todos los santos a lo largo de la historia, que están allí contemplando al Redentor, el cual se presenta como pastor que conduce al agua viva, a aquello que sacia plenamente el corazón del hombre, cual es la participación de la misma vida de Dios. 
Ese ha de ser siempre nuestro anhelo, poder llegar, como dice la liturgia, a los pastos eternos, porque como ovejas que somos de ese pueblo elegido, somos conducidos por Cristo, que sigue estando presente en nuestras vidas.
De hecho, hemos venido hoy para estar con el Señor, no solamente en la oración, sino concretamente cuando el pan se convierte en el cuerpo de Jesús y el vino en su sangre. 
Todo esto debiera colmarnos de gozo y de alegría, y como queremos que otros participen de esta alegría y de este gozo, nos sentimos enviados al mundo para proclamar el Evangelio, como lo hacía Pablo en Antioquía de Pisidia, cuando por esta palabra de Dios transmitida, muchos se convertían, aunque otros, por envidia,  la rechazaban. 
Por eso, los judíos instigaron a  mujeres piadosas, que por lo que se ve, nada de piadosas tenían, fomentando  la persecución contra los apóstoles, justamente para sacárselos de encima. 
Esto lleva a que Pablo y Bernabé adviertan, sacudiéndose el polvo de su calzado, que irán, por mandato del Señor, a predicar a los paganos, produciendo gran alegría en ellos .
Es muy importante advertir que en la vida, Dios no pasa  continuamente, a veces uno piensa que  rechazo a Dios hoy, y mañana cuando vuelva, le voy a decir que sí, y no sabemos si habrá una segunda oportunidad, por lo que es importante responder  apenas el Señor viene como buen pastor, y quiere guiar a los pastos eternos. 
En este día del buen Pastor, la Iglesia eleva sus oraciones por las vocaciones sacerdotales y religiosas. Hemos de pedir, permanentemente, por esta intención al Pastor Eterno, para que Él siempre le dé a su Iglesia, fomente en su Iglesia, abundantes y santas vocaciones sacerdotales y religiosas. 
El Señor ha querido darnos esta semana un nuevo pastor universal, el sumo pontífice León XIV,  siendo una bendición especial porque ya tenemos a quien nos conduzca,  guíe y, señale el camino. 
Y tanto el Papa, como los Obispos, como los sacerdotes, hemos de proclamar permanentemente la necesidad de escuchar la voz del Señor. Justamente en el texto del Evangelio (Jn. 10, 27-30) Jesús dice que sus  ovejas escuchan su voz. 
En un mundo que aturde, donde escuchamos tantas voces que distraen, tenemos que afinar el oído para escuchar justamente la voz de Cristo, la del buen Pastor, que busca nuestro bien, que  quiere mostrar el misterio trinitario, que guía a los pastos eternos. 
Y movidos nosotros por la gracia del buen Pastor, intentar ser pastores y buenos guías en la sociedad en la cual estamos insertos, ya sea en la familia, en el grupo de amigos, en el trabajo, en tantos lugares donde un bautizado se encuentre, ha de estar también Cristo  Señor.
Por lo tanto, pidamos humildemente que nunca nos falte la gracia divina para que podamos ser fieles a la vocación que se nos ha dado. Amén.

Cngo Ricardo B. Mazza, Cura Rector de la Iglesia Ntra Sra del Rosario, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía  en el 4to domingo de Pascua.  11 de mayo de 2025

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