18 de abril de 2008

JESUCRISTO RESUCITADO….EL BUEN PASTOR


“No hay que preocuparse por aquel que obra el mal y en “apariencia” la pasa bien…… porque aunque escape del juicio de los hombres, deberá enfrentarse al juicio de Dios, quien es el único que en definitiva juzga rectamente”.

1.-Significado de la jornada del Buen Pastor.

Este cuarto domingo de Pascua se llama tradicionalmente el domingo del Buen Pastor porque presenta a Jesús resucitado bajo la figura del pastor en relación con su rebaño conformado por cada uno de nosotros, constituyendo un cuerpo, una comunidad que es la Iglesia.

Y este domingo la Iglesia justamente ora por las vocaciones sacerdotales, religiosas y misioneras, para que aumente el número de aquellos que siguiendo el llamado del Señor se consagren a esta misión de continuar en el tiempo la misión del Señor, es decir de pastorear.

Pero también la figura del pastor nos toca a todos los bautizados, en cuanto que tenemos que ir al encuentro del hombre de hoy y llevarle el mensaje de Salvación.

Los textos bíblicos de hoy nos dejan una serie de reflexiones sobre esta figura del buen pastor y cómo hemos de seguir al buen pastor.

Jesús se presenta en medio de su pueblo, concretamente en medio de los fariseos y les dice que es necesario entrar al corral - imagen que refiere a la Iglesia- a través de la puerta que es Cristo nuestro Señor.

Es decir que el medio habitual, el modo para formar parte de esta comunidad es Cristo nuestro Señor.

2.-¿Quién es el ladrón y asaltante?

No se pueden seguir atajos, o subterfugios para formar parte de la comunidad, sino necesariamente se ha de entrar por Jesús que es la puerta.

Es interesante cómo el texto del evangelio nos dice que “el que entra trepando, no por la puerta, es un ladrón y un asaltante”.

Hoy les decía a los chicos de catequesis en la misa de la mañana: -hagan de cuenta que estamos en el corral como ovejas del Señor, miembros de la Iglesia y el que quiere entrar trepando es justamente el espíritu del mal. Este ladrón y asaltante es el demonio que quiere meterse dentro del corral que es la Iglesia y acercarse a los bautizados para robarle lenguaje las ovejas al buen pastor.

El espíritu del mal –lamentablemente- muchas veces entra con éxito al rebaño del Señor y que con engañosa astucia enreda a no pocos en sus continuas trampas.

Jesús en el texto bíblico que acabamos de proclamar cuando habla de la relación entre el pastor y las ovejas afirma que “ellas siguen al pastor porque conocen su voz” y sigue diciendo: “las ovejas le siguen y nunca seguirán a un extraño”.

Les decía a los chicos hoy que muchas veces papá y mamá insisten que “no hablen con extraños en la calle”. No hablen con personas que no conocen.

Los que somos miembros de la Iglesia, ovejas del único rebaño, no debemos hablar con “el extraño”, no dejarnos seducir por las voces que no son las de Cristo Nuestro Señor.

Sobre todo en el mundo en el que vivimos donde está siempre acechando el espíritu del mal, con el espíritu del error y de la mentira, el cristiano se ve bombardeado por aquello que no es la verdad y sí es el engaño.

Entonces es importante que el cristiano no siga esas voces, que pueden ser a lo mejor atrayentes en un determinado momento e incluso coincidir en algunas cosas con lo que uno puede pensar, pero en el fondo nos alejan totalmente de la Verdad.

3.-Cristo va delante nuestro

Por eso es una invitación clara de seguir al buen pastor, a aquel de quien conocemos su voz y su enseñanza.

Entonces ¿por qué tenemos que ir a buscar otras enseñanzas, otras voces que nos alejan de la Verdad?

El buen pastor que es Cristo aparece en el texto bíblico yendo delante de las ovejas, abriendo camino.

Y esto porque hay que caminar el camino de la vida hasta llegar al encuentro con el Padre del cielo, a aquel otro corral, a aquel ámbito o lugar que es el de la Vida Eterna, donde nos espera para hacernos partícipes de su misma vida.

Y Cristo va delante como buen pastor, va abriendo camino, es decir marcha iluminando la situación, la realidad de cada día para que no tropiece ninguno de nosotros.

Como diciendo ¡cuidado no pisen aquí, no pisen allá, cuidado con aquel pozo, atentos a las espinas que aparecen en el camino, no sea que se vean perjudicados!

De alguna manera Cristo va siempre con nosotros.

Recordarán ustedes la reflexión del domingo pasado en la que contemplamos cómo Jesús va junto a y con los discípulos de Emaús, prototipo del caminar del resucitado con nosotros.

Aquí no sólo camina junto a nosotros sino que como buen pastor va delante de nosotros.

Sabemos que si nos dejamos guiar por Él y marchamos tras El, estaremos siempre seguros no sólo en y por el camino sino también por la meta.

Y Cristo Jesús va iluminando incluso las distintas realidades de nuestra vida.

4.-Sufrir a causa del bien es una gracia delante de Dios.

En este caminar detrás del Señor nos encontraremos necesariamente con la presencia del sufrimiento en nuestras vidas.

Fíjense el texto de la segunda lectura tomada de la primera carta del apóstol San Pedro.

Notemos qué actualidad tienen las palabras de Pedro en su primera carta capítulo dos versículo 20, y que hemos de grabar a fuego: “Si a pesar de hacer el bien ustedes soportan el sufrimiento esto si es una gracia delante de Dios”.

¿Cuál es por el contrario la vivencia habitual que nosotros tenemos? Que cuando sufrimos, o las cosas no salen bien, o tenemos alguna desgracia en la familia, o alguna dificultad que se hace difícil de superar, ¡cuántas veces decimos:¿ por qué Dios me manda esto?, Yo siempre hago el bien, no mato, no robo, no miento, no hago esto, ….no merezco lo que me sucede!

¿Por qué tengo que estar sufriendo esto? De hecho tenemos que ver –en primer lugar- si es realmente así que somos tan santos delante del Señor, ya que todos somos pecadores.

Pero supongamos -en el mejor de los casos- que es cierto que no hacemos más que el bien y que a pesar de eso tenemos que sufrir muchos inconvenientes, aún así, es una gracia poder soportar el sufrimiento.

Tenemos el ejemplo hermosísimo de tantos mártires en la vida de la Iglesia. Ellos no se hicieron el planteo de pensar que por ser buenos no merecían la muerte violenta por causa de Cristo sino que seguramente recordaban estas enseñanzas del Apóstol San Pedro: “esto sí es una gracia delante de Dios”.

Para la gente que no contempla la vida desde la fe, esto es una desgracia, y por el contrario piensa que es una gracia que a quien es un sinvergüenza o delincuente le vaya todo bien.

La palabra de Dios en cambio nos dirá que “esto si es una gracia” referido al sufrimiento a pesar de realizar el bien, y no pensando en la vida muelle que puede llevar el que obra el mal.

5.-Seguir las huellas de Cristo resucitado

Y esto es así porque nos permite seguir las huellas de Jesucristo.

Lo dice enseguida Pedro: “ustedes han sido llamados a esto, porque Cristo padeció por ustedes, dejó el ejemplo a fin de que sigan sus huellas”, a fin de que sigan sus pasos, las pistas que va dejando.

Y así el mismo Jesús que pasó por este mundo haciendo el bien y sin embargo, padeció, murió, y fue llevado a la cruz por nuestra salvación, nos reclama seguir sus pasos.

Más aún dice Pedro: Jesús no se rebeló, no hubo mentira en su boca, no hubo insulto, no profería amenazas, no aseguraba venganza contra los que lo mataban, sino que puso todo en las manos del Padre, de Aquel que juzga rectamente, es decir Dios mismo.

En definitiva es Dios quien juzga rectamente a cada uno. No hay que preocuparse por aquel que obra el mal y que en “apariencia” la pasa bien, porque aunque escape del juicio de los hombres, deberá enfrentarse al juicio de Dios, quien es el único que en definitiva juzga rectamente.

De manera que es una gracia hacer el bien junto con el sufrimiento porque el cristiano va imitando cada vez más al Señor que haciendo el bien padeció, y murió para luego resucitar de entre los muertos.

6.-El regreso al Buen Pastor y Guardián de las ovejas.

Y sigue diciendo Pedro: “antes andaban como ovejas perdidas pero ahora han vuelto al Pastor y guardián de ustedes”.

La oveja perdida es la que vive en el error, es aquella que vive sin sufrimiento y pasa haciendo el mal por este mundo y parece que la vida le sonríe.

Es una oveja perdida no sólo en su vida, en su obrar cotidiano sino que la oveja está perdida porque no ha encontrado el camino salvador que pasa por seguir las huellas de Jesucristo.

“Han vuelto al pastor y guardián de ustedes”: Otra vez lo de ir al encuentro de Jesús el pastor para que El nos guie y al mismo tiempo para que nos guarde.

Esta figura del guardián es muy fuerte también en el capítulo diecisiete (v.12) de San Juan, cuando Jesús en la oración por sus discípulos le dice al Padre “mientras estaba con ellos, cuidaba en tu nombre a los que me diste; yo los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse,” es decir que ninguno queda sin esa guarda que viene de Cristo nuestro Señor, porque Él no puede olvidar a aquellos que como bautizados somos sus ovejas.

7.-El resucitado nos envía.

Pero Cristo al mismo tiempo nos invita a la misión y esa es la tarea de los bautizados, prolongación de la resurrección

Enviados a proclamar al y en el mundo la Buena Nueva.

La misión que consistirá en anunciar como enseña San Pedro el día de Pentecostés dirigiéndose al pueblo: “ustedes crucificaron a Jesús pero Dios lo ha hecho Señor y Mesías”.

Ese ha de ser el anuncio, el de Cristo muerto y resucitado, lo que con la gracia de Dios provoca una conmoción en el corazón de los oyentes que decían enseguida “¿qué debemos hacer?”.

Y Pedro convoca a la conversión, a realizar una vida nueva, a entregarse totalmente a Cristo Nuestro Señor.

La misión a la que estamos llamados como bautizados ha de ser como un fruto, una continuación o prolongación del Cristo resucitado.

Como Él fue enviado por el Padre, también nos envía a nosotros a llevar el mensaje al mundo que nos rodea.

El documento final de Aparecida nos señala en el capítulo tres los distintos componentes del anuncio de la Buena Nueva: anunciar la Buena Nueva de la dignidad humana, de la vida, de la familia etc.

Vayamos entonces al encuentro de tantos que están alejados del Señor y digámosles que Jesús es la puerta del rebaño, Jesús es el Buen Pastor, es Aquel que nos quiere conducir al encuentro definitivo con el Padre.

Homilía en torno a los textos bíblicos del domingo IV de Pascua (ciclo “A”), 13 de abril de 2008. (Hechos 2,14.36-41; I Pedro 2,20b-25; Juan 10,1-10).

Padre Ricardo B. Mazza

http://ricardomazza.blogspot.com

ribamazza@gmail.com

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