16 de agosto de 2018

“Cristo se entregó también por quienes hoy buscan renegar de Él por medio de la moda de la apostasía promovida por el marxismo cultural”




Con Ajab, rey de Israel,  y la influencia  de su esposa pagana Jezabel, se impone en el reino el culto idolátrico a los Baales, corrompiéndose el pueblo, asesinados los sacerdotes del Dios de la Alianza,  manteniéndose fieles a Dios sólo siete mil que forman el “resto” de Israel (1 Rey. 19, 18).

Dios, en su bondad, envía al profeta  Elías  (1 Rey. 19, 1-8) para denunciar las perversiones y sacar al pueblo del engaño de los cultos falsos.
Elías logra demostrar con la ayuda divina la falsedad de los profetas paganos que son por ello pasados al  filo de la espada.
Pero Jezabel anuncia la muerte del profeta, éste huye a Judá, caminando después por el desierto deseando la muerte ante lo que se avecina.
Auxiliado por un ángel que lo alimenta, sigue su “éxodo” con confianza durante cuarenta días y noches hacia el Horeb.
Allí  se encuentra  con Dios a quien le presenta su situación de perseguido (19,14), por lo que es enviado a entregar su misión a Eliseo, y ungir a Jehú (19, 16), el cual acabará con Jezabel y los descendientes del rey, cumpliéndose así lo anunciado por el Señor de terminar con las maldades de Ajab y su mujer.
Ahora bien, los hechos del pasado que marcan la historia de la salvación humana, iluminan además acontecimientos de nuestra vida cotidiana, como ciudadanos futuros del cielo que transitan este mundo.
En  la Argentina convulsionada  del presente nos ha tocado vivir la puja por el aborto legal o no, las pasiones de uno y de otro lado se hicieron sentir con escenarios y actitudes diferentes. Mientras que los abortistas se llenaban de argumentos sin peso alguno para lograr su cometido de canonizar el asesinato de los niños por nacer, los defensores de la vida nos manifestábamos en paz, con la alegría de que la defensa del primer derecho humano, la vida, era necesaria.
Ante esto nos preguntamos con razón, ¿Cómo fue posible esta situación en un país de matriz católica, evangelizada con la fe recibida de nuestros ancestros?
Percibimos, que como antaño en Israel se filtró la idolatría, entre nosotros se introdujeron lentamente ideologías y pensamientos foráneos procedentes del marxismo cultural que buscan socavar la familia, la vida, la dignidad de la persona, inculcando la mentira y el engaño.
Al igual que en el pasado por la introducción de la idolatría, Israel practicó el culto al dios Moloc sacrificando niños en la hoguera, también hoy, los adoradores actuales del espíritu del mal, pretenden instaurar el sacrificio de los engendrados destruyendo sus cuerpos en el seno materno o vendiendo sus órganos en el comercio humano.
Como antaño Elías, también nosotros los creyentes estamos llamados a seguir proclamando la verdad, ya que para ello nos ha enviado el Señor, siendo necesario profundizar nuestra relación con Dios, como lo hizo el profeta en la cueva del Horeb.
Mientras los enemigos de Dios buscan medios tortuosos para sus fines, los creyentes hemos de alejarnos del pecado por medio del sacramento de la reconciliación, alimentarnos con la Eucaristía, el Pan vivo bajado del cielo que es Jesús mismo, practicando el bien cada día.
Precisamente el apóstol san Pablo nos aconseja que (Ef. 4,30-5,2), “no entristezcan al Espíritu Santo de Dios, que los ha marcado con un sello para el día de la redención”, que no nos abandonemos al disgusto al presenciar tanto disparate sobre la vida humana o la Iglesia Católica.
Inversamente al  obrar de los incrédulos, nosotros hemos de evitar “la amargura, los arrebatos, la ira, los gritos, los insultos y toda clase de maldad” siendo por el contrario “mutuamente buenos y compasivos”, perdonándonos “los unos a los otros como Dios”  nos ha perdonado.
El apóstol sigue exhortando a que como hijos, imitemos a Dios, practicando el amor a ejemplo de Cristo “que nos amó y se entregó por nosotros, como ofrenda y sacrificio agradable a Dios”.
También Cristo se entregó por quienes hoy buscan renegar de Él por medio de la moda de la apostasía, engañados por el canto de sirena de las ideologías marxista y de género, que por medio de la mentira atrapan a no pocos ingenuos.
Es verdad que muchos ya vivían a espaldas de la Iglesia, otros no pertenecieron más que por el bautismo, otros se rebelan porque no se legitiman los vicios y el pecado ensalzado por la cultura reinante, otros porque aprobando la cultura de la muerte no soportan la Vida divina.
Esto no debe desalentarnos, es la poda que purifica la Iglesia, de modo que quienes no deseen pertenecer a Ella, libremente busquen otras opciones, mientras  por amor a Cristo rezamos por su conversión.
En este sentido algunos legisladores que admitieron ser católicos y votaron a favor del aborto, y a su vez critican a la Iglesia con desprecio,  como el senador Pichetto, deberían también optar por declararse fuera de la comunidad de los creyentes y dejar de engañar a no pocos que piensan que ser abortista es compatible con la fe católica.
Pero, en fin, mientras caminamos por este mundo, avivemos la fe en Cristo para tener Vida eterna, como asegura el evangelio (Jn.6, 41-51).
El mundo, toda vez que abandona a Jesús, camina hacia la muerte, mientras que para los creyentes atraídos por el Padre y orientados a Cristo, al ahondar la fe en su Persona y adherirnos a sus enseñanzas, tenemos ya prometida desde ahora la Vida eterna, que es la meta de nuestro existir temporal, y plenitud de felicidad por siempre.
Queridos hermanos, trabajando por el Pan de Vida, por la vida de la gracia que se nos ofrece, busquémoslo sin pausa para nutrir nuestra fe, afianzar la esperanza de eternidad,  dilatar la caridad del crucificado incluso hacia quienes nos persiguen o desprecian en este mundo.


Padre Ricardo B. Mazza. Cura párroco de la parroquia “San Juan Bautista”, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en el domingo XIX durante el año. Ciclo B. 12 de agosto de 2018. ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com


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