En este cuarto domingo de cuaresma en los textos que presenta la liturgia surgen la figura de Jesús Buen Pastor y Luz del mundo.
La primera lectura (I Sam. 16,1.5-7.10-13) describe cuando Samuel va a la casa de Jesé para ungir a uno de sus hijos como Rey de Israel, indicando así la voluntad de Dios que la dinastía real pasara ahora a la casa de Judá, con la elección de David, el hijo menor.
Es ungido David porque Dios mira el corazón y no se queda con las apariencias -dice el texto bíblico- y, en él comienza la promesa mesiánica que se va a concretar con el tiempo en la persona de Jesús llamado de hecho tantas veces como hijo de David.
Jesús, a su vez, viene al mundo a salvar al hombre, a iluminar su corazón, para que así pueda el ser humano seguirle con alegría.
De hecho el mismo Jesús declara en el evangelio que Él es la luz del mundo y que quien lo siga no andará en tinieblas.
No pocas veces el ser humano se siente confundido, desorientado, no sabe para qué lado ir en el aspecto religioso, y posiblemente ha sido, porque ha dejado esa conexión permanente con Jesús que es Luz del mundo y de cada uno de nosotros, y por eso el seguimiento del Señor hace que podamos vivir en la luz, permite que no estemos nunca confundidos, y es más, con nuestro testimonio de iluminados lleguemos a confundir a los que viven en tinieblas.
San Pablo en la segunda lectura (Efesios 5, 8-14) exhorta a todos que dado que hemos sido sacados de las tinieblas –por el bautismo- para vivir como hijos de la luz, hemos de realizar obras luminosas, de manera que cuando la luz enfrenta las tinieblas, estas quedan al descubierto y las acciones del hombre también, siendo los frutos del obrar del creyente la verdad, la justicia y el bien.
Cristo nuestro Señor se presenta como aquél que viene a nuestro encuentro para salvarnos como Luz del mundo y del hombre.
Hoy la liturgia nos presenta el capítulo 9 del evangelio según san Juan del que hemos proclamado una parte solamente, un texto abreviado, pero los invito a que en su casa lean todo el capítulo contemplando cómo se desarrollan los acontecimientos en torno a la curación del ciego y cómo aparecen permanentemente las tinieblas encarnadas en los fariseos que quieren confundir a este hombre, condenar a Jesús porque no lo reconocen como Mesías y lo acusan de pecador ya que ha curado a alguien en día sábado.
En el texto comprobamos cómo las tinieblas van por un lado y las obras de la luz y Cristo que es la Luz, con paciencia va por el otro, transformando el corazón de este ciego de nacimiento que es curado.
Después de repetir varias veces que era ciego y ahora ve después de haberse lavado los ojos, se encuentra con Jesús nuevamente quien le pregunta: “¿Crees en el Hijo del hombre? Él respondió ¿quién es, Señor, para que crea en él? Jesús le dijo: Tú lo has visto; es el que te está hablando. Entonces él exclamó: Creo, Señor, y se postró ante él.
Iluminado interiormente por Jesús se transforma en adorador de aquél que le ha dado un verdadero sentido a su vida, y sin conocer mucho qué le había pasado, da testimonio de lo sucedido.
Los fariseos le dirán que ha nacido empecatado, o sea, nacido lleno de pecado y la prueba de eso fue su ceguera de nacimiento, mientras Jesús por su parte cuando le preguntan los discípulos si pecó él o sus padres, les dirá ni lo uno ni lo otro, “Nació así para que se manifiesten en él las obras de Dios”
Contemplamos, entonces, cómo el Señor se acerca a la debilidad, a la carencia de este hombre y lo cura, no solamente de la ceguera física sino también de la ceguera espiritual que termina cuando reconoce a Jesús como el Hijo del hombre y se postra ante él.
Todo esto es un signo de lo que es cada ser humano, venimos a este mundo ciegos, muchas veces sin reconocer al Señor, incluso aún creyendo en Jesús, no pocas veces aparecen nubarrones en nuestra vida que hacen dudar del Salvador y poner la mirada y esperanza en aquello que no otorga la vida verdadera.
Por ello, la importancia de acercarnos al Señor con humildad para que transforme nuestra vida mirando siempre a la futura salvación.
No seamos como los fariseos que dicen al ciego quién eres tú para enseñarnos, o niegan que Jesús pueda curar porque lo consideran pecador, y en su ceguera se cierran a la evidencia del milagro.
La ceguera de los fariseos es total, no hay peor pecado que el contrario a la luz, el pecado de aquél que viendo donde está la verdad y qué es la verdad, sin embargo, la rechaza, porque piensa que con el rechazo puede vivir mas tranquilamente.
Queridos hermanos: nosotros tenemos que hacer ese proceso permanente de dejarnos iluminar por Jesús para que nos muestre las miserias personales, y así podamos realmente combatirlas, para no dejarnos atrapar por la tentación y por el pecado.
Quisiera decir una palabra aplicando este texto del evangelio a lo que aconteció días pasados en el sínodo de Alemania.
No es mi intención juzgar el interior de ninguno de los obispos o laicos que votaron toda una serie de disposiciones contrarias a la doctrina de la Iglesia, pero realmente han actuado contra la Luz a pesar de las enseñanzas de las Escrituras, de la Tradición y del Magisterio, a pesar de las advertencias provenientes de la Santa Sede, avisando que no podían continuar con determinadas decisiones.
Al igual que los fariseos que desecharon a Cristo, la actitud fue la de pensar que la verdad la tienen ellos y no la iglesia universal, y están convencidos que tienen derecho a cambiar la fe que hemos recibido.
Quieren innovar, y así hablan de ordenaciones de transexuales, bendiciones a cualquier unión pseuda matrimonial y toda una serie de disparates que realmente hacen temblar a toda aquella persona que quiera vivir en la verdad.
No nos dejemos engañar y confundir por esto que acontece en algunas partes del mundo, si seguimos a Cristo Luz del mundo viviremos iluminados, y la Luz de la vida y de la verdad estará con nosotros.
La Sagrada Escritura, la Tradición de la Iglesia y el Magisterio, todo esto plasmado en el Catecismo de la Iglesia Católica, nos ayudará a no equivocarnos o a desviarnos del camino.
Nuestra meta es siempre seguir y unirnos a Cristo Nuestro Señor, pidámosle a Él que ponga su mano y que realmente pueda resplandecer la luz que proviene de su Persona divina.
Padre Ricardo B. Mazza. Cura Rector de la Iglesia Ntra Sra del Rosario y Convento san Pablo primer ermitaño, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en el domingo IV° de Cuaresma. Ciclo A. 19 de marzo de 2023. ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com
"Lo único que se necesita para que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada." Edmund Burke
20 de marzo de 2023
Iluminado por Jesús, el hombre se transforma en adorador y testigo de Aquél que le ha dado un verdadero sentido a su vida.
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