En este tiempo de Navidad celebramos hoy la fiesta de la
Sagrada Familia en la que se quiere recalcar cómo el designio de Dios fue que
Jesús, que es el Hijo de Dios hecho hombre, naciera en el seno de una familia, de modo que la misma palabra de Dios está señalando la importancia que tiene la
familia en la vida del hombre.
Sabemos que la familia es la
célula que constituye la sociedad, de modo que no habría sociedad sin familias.
Hoy en día se habla de distintos tipos de familia, y la
sociedad piensa que esa diversidad corresponde al designio de Dios
y no es así.
En efecto, por la revelación sabemos que la familia se constituye por un padre, una madre y los hijos habidos de esa unión natural.
Hoy recordamos,
actualizamos y celebramos esta fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret en medio del tiempo de Navidad.
Proclamado el texto del Génesis (15,1-6; 21,1-3), nos preguntamos qué tiene que ver la familia con lo que
expresa el autor sagrado respecto a Abram.
Abram
está preocupado porque no ha tenido un hijo, un descendiente, y le dice a Dios
que será su heredero un servidor porque él no tiene descendencia, y Dios,
mostrándole las estrellas del cielo, le dirá que como son numerosas las
estrellas del cielo, así serán también sus descendientes.
Y él cree,
acepta la palabra de Dios, y es de su unión con Sara, a pesar de ser los dos
ancianos, de la que nace su hijo Isaac.
De manera que Dios ha querido que el comienzo del pueblo elegido se diera justamente en una
familia constituida por Abram, por Sara, por Isaac.
Y Dios lo pone a prueba a
Abraham -le había cambiado el nombre- cuando le pide que sacrifique a su hijo, prueba muy grande, lo que hace ver que la familia en este mundo, aún siendo fiel a Dios nuestro
Señor, debe pasar no pocas veces por pruebas, por sufrimientos.
¿Y qué mensaje
hay en este sacrificio de Isaac cuando después Dios le dice a
Abraham que no ponga su mano sobre el hijo? Es que Dios solamente ve con buenos ojos el sacrificio futuro de Jesús, por el cual salvará al mundo, y del cual el sacrificio de Isaac es un anticipo, porque es el mismo padre quien lo entrega a la muerte.
Y así, sabemos que cuando Jesús nace ya estaba de alguna manera
perfilada su vida, su existencia, marcada con la muerte en cruz.
Pero vayamos
al momento en que Jesús es llevado al templo (Lc. 2,22-40), porque allí también van apareciendo
hermosas señales respecto a la familia de Nazaret, a la cual nosotros hemos de
imitar.
Lo primero que sucede es que van a Jerusalén, al templo, para cumplir con
la ley de Dios. Interesante cómo esta familia constituida por Jesús, María y
José están desde el principio dando culto a Dios.
Es una familia creyente que
se somete a la ley de Moisés, aunque por ser el Hijo de Dios, Jesús no estaba
obligado a ello, pero se someten a la ley de Moisés para dar ejemplo y para
mostrar también que el inicio de una familia debe estar siempre vinculado con
el culto a Dios, con la obediencia a Él y con la vivencia de
los mandamientos.
Van al templo de Jerusalén y presentan
al niño cumpliendo con la ley que señala que todo varón primogénito debe ser ofrecido al Señor, recordando que Dios había liberado a Israel de Egipto con la muerte de los
primogénitos, ofreciendo no la muerte, sino el rescate con el sacrificio de dos pichones de paloma.
La
Sagrada Familia, pues, cumpliendo con la ley de Dios, deja una invitación clara a la familia cristiana que lo primero que
tenemos que hacer es consagrar a Dios cada hijo que nace, como suele hacerse durante el rito bautismal por medio de la Virgen
Santísima.
A su vez, aparece en el texto bíblico la
figura de Simeón, este hombre que estaba deseoso de ver el momento de la
llegada del Mesías, y al que Dios le dice que no morirá antes de verlo.
Por eso
va al templo, toma en sus brazos al niño y alaba a Dios diciendo: ahora sí
puedo morir en paz porque he visto la salvación, ha llegado a nosotros
la luz para los paganos y gloria de tu pueblo Israel.
Este niño busca siempre la voluntad del Padre, de
tal manera que como acontece cuando se pierde a los 12 años entre los doctores de la ley y lo
buscan María y José, le dirá a sus padres, "¿no sabían que debo
ocuparme de las cosas de mi Padre?".
De manera que el Señor tenía bien en claro
que toda su vida era seguir la voluntad del Padre, aunque estaba sujeto a los
padres de la tierra y por eso concluye el texto de hoy diciendo que volvieron a
su pueblo, a Nazaret, y el niño crecía en sabiduría, en estatura y en gracia, siendo un niño común en medio de los demás niños que había en ese momento en
Nazaret.
O sea, estando dentro de una familia daba ejemplo de obediencia a sus
padres, aunque siempre estaba presente que la sujeción primera era para con el
Padre del cielo, el Padre eterno.
La Sagrada Familia nos muestra siempre
entonces como lo más importante el ofrecimiento a Dios, la dependencia de Dios,
el vivir conforme a la voluntad de Dios.
Y de parte de Dios, a través del
nacimiento de Jesús en una familia, aparece expresada con toda claridad que es su voluntad, dentro de su providencia, el que cada ser humano nazca dentro
de una familia y allí vaya creciendo en santidad como persona.
Por eso hemos de fortalecer en la actualidad la vida familiar, donde la
relación de los padres entre sí, los padres con los hijos, y los hijos entre
sí, debe seguir el modelo de la Sagrada Familia de Nazaret.
No buscar otros modelos, sino humildemente pedir a
Dios que podamos como familia, imitar a la Sagrada
Familia de Nazaret.
Los padres y esposos, mirar a San José como modelo, que si bien era
padre legal de Jesucristo, sin embargo, sostenía y guiaba a
la familia, como protector de su esposa y de su hijo.
Las madres y esposas, mirar el ejemplo de María Santísima, siempre atenta a guiar y cuidar a su hijo, y como Jesús mira a sus padres como el regalo
que Dios le ha dado para que lo ayuden a madurar y a crecer en este mundo.
De
allí es la importancia que tiene la obediencia de los hijos para con los padres
en todo aquello que sea bueno, en todo lo que sea virtud, en todo lo que sea para el crecimiento de cada una de las personas.
Como nos
enseña la Iglesia es en el ámbito de la familia donde el ser humano va
adquiriendo todo aquello que lo perfecciona como persona y le ayuda a crecer, a
madurar y a vivir una realidad totalmente nueva.
Pidamos al Señor su gracia
para que nuestras familias busquen siempre imitar a la familia de Nazaret.
Cngo Ricardo B. Mazza, Cura Rector de la Iglesia Ntra Sra del Rosario, en Santa Fe, Argentina. Homilía en la fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret. 31 de diciembre de 2023
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