5 de julio de 2018

La plenitud y la grandeza alcanzan a las personas que como discípulos de Jesús, buscan ya la Vida verdadera como anticipo de la futura.

En el salmo interleccional (29, 2) de este día repetimos la antífona que afirma “Yo te glorifico, Señor, porque Tú me libraste”, y es comprensible que nos preguntemos de qué nos liberó Dios. 

 El libro de la Sabiduría (1,13-15; 2, 23-24) nos da una primera respuesta al enseñarnos que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios y por lo tanto para que fuéramos incorruptibles. Sin embargo, ese don con el que fuimos elevados, ya que por naturaleza éramos mortales, duró poco a causa del pecado de nuestros primeros padres.
En el texto de referencia, elegido para la liturgia, se han omitido los versículos que mencionan a los malvados que con su vida depravada convocan a la muerte ya que han hecho un pacto con ella y son dignos de pertenecerle a causa de su mala vida (Sab. 1, 16).
Contempla el texto, además,  que los hacedores del mal, convencidos de la tristeza propia de su vida, de la fugacidad de la misma y, que su memoria será olvidada a causa del mal que realicen, prefieren, con todo, dedicarse a disfrutar de la misma (cf. cap 2, 6-9), y a provocar todo tipo de males en las personas más débiles ya “que nuestra fuerza es la norma de la justicia, porque está visto que la debilidad no sirve para nada” (cap. 2, 11).
¡Qué descripción profética de quienes obran el mal! Olvidados totalmente del Creador de quien reniegan, no ponen su mirada en la retribución final que a todos alcanza, según sean las obras propias, sino que buscan “disfrutar” del presente efímero que los placeres ofrecen y del daño que a los justos infieren.
De todos modos, el texto proclamado insiste en que la muerte no ejerce dominio sobre la tierra, y mirado a la luz del evangelio del día, prevalece la idea de que Dios es Señor de los justos vivientes a quienes protege en medio de las pruebas o dificultades de la vida.
Es por eso que corresponde en los labios de los justos, el repetir incansablemente “Yo te glorifico, Señor, porque Tú me libraste”.
Ubicados, pues, ante las enseñanzas del evangelio del día (Mc. 5, 21-43) nos encontramos ante dos situaciones que han llegado al límite humano en cuanto a su resolución pacífica, quedando solamente el acudir al Señor de la vida.
En efecto, la mujer que padecía hemorragias desde hacía doce años, gastado todos sus bienes en médicos y medicinas, estaba cada día peor, llegando por lo tanto al límite de la esperanza humana sin que nada pudiera en el plano humano, restándole sólo “como había oído hablar de Jesús”, acercarse a Él con confianza, pues pensaba que “con sólo tocar su manto quedaré sanada”.
Jairo, a su vez,  suplica a Jesús que acuda a su casa para imponerle las manos a su hija, ya que está muriendo y nada se puede ya en el plano humano.
El Señor se dirige a la casa de Jairo seguido por una gran multitud y es en el camino cuando se produce el encuentro con la hemorroísa, de manera  que “se dio cuenta  en seguida de la fuerza que había salido de Él”,reclamando conocer a quien lo había tocad para completar el proceso de curación.
En efecto, la mujer era considerada impura a causa de las hemorragias, separada de la vida de la comunidad y religiosa, situación que Jesús quiere subsanar de raíz a la vez que manifestar el poder que posee como Dios.
La mujer curada, arrojada a sus pies, como lo hiciera también Jairo, confiesa su impotencia ante el mal que soporta mientras reconoce que sólo Jesús podía curarla, el cual conmovido le dirá “Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda sanada de tu enfermedad”, confirmando así una vez más que su misión es elevar a la creatura humana de sus miserias, rescatarla del pecado y enviarla nuevamente al encuentro de sus seres queridos y permitirle el culto.
Estaba en este menester el Señor, cuando le avisan que la hija de Jairo ha muerto, insistiéndole al jefe de la sinagoga que “no temas, basta que creas”, siguiendo su camino con Pedro, Santiago y Juan para que sean testigos de lo que iba a suceder, - Marcos narra estos hechos seguramente por que los conocía por el testimonio de Pedro, de quien fue compañero de misión-.
Llegados a la escena del llanto y de la desesperación, Jesús enseña que la niña sólo duerme y alcanzará la salvación en plenitud, como acontece con toda la familia por medio de la fe.
Hablando de este hecho, el P. Rainiero Cantalamessa reflexiona que Cristo quiere rescatar a las personas, especialmente a los jóvenes de  tanta miseria y vacío interior.
En nuestros tiempos es frecuente que nos encontremos con jóvenes sumidos en la desesperación, adormecidos por el placer, perdidos en la droga, sin rumbo alguno en la vida, circunstancias estas que no hacen mas que demostrar que llevan sobre sus hombres  la miseria del alma, la pérdida del sentido de la vida, por lo  que su cercanía con la muerte está a la vista como recuerda el libro de la sabiduría de los hacedores del mal.
La vida plena sólo pertenece a las personas y jóvenes discípulos y misioneros de Jesús, que viven bajo la mirada de grandeza y felicidad que les otorga  el Señor de la vida, para desde este mundo ir preparando la vida futura.
Talitá Kum, grita Jesús a todos, especialmente a los jóvenes, le dice a cada uno que la vida sólo tiene sentido cuando se la entrega para la salvación de muchos, como hizo Él en bien de los demás.
¡Jóvenes, levántense y caminen! Sólo Yo les doy palabras de vida eterna y los acompaño a vivir una existencia terrenal, porque Soy Señor de la vida no sólo para este mundo sino para la eterna..
Queridos hermanos, para concluir, los invito a vivir la generosidad de los corintios (2 Cor. 8,7.9.13-15). A ellos invita san Pablo en el texto bíblico de este domingo a dar en abundancia en la colecta a favor de los cristianos de Jerusalén.
Pues, bien, hoy se realiza la colecta mundial para el servicio universal de la Iglesia, por ser el domingo más cercano a la fiesta de san Pedro y san Pablo. Lo que hoy se recoja de la generosidad de todos, se ofrecerá al Santo Padre para que él distribuya como  mejor le parezca estos dones para este servicio universal de la Iglesia, sabiendo que Dios retribuirá en abundancia lo que destinemos al bien de nuestros hermanos más necesitados.


Padre Ricardo B. Mazza. Cura párroco de la parroquia “San Juan Bautista”, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en el domingo XIII del tiempo ordinario, ciclo “B”. 01 de julio de 2018. ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com


                                                                                                                                                                                                       

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