8 de julio de 2019

“Crucificados para el mundo, es decir, sin acomodarnos a sus caprichos, llevemos el evangelio de la verdad a todo persona de buena voluntad”.




 Comenzamos la Eucaristía de este domingo implorando a Nuestro Dios que “ya que por la humillación  de tu Hijo levantaste a la humanidad caída; concédenos una santa alegría, para que, liberados de la servidumbre del pecado, alcancemos la felicidad que no tiene fin”.

Este Dios que eleva a la humanidad caída ya se expresa en el antiguo testamento por medio del profeta Isaías (66,10-14), exaltando a la ciudad de Jerusalén como meta de gozo para quienes estaban de duelo por Ella, ya sea por el pecado o las persecuciones.
También hoy estamos no pocas veces de duelo por la Iglesia, la Nueva Jerusalén de Dios, por la infidelidad de sus miembros a la verdad y al bien, que han provocado una división cada vez más marcada.
Pero tanto a la Jerusalén antigua como a la Iglesia, Dios promete su consuelo y su gozo haciendo correr la prosperidad a raudales, y así, “como un hombre es consolado por su madre, así Yo los consolaré a ustedes, y ustedes serán consolados en Jerusalén.
Más aún, el mismo texto destaca resultados diversos tanto para los que se mantienen fieles como para aquellos que desisten del seguimiento del Señor, de modo que “la mano del Señor se manifestará  a sus servidores, y a sus enemigos, su indignación”
Como recordamos en la oración de entrada, Dios siempre se complace en levantar a la humanidad caída de su postración en el pecado, porque para ello Jesús se humilló y murió en la cruz, pero a su vez espera la respuesta del hombre que, agradecido por tanto bien recibido, se consagre totalmente a Él.
Por cierto que Dios a lo largo de la historia de la salvación humana, que a su vez es “salvación de la historia”, labora en el corazón del hombre de un modo misterioso, para que todos se dispongan a  recibir la gracia  divina que salva y a su vez puedan manifestar al mundo su vida nueva.
De allí que en el texto del evangelio (Lc. 10, 1-12.17-20), Jesús menciona la necesidad de orar para que crezca el número de los cosechadores ya que “la cosecha es abundante”, asegurando de ese modo que alguien ha evangelizado previamente, ya que envía antes que Él al mundo entonces conocido, a 72 discípulos suyos para proclamar la Buena Nueva
Esto coincide con lo que san Pablo dice (I Cor. 3, 6-9) “Yo planté, Apolo regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor.  Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y ustedes son labranza de Dios, edificio de Dios”.
En esta misión, los discípulos han de contar sobre todo con la fuerza divina, de allí que deben estar despojados de toda seguridad mundana, necesaria para otra tarea en la sociedad, pero inútil para testimoniar con su vida la identificación con Cristo y su mensaje.
Son enviados, además, “como ovejas en medio de lobos”, advertencia que hace tomar conciencia de que se encontrarán en el camino  con quienes tergiversan el evangelio o pretenden que no se difunda en los corazones sencillos, o con discusiones inútiles traten de desprestigiar el mensaje.
¡Cuántas veces nos gastamos en discusiones inútiles tratando de convencer a los repletos de ideologías en boga, cerrados a encontrarse con la Verdad, porque ya viven en “su verdad”!
Por ejemplo, esto lo vivimos cada vez que se debate aborto sí, aborto no.
Al abortista, es inútil presentarle argumentos racionales, científicos o filosóficos, ya que la ideología que sostienen se derrumbaría si aceptaran los argumentos racionales. Lo mejor es decir que el aborto consiste en sacar a pedazos a un niño del vientre de su madre y tirarlo.
Esta descripción, aunque chocante, es la pura realidad de lo que sucede.
La ideología de género tan en boga en nuestros días, incluso entre creyentes, es defendida por quienes se han dejado engañar por sus postulados, de manera que lo mejor es proclamar que fuimos creados como varones o mujeres y que a esta verdad se sigue el poder vivir coherentemente según la identidad genética y no conforme a “lo que cada uno percibe” de sí mismo.
Estas vivencias actuales en la sociedad, tan contradictorias para la fe católica, se identifican con lo que el texto bíblico asimila como rechazo a la verdad proclamada y testimoniada por lo que “en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan: “¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes!”
Ahora bien, aunque esto suene como una especie de rechazo a los incrédulos que se cierran a la persona de Jesús o a su enseñanza testimoniada, siempre Dios deja la puerta abierta ante una posible conversión, y así, “sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca”.
Por otra parte los discípulos regresan colmados de gozo después de hacer el bien, especialmente curando enfermos, y hablan de cómo los demonios se les someten, dejando en claro que la verdad siempre espanta al espíritu del mal, que es mentiroso desde el principio.
El misionero, por último, debe vivir como san Pablo (Gál. 6, 14-18), asumiendo que por Cristo el mundo está crucificado para él, es decir, no tiene peso alguno en la evangelización, y el misionero ha de estar crucificado para el mundo, es decir, no actuar buscando “acomodarse” al mundo para no tener problemas o rechazos a la hora de presentar el evangelio de la verdad a todo persona de buena voluntad.
Hermanos: pidamos al Señor nos proteja siempre de la tentación de “asimilarnos” al mundo con la excusa de hacer comprensible el mensaje, sino más bien lo presentemos en toda su belleza, deseando la paz que sólo Cristo puede conceder, de manera que si hay alguien digno de recibir la Palabra y la Paz,  éstas desciendan sobre el elegido.

Padre Ricardo B. Mazza. Cura párroco de la parroquia “San Juan Bautista”, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en la Misa del domingo XIV del tiempo Ordinario. Ciclo “C”. 07 de julio de 2019. ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com



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