19 de junio de 2007

Si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto...

Por los muertos en las calles, por los muertos en los quirófanos abortistas y por la conversión de los homicidas.
Misa en la Pquia. Ntra. Sra. de Lourdes de Santa Fe.


l.- La violencia generalizada y la muerte del inocente.

El domingo pasado 17 de junio después del mediodía, caía muerto por las balas asesinas, cerca de su casa y a una cuadra de su pquia Ntra. Sra. de Lourdes, el padre ejemplar de 32 años, Mario Laracca.
Hace tiempo que la violencia hace de las suyas por el barrio Barranquitas de la ciudad de Santa Fe, aunque -cabe reconocerlo- no sólo en este lugar.
Los asaltos a confiados transeúntes se repiten sin descanso a toda hora, de día y de noche, con frío o calor.
Los niños y adolescentes de las escuelas de la zona son presa fácil de los delincuentes. Hasta la misma puerta de la Iglesia parroquial es a veces testigo del “apriete” que algunos -casi niños- con cuchillos, realizan sobre los catequizandos.

Lucrecia no podía creer que a las cinco y media de la mañana, el otro día nomás, algunos jóvenes llevaran impunemente sendas bolsas de consorcio cargadas de diversos artículos electrodomésticos fruto de ilícitos nocturnos…
Luisito no podía entender que en pleno día le robaran su celular… Después recordó idénticas situaciones vividas por Diego, Virginia, Juan y Yésica días antes apenas.
Julieta perdió de un plumazo los pocos víveres que su magro sueldo le había permitido adquirir en el super.

Ayer domingo por la noche desde la puerta de la parroquia veíamos asombrados la persecución policial a maleantes que a media cuadra de la parroquia hacían resonar sus armas y pensamos ¿qué pasaría si algún delincuente muriera en la refriega? Respondimos todos juntos con Gastón, Cecilia, Sebas y Jovito…”y… saldrán los de los derechos humanos hablando del gatillo fácil”…
Por eso, para evitar mayores problemas y con miedo, cada uno se dirigió a su domicilio “enjaulado” esperando que algún día se pueda volver a otros tiempos, muchas veces olvidados, en los que podíamos caminar tranquilos a toda hora.


2.-El asesinato de Mario.

Volvamos a este hecho doloroso. Con la muerte de Mario se destruyó una familia, y dejó este mundo un esposo, hijo, hermano y padre ejemplar. Querido por todos, afable y dispuesto a servir siempre a sus hermanos. Murió después de haber participado de la misa dominical.
Luego de la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, se aprestaba a compartir la mesa con los suyos en el día del padre.
El domingo diez de junio después de la misa vespertina, vino a pedirme le bendijera su auto comprado con esfuerzo y con el fruto de su trabajo. Charlé con él y su familia, siempre en un clima de alegría, con ese agrado que brota de los corazones nobles.
Pero ya ha muerto para este mundo y queda el consuelo de que goza para siempre de la amistad con Dios, su Creador.
Para su familia en medio del dolor, el ejemplo de un alma que sólo vivía para el bien de los demás.


3.- “Si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto…”

Hoy lunes visité a Mario mientras lo estaban velando. Toda la noche fue incesante el peregrinaje de los amigos, familiares y todos aquellos que lo habían conocido. El amor que había sembrado lo estaba cosechando con creces. Su rostro plácido develaba su interioridad.

Me dice una señora del barrio que lo vio nacer “Padre, Dios necesitaba un ángel…”
No es fácil rezar en estas circunstancias, máxime cuando alguien cercano me interroga esperando una respuesta: “¿Por qué?”

Comienzo mi oración proclamando el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan (11,21-28): “Marta dijo a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto”.
Parafraseando, cualquiera podría decir: “Señor si hubieras estado aquí, Mario no hubiera muerto”, y la queja tendría algo de verdad.
En efecto, si Cristo hubiera estado presente en el pensamiento y en la vida del asesino, éste nunca habría matado.

Pero es que lo hemos desalojado a Dios de en medio de la sociedad de tal modo que creyéndonos autosuficientes pensamos que no necesitamos de El.
Dios ya está ausente en muchos hogares, en el mundo de la educación, en la política, en los negocios, en la diversión.
El crucifijo ya molesta en muchos lugares públicos porque son tantos los crucificados por las injusticias…
Pero también, y corresponde decirlo, Cristo estaba presente en la persona de Mario asesinado. Cristo el inocente nuevamente sacrificado en la persona de una nueva víctima del pecado y de la violencia.
¡Qué difícil resulta someter el sentimiento de venganza ante la muerte injusta de un ser querido!

Decía el domingo en la homilía de la misa vespertina -y en referencia a esta muerte- que sin duda ante la misericordia del Señor ejercida sobre el rey David (2Samuel 12,7-10.13) y la mujer pecadora (Lc.7,36-8,3) nos preguntaríamos si Dios perdonaría al asesino… y la respuesta es afirmativa por cierto.
Si el pecador se arrepiente, si vuelve a Dios sinceramente y realiza el bien, sus pecados, sus muchos pecados serán perdonados.
La venganza no es de Dios sino de los seres débiles que creen poder así resarcirse del daño recibido.

En realidad nadie puede tomarse justicia por mano propia o creer vanamente que por nuestra personal iniciativa podremos arreglar las cosas desajustadas.


4.- El clamor de tantos muertos golpea al Cielo.


Muchos rostros angustiados, lágrimas copiosas surcando el dolor de la muerte, tentaciones a la justicia por mano propia, desesperanza ante una autoridad pública que con inercia ha dejado al pueblo sujeto al capricho de los mafiosos e imponiéndose poco a poco la ley del más fuerte.

En la Asamblea Arquidiocesana de la que participé posteriormente, en uno de los grupos de trabajo, entre otras cosas, hablando de esto y de otros temas, observé que unánimemente los presentes decían ante la anarquía política nacional y provincial: “¿a quién votamos?” Todos éramos conscientes que la cultura de la muerte de la que hablaba Juan Pablo II estaba presente con desparpajo y verdadero señorío entre nosotros.

¿Cómo le podremos hablar a un delincuente de la dignidad de la persona humana? Ciertamente nos mirará y dirá: La vida humana no vale nada toda vez que nuestros gobernantes propician los abortos, la eutanasia, la anticoncepción.

¡Qué nos quejamos de los criterios de los delincuentes callejeros, cuando en Rosario, -en nuestra provincia- se legalizó el aborto en el hospital Municipal!

La vida humana no vale nada toda vez que mueren tantos por desnutrición infantil, por falta de recursos que los dignifiquen como personas.
¿De qué dignidad humana me hablan cuando se fomenta la prostitución, la droga, el trabajo infantil, la venta de los recursos naturales al mejor postor?
Si los niños se educan con los juegos modernos donde se cuenta el número de muertos por doquier, ¿cuál será su futuro?
Si los adolescentes escueleros a una con sus padres toman por asalto instituciones educacionales, ¿no se están preparando para la impunidad y la violencia más descarada?
Si la familia se degrada, se disgrega y se convierte en cualquier cosa, ¿qué ámbito de formación personal tendrán las futuras generaciones?
No nos engañemos estamos en la antesala de la muerte anunciada de la sociedad toda.

Es el corazón del hombre el que debe cambiar, y pronto, si queremos mudar de aires las cosas antes de que sea demasiado tarde.


5.- La oración de los creyentes.

Nos dice Jesús “Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí aunque muera vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás.” (Juan 11, 25-27)”.

Confiados en esta promesa del Señor, el Movimiento Pro-Vida “Juan Pablo II” invita a todos los cristianos y personas de buena voluntad de la ciudad de Santa Fe a la Misa a celebrarse en la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes el sábado 30 de junio a la hora 19 para “orar por el eterno descanso de las víctimas de la violencia y de la inseguridad y por la conversión de los que promueven la cultura de la muerte”.

Sólo la gracia de lo Alto a la que debemos acompañar permanentemente trabajando siempre y sin descanso por la vigencia y respeto de la vida del hombre, podrá sacarnos de este estado de postración generalizada.


Padre Ricardo B. Mazza. Director del Movimiento Pro Vida “Juan Pablo II” de la ciudad de Santa Fe.
ribamazza@gmail.com

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