27 de julio de 2021

Jesús como alimento satisface y plenifica totalmente la inagotable hambre y sed que tiene el ser humano.

El domingo pasado siguiendo el evangelio de Jesucristo según San Marcos, habíamos reflexionado sobre el momento en que los apóstoles regresaban después de un periodo de tiempo evangelizando a la gente enviados por Jesús. Siguiendo el texto del domingo pasado, a continuación Jesús decide darles de comer a todos los que lo seguían, luego de enseñarles, ya que tuvo compasión de ellos al ver que eran como ovejas sin pastor.

La liturgia a partir de hoy, durante cinco domingos, suspende el relato de Marcos, para comenzar con San Juan en el capítulo seis, presentándonos  a Jesús como el pan de vida. Esto lo hace aprovechando la multiplicación de los panes y de los peces  que menciona  San Juan en un relato mucho más prolongado y descriptivo, en el que  Jesús se proclama como el pan vivo bajado del cielo y distinguirá  entre el pan que recibía el pueblo de Israel en su camino al desierto, que es un pan que perece, que no es para la vida eterna y el que va a ofrecer como alimento verdadero.
En la primera lectura de este domingo en el segundo libro de los Reyes (4, 42-44) se hace referencia a  uno de los tantos milagros que por la gracia de Dios hacía el profeta Eliseo, en este caso concreto el dar de comer a cien personas con unos pocos panes. Pero aquí el profeta realiza todo en el nombre de Dios. En el caso del Evangelio Jesús es el que se ofrece como alimento. El profeta Eliseo ofrece pan, Jesús se ofrece a sí mismo como el pan de vida a través de esta multiplicación de panes y de peces.
Es interesante ver, cómo en el relato, Jesús mismo es el que toma la iniciativa, quiere dar de comer a esta gente, porque no sólo tienen hambre del pan material después de haberlo seguido durante un tiempo más o menos largo, sino que penetrando en el corazón de cada uno, el Señor descubre que tienen hambre y sed de un alimento superior aunque de momento quizás no lo perciben.
Jesús entonces tantea a Felipe acerca de dónde comprar pan para tanta gente, el cual manifiesta la imposibilidad de hacerlo porque los fondos son insuficientes. A su vez, interviene Andrés diciendo acá hay un chico que tiene algunos panes y algunos pescados pero ¿qué es esto para tanta gente?, quedando en evidencia nuevamente la impotencia del hombre para solucionar  el hambre de cinco mil hombres más las mujeres y los niños. De este modo no solamente  queda patente la imposibilidad de dar de comer el pan material a todos los presentes, sino lo más importante, la dificultad  de proveer el pan para la vida eterna, que solamente Jesús puede hacer saciando el hambre.
El  texto bíblico destaca que todos quedaron satisfechos. O sea, la gente quedó colmada de alimento, signo manifestativo que se verá después, que Jesús  como alimento satisface y plenifica totalmente la inagotable hambre y sed que tiene el ser humano. Sabemos y vivimos como experiencia, que los bienes materiales que tanto nos atraen, nos dejan siempre insatisfechos. De allí que siempre se busca en la sociedad de consumo seducir al hombre  siempre con nuevas cosas porque el ser humano se cansa de los bienes que adquiere y por eso es necesario fomentar permanentemente nuevas necesidades, nuevas cosas. Le sucede al adulto lo mismo que al chico que recibe un juguete, juega durante un tiempo feliz y contento pero después ya no quiere saber nada, busca otro y así ocurre justamente con nosotros los seres humanos, nos cansamos.
Ya Santo Tomas de Aquino decía en la Suma Teológica y sigue diciendo, que esto sucede porque los bienes de este mundo no colman al hombre, lo dejan siempre insatisfecho, sólo Dios es el que colma y calma el corazón del hombre y Cristo entonces aquí se ofrece como el Pan de vida.
¿Y cuál es el objetivo que tiene el Señor con este signo? Que se de en la muchedumbre un acto de fe, que lo acepten como el Hijo de Dios hecho hombre. De allí que  la multiplicación de los panes en la teología de San Juan se llame signo. ¿Signo de qué? De la divinidad de Cristo. Imposible entrar de lleno en la vida de Cristo y vivir su vida si primero no se da este asentimiento de nuestra inteligencia mediante el imperio de la voluntad de que Jesús es el Hijo de Dios vivo.
Fíjense como concluye el texto de hoy, la gente al ver el signo que Jesús acababa de hacer dice “este es el profeta que verdaderamente debía venir al mundo” pensando en un Mesías político y social, que arreglaría sus problemas como lo hizo con el hambre, por lo que Jesús, a su vez, “sabiendo que querían apoderarse de Él para hacerlo rey se retiró otra vez solo a la montaña”. Él no quiere reinar en el corazón del ser humano por medio de un reino de este mundo, “mi reino no es de este mundo” nos dirá el Señor, sino reinar de otra manera, a través del proceso de la fe y del amor a Él.
Concluyo recordando que hoy se celebra  la primera Jornada Mundial de los Abuelos y Ancianos que estableció el papa francisco a partir de este año para el cuarto domingo de julio, coincidiendo  hoy con la víspera de la memoria de los santos Joaquín y Ana, padres de la Santísima Virgen María, abuelos por lo tanto de Jesús.
El papa insiste en su mensaje  en la necesidad que en la familia cada uno tenga un papel preponderante, los padres, los hijos, los hermanos, los abuelos, los ancianos, nadie sobra en el seno de la familia, cada uno es imprescindible. Pienso que puede ser útil tratar de poner en práctica lo que nos dice el apóstol San Pablo hoy en la segunda lectura (Ef. 4, 1-6), “los exhorto a comportarse de una manera digna de la vocación  que han recibido, con mucha humildad, mansedumbre y paciencia sopórtense mutuamente por amor, traten de conservar la unidad del espíritu mediante el vínculo de la paz”. Es importante esto de soportarse, saber ayudarse a llevar cada uno las propias cruces.
El papa Francisco en el mensaje para este día, habla de tres notas características que son la oración, la memoria y los sueños.
¿A que se refiere  con lo de los sueños? Que debe haber una unión tan grande entre los jóvenes y los adultos, que los ancianos tengan esperanza que los jóvenes llevarán a cabo los sueños incumplidos de sus vidas.  Que los jóvenes puedan llevar a cabo los sueños de los ancianos que no pudieron ver, que no pudieron alcanzar, o sea es un llamado en definitiva a la esperanza.  ¿Cuántas veces los adultos pensando en nuestra Patria decimos veremos algo diferente algún día? Los jóvenes son los que deben tomar la posta de los ancianos para poder realizar aquello que no vieron.
La memoria, a su vez, nos hace ver que el recuerdo de lo acontecido nos ayuda a evitar cometer los mismos errores. Santo Tomás cuando habla de la virtud de la prudencia refiere a la memoria como uno de sus aspectos fundamentales, porque  la memoria del pasado, se actualiza en el presente y proyecta para  el futuro sin equívocos.
El mismo Santo Tomas decía que por eso el anciano es más prudente que el jóven, porque tiene memoria, aprendió a no cometer los mismos errores. El joven como no ha tenido esa experiencia muchas veces quiere experimentar por sí mismo aquello en lo que otros han fracasado. O sea “yo quiero tener mi propia experiencia” y no, tenés que aprender de otro que anduvo por allí y le fue mal. El verdadero prudente y sabio es el que aprovecha de la experiencia de otros para no volver a cometer los mismos errores.
Y por último la oración, que es el motor  que sostiene la vida de la iglesia. El papa Francisco cita al papa emérito Benedicto, el cual decía que la oración de los ancianos y los adultos era lo que salvaba la humanidad y daba ese equilibrio  y tranquilidad a la humanidad.
Pidámosle al Señor que nos ayude a todos a vivir en esto que el mismo papa pide que vivamos, en la unidad de la familia y en el saber aprovechar las riquezas de cada uno.


Padre Ricardo B. Mazza. Cura párroco de la parroquia “San Juan Bautista”, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en el domingo XVII durante el año. Ciclo B. 25 de julio de 2021. ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com






19 de julio de 2021

“Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella porque era como ovejas sin pastor”

El domingo pasado habíamos meditado sobre el momento en el que Jesús envía a los doce apóstoles a anunciar la Buena Nueva con indicaciones bien precisas, diciéndoles en qué debe consistir su misión en medio de la gente.  El texto de hoy (Mc. 6, 30-34) refiere al retorno de los doce apóstoles. Se reúnen con Jesús para  narrar  cuál ha sido la experiencia que han tenido en la proclamación de la Palabra, en la curación de enfermos, en la expulsión de demonios del cuerpo de los posesos. Jesús no los felicita por su obra evangelizadora  sino que les dice “vengan ustedes solos a un lugar desierto para descansar un poco”. Al respecto, el texto de Marcos da como explicación que era tanta la gente que iba y venía que no tenían tiempo ni para comer porque tenían que dedicarse a toda esta gente.  Jesús, sin embargo, los invita al descanso con Él, por lo que  subidos a la barca se dirigen a la otra orilla. Con todo, la gente  se les adelanta y llegan antes que ellos.

Este descanso al cual Jesús invita a los que han ido a llevar su palabra no es un descanso meramente físico, psicológico, sino que es algo mucho más profundo, descansar en el encuentro con el Señor.. En esto nos deja una enseñanza muy hermosa, no solamente para el que va a predicar el Evangelio, para quien evangeliza que necesita retornar a la fuente de quien envía y descansar en contacto con Él, sino que es un mensaje también para toda nuestra vida.
En efecto, el ser humano debe descansar encontrándose con el Señor, porque muchas veces andamos como locos en la vida, no tenemos tiempo para nada, nos domina permanentemente el celular para ver qué noticia hay, qué novedad llega, tantas preocupaciones pueblan la cabeza que olvidamos el encuentro con el Señor y descansar. Esta es la única manera de salir del estrés, de la obsesión por estar encima de todas las cosas permanentemente. Necesitamos el encuentro quieto con el Señor, descansar en su Presencia. Y esto hace que tengamos en cuenta qué es lo más importante en nuestra vida. Porque si no descansamos en el Señor, si no llegamos a cierta intimidad con Él, imposible recobrar fuerzas para cumplir las tareas que tenemos todos los días. Si Él nos dice “vengan a descansar un poco” nos señala la necesidad de reposar en su Presencia, ya que es el descanso apto para poner en orden la existencia cotidiana.
Pero sigamos con el recorrido del Señor y los apóstoles. Dice el texto: “al desembarcar Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella porque era como ovejas sin pastor” de modo que acá presenta Marcos a Jesús como el Buen Pastor, como lo hemos recordado en el canto interleccional. ¿Y cómo conectamos esta enseñanza con lo que afirma el profeta Jeremías (23, 1-6)?
El profeta, dirigiéndose a los reyes de Judá les dice “Ay de los pastores que pierden y dispersan el rebaño de mi pastizal”, continuando así con el mensaje del domingo pasado cuando el profeta Amos fustigaba duramente a Jeroboam rey de Israel. Ahora es Jeremías quien les habla a los reyes de Judá, porque son pastores que dispersan al rebaño.
No olvidemos que este término “pastor” no solamente está designando a la figura religiosa, sino también a la figura política, al rey, al que conduce el país, que como pastor, a ejemplo del Buen Pastor debe conducir al pueblo a los pastos. ¿A qué pastos? en el orden político, a los pastos de la vida cotidiana, el tener cómo subsistir en esta vida, y al pastor religioso para que conduzca a los pastos eternos, al encuentro con Dios. ¿Y de dónde sale ese pastor? Jeremías se está dirigiendo entonces a los reyes de Judá, porque es de la descendencia de David de donde surgirá el Mesías, el cual reunidos todos como único pueblo,“reinará como rey y será prudente, practicará la justicia y el derecho en el país” y será llamado  “el Señor es nuestra justicia”.
San Pablo en la segunda lectura (Ef. 2, 13-18) habla también de este hecho de un solo pueblo y se refiere a los paganos y a los judíos. Nuevamente la figura del Buen Pastor que reúne a toda la humanidad en un solo rebaño que se debe dejar guiar por el único pastor que es Cristo.
Pero volviendo al texto del Evangelio, “eran como ovejas sin pastor” ¿Cuántas veces hoy en día las ovejas están sin pastor? No solamente en el orden político y social, también en el ámbito religioso, ya que  falta darle a las ovejas el alimento que necesitan.
¿Cuál es ese alimento? Deteniéndonos en lo religioso Jesús enseña largo rato a la muchedumbre no a pavear en esta vida, a prestarle atención a lo que no interesa, sino les enseña el modo cómo llegar al Padre y cómo vivir santamente, y así Jesús proclama las bienaventuranzas y  enseña que es necesario seguirlo para que Él nos guíe al encuentro del Padre.
Y esa es la forma de tener entrañas de misericordia para con la gente, ya que “se compadeció de ella”.
En este sentido y siguiendo con la imagen de cómo se compadece Jesús de la gente, me apena ver cómo el mundo católico no pocas veces está confundido, donde el Evangelio se diluye y los criterios que se siguen  no son precisamente los del Evangelio, sino los del mundo oriental, el Reiki y otras formas que  no llevan a la verdad total que es Jesucristo. Impera más la cultura de nuestro tiempo, donde todo cambia, todo es relativo, depende como se mire, depende como cada uno interprete las cosas, y así no encontramos el rumbo de la verdad, ese rumbo que es Jesús camino y nos lleva a la Vida.
Es cierto que muchas ovejas  no tienen pastor porque no quieren que nadie los pastoree, “yo me pastoreo a mí mismo”, pero es cierto que también hay mucha, como decía, confusión, no hay ideas claras, por eso la necesidad de enseñar largo rato, y estar dispuestos a dejarnos enseñar y a buscar la verdad. Acontece a veces que escuchamos cosas que no gustan, por más que vengan del Evangelio, y hacemos caso omiso, por eso la necesidad de la docilidad y estar como la muchedumbre, ávidos por escuchar a Jesús.
Con todo,  hay un segundo elemento. El texto de Marcos continúa  después con la multiplicación de los panes, con la que Jesús alimenta  a la muchedumbre. De este modo se inicia la enseñanza de Jesús presentándose como Pan de Vida, para lo cual se proclamará el largo discurso sobre el tema en el capítulo 6 de san Juan. Allí se devela y descubre lo que significa Jesús como pan de Vida. Por lo tanto,  Jesús no sólo enseña porque quiere transmitir la verdad sino que quiere alimentar a su pueblo, con el Pan de Vida que es Él mismo.
Pero no tendremos apuro por alimentarnos con el Pan de Vida, si antes no asimilamos quién es Cristo y no creemos que es lo más importante de nuestra vida.
El tercer paso  será el comprender cómo el alimentarse con Cristo lleva a la solidaridad para con la muchedumbre hambrienta del pan material. De allí que Jesús diga a los apóstoles “denles de comer ustedes mismos” (Mc. 6, 37) es decir,  poner todo lo que uno pueda de disponibilidad para ayudar a sus hermanos.
Hermanos: Pidámosle a Cristo entonces, que como buen Pastor nos guíe a los pastos eternos, e ilumine a todos los pastores en los diferentes ámbitos de la vida, para tener presente lo que se aplica a todos, el que “se compadeció de ellos”. Compadecerse de las necesidades de los demás, de la ignorancia, del pecado, para que todos seamos llevados al Señor que a su vez guía al Padre.

Padre Ricardo B. Mazza. Cura párroco de la parroquia “San Juan Bautista”, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en el domingo XVI del tiempo ordinario, ciclo “B”. 18 de julio de 2021 ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com




13 de julio de 2021

Enviados los apóstoles para dar testimonio de Jesús e invitar a la unión con Él, y despojados de todo, es la gracia divina su único apoyo.

Hemos escuchado recién la profecía de Amós (7,12-15),  profeta que se caracterizó por denunciar las injusticias sociales en el reino del Norte, el reino de Israel.  Él no es hijo de profetas, no tiene vocación de profeta, sin embargo, Dios lo elige para que se dirija al santuario cismático de Betel, del reino de Israel, y predique contra las injusticias que se cometían allí bajo el rey Jeroboam, en que los poderosos se enriquecían a costa del empobrecimiento del pueblo. Pero he aquí que Amasías sacerdote, lo expulsa conminándolo a refugiarse en el reino de Judá y cumplir con su misión profética.  Sin embargo, Amós reconoce que Dios lo envió al reino de Israel y que su misión es dar a conocer su Palabra, recriminando duramente por lo que estaba sucediendo y anunciando la caída de Israel como después sucederá, ya que no escuchan a Dios y no se convierten.

De manera que otra vez surge esta figura del profeta que sufre persecución, que lleva una pesada carga sobre sus hombros que es la misión que Dios le ha encomendado, pero que cumple  con lo que se le ha encargado confiando en la fuerza del Espíritu.
Si tomamos  la carta de San Pablo a los cristianos de Éfeso (1, 3-14) en la segunda lectura, caemos en la cuenta que en el Nuevo Testamento, se anuncia que hemos sido alcanzados por un sinnúmero de bienes espirituales a través de Cristo Nuestro Señor, que es el Hijo de Dios hecho hombre, que ha venido para guiar y  conducir al ser humano a la Patria Celestial. Y esto porque como hijos adoptivos del Creador  somos herederos de su misma vida y para ello hemos sido elegidos desde antes de la creación del mundo. ¿Y cuál es la misión de Jesús? Lo recuerda el mismo apóstol diciendo que “conforme al designio misericordioso del Padre, todo debe reunirse bajo Cristo que es la cabeza de la Iglesia, que es la cabeza de todo lo creado” por eso para que esto pudiera suceder, para que se lo reconociera a Jesús como el Hijo de Dios hecho hombre, era necesario escuchar su palabra.
El domingo pasado reflexionamos acerca de cómo en Nazaret Cristo no tuvo éxito, podríamos decir así, se lo pone en duda. Dice la gente: ¿Quién es este? ¿Qué viene a predicarnos de estas cosas? ¿De dónde viene el poder que tiene?, surgiendo aquello de que nadie es profeta en su tierra y en medio de sus parientes y allegados.
En cambio en el texto de este domingo (Mc. 6,7-13) Jesús llama a doce hombres para que lo acompañen en esta misión de proclamar el reino. Son los discípulos que fueron aprendiendo en el trato con Jesús, descubriendo cuál es la misión que les cabía. y ahora después de este discipulado en el que se han ido formando, son enviados a  la misión, es decir llevar al mundo las enseñanzas del Señor Jesús.
Los envía de dos en dos, para que su testimonio sea más efectivo y les pone como condición estar despojados de todo amparo material porque su único y verdadero apoyo es justamente la gracia de Dios. Contemplamos así cómo los discípulos comienzan a predicar y la nota característica será convocar a la conversión ya que es imposible estar unidos a Cristo, reconocerlo como el enviado del Padre si antes no se da la conversión del corazón a través del asentimiento de la fe. La fe es de vital importancia para poder dar ese paso de la conversión e ir tras Jesús nuestro Señor.
Ahora bien, ¿en que nos debe interpelar la palabra de Dios a nosotros? En que tenemos que ser también discípulos y misioneros de Jesús, siendo el bautismo precisamente el que no solamente nos ha convertido en hijos de Dios, sino también en discípulos del Señor y por lo tanto también llamados a la misión.
¿Y cómo hacemos el discipulado? Estando cerca de Jesús, conociendo su enseñanza. Pero así y todo eso no basta, vivimos momentos muy difíciles en el mundo, ya que han entrado en crisis los valores, y ya todo da lo mismo, y el relativismo moral está al orden del día, y es un tiempo en que las ideologías, fundadas en la ficción y no en la verdad se van imponiendo cada vez más en la cultura de hoy.         De allí la necesidad de formarnos porque cuando nos encontramos sin formación, con alguien que defiende la nefasta ideología de género, por ejemplo, no sabemos qué decirle.
El otro día expulsaron de su cátedra y condenaron en España a un profesor de biología porque enseñó que hay dos sexos, masculino y femenino, por lo tanto no ha dicho nada nuevo, pero fue cuestionado y apartado de su cátedra. Enseñaba  la verdad, pero la locura de la ideología de género dice que eso es una construcción cultural y que no hay que fundarse en la biología que distingue al varón de la mujer, sino que imponen solamente lo que persona siente o percibe.      O sea, a qué grado de locura hemos llegado que se defiende el error como si fuera verdad, de allí  que sea importante que el creyente se forme bien.
Por otra parte no olvidemos también que en no pocas universidades se lavan los cerebros de los alumnos, se los confunde con propaganda contraria a la Iglesia, mostrándola con una mirada sesgada de lo que fue su actividad, por ejemplo, en la evangelización de América. Las “leyendas negras” están al orden del día, los jóvenes  se han quedado con eso y como no hay ningún interés en aprender, en escuchar otra campana y de percibir otras enseñanzas, permanece en el imaginario colectivo lo que más o menos se escucha por ahí. Por eso es importante ser discípulo del Señor, no solamente seguirlo a Él en su persona, en la enseñanza del Evangelio, sino ir teniendo también una sólida formación, obteniendo respuesta a los interrogantes del mundo de hoy.
Comenzar por lo básico, estudiando el catecismo de la Iglesia Católica, no aceptar cualquier cosa, ya que no pocos católicos, o que se dicen católicos, tienen cada idea opuesta a la enseñanza de la Iglesia que el problema del descreimiento se agudiza cada vez más. ¿Qué hacemos frente a esto? El viernes a la noche en una charla virtual que tuve con personas de otra parroquia donde yo estuve, y que querían escuchar sobre diversos temas sobre la enseñanza de la iglesia, preguntaban qué hacer concretamente ante los interrogantes que plantean los hijos en la familia. Ellos estaban abrumados porque a pesar de tener buenas intenciones y deseaban transmitir la fe no pocas veces se cansaban o no sabían cómo dar testimonio. ¿Qué hacemos? –preguntaban. Hay que insistir, hay que hacer como el profeta Amós, yo voy al reino de Israel y daré a conocer el mensaje del Señor. O lo del profeta Ezequiel “sea que te escuchen, o que no te escuchen, sabrán que hay un profeta en medio de ellos”.
O sea, el cristiano, como los doce apóstoles, debe estar fundado en Cristo nuestro Señor, iluminado y guiado por el Espíritu, y entonces bien formados intelectualmente transmitir la verdad del Evangelio que no se queda únicamente con el texto literal sino con el Evangelio que debe iluminar la vida humana, en todos sus ámbitos, en todos sus aspectos, y saber entonces que Cristo está con nosotros y no tener miedo de predicar en medio del desierto como lo hizo san Juan Bautista que predicó y llamó a la conversión de una vida nueva. Pidámosle al Señor entonces que nos ilumine y que nos de la fuerza necesaria para descubrir qué quiere de nosotros en estos momentos tan difíciles que estamos viviendo en el mundo para que el mensaje sea creíble.


Padre Ricardo B. Mazza. Cura párroco de la parroquia “San Juan Bautista”, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en el domingo XV durante el año. Ciclo B. 11 de julio de 2021. ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com




5 de julio de 2021

"Sea que te escuchen, o sea que se nieguen a hacerlo porque son un pueblo rebelde, sabrán que hay un profeta en medio de ellos”.

Los textos bíblicos que la liturgia de este domingo propone, tienen idénticos ejes temáticos. Por un lado la figura del profeta que es enviado a pesar de su debilidad y que es fuerte con la gracia de Dios; a su vez, éste debe interpelar a  incrédulos o que han abandonado a Dios,  y por último, la necesidad de seguir predicando y enseñando a pesar del mismo profeta y de la falta de fe de los oyentes.

Si tomamos la profecía de Ezequiel (2,2-5), conocemos que su vocación profética comienza cuando un espíritu entra en el elegido diciéndole: “Hijo de hombre Yo te envío a los israelitas, a un pueblo de rebeldes que se han rebelado contra mí”. Le señala que como hijo de hombre proviene de Adán, de la adamaja, de la tierra, de la debilidad. Pero, a pesar de eso, el espíritu lo hace poner de pie y le da el mandato de transmitir al pueblo de Israel su palabra, a ese pueblo rebelde contra Dios, obstinado,  caprichoso, que se desliza fácilmente de la fidelidad a la rebeldía. El profeta mirándose a sí mismo se siente inútil, pero a pesar de esa debilidad y esa inutilidad, recibe la fuerza de lo alto.
El texto culmina con una frase muy sugestiva: “sea que te escuchen, o sea que se nieguen a hacerlo porque son un pueblo rebelde, sabrán que hay un profeta en medio de ellos”. Esta afirmación es muy bella, ya que nos mueve a ser fieles a nuestra misión profética en el mundo transmitiendo la verdad y realizando el bien, sin que nos importe si  se considera o no lo que hacemos y decimos.
En efecto, a veces nos desanimamos pensando “ya no sé qué decir en mi familia, en mi círculo de amigos, en el trabajo, porque la fe es contrariada y perseguida”. Sin embargo, no hay que perder esa fuerza que recibimos del Señor desde lo alto y saber que en nuestra debilidad se manifiesta la fuerza de Dios como lo recuerda hoy San Pablo “cuando soy débil entonces soy fuerte” (2 Cor. 12,7-10). Porque cuando el hombre se mira a sí mismo  piensa que nada puede hacer, pero si contempla a Aquél en el que se apoya, surge la confianza en la misión.
Si tomamos  la figura de San Pablo en la segunda lectura de hoy, el apóstol se siente también débil, porque tiene “una espina clavada en mi carne, un ángel de Satanás que me hiere”. Afirmación ésta que ha sido inexplicable para los estudiosos de la Biblia, porque no se conoce cuál es esa espina clavada, cuál la herida que Satanás le produce y no le permite envanecerse de su misión y predicación. Le pide al Señor tres veces que lo libre y éste le responde: “te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad”.
Nuevamente el poder de Dios, la fuerza de Dios que triunfa en la debilidad del hombre y a través de la debilidad del hombre llega a los demás. San Pablo también reconoce que justamente a través de su debilidad ha tenido que sufrir persecuciones o oprobios, privaciones, etc. Pero él sigue adelante porque la fuerza de Dios lo  conduce.
¡Qué hermosa enseñanza para nuestra vida, no solamente para dar testimonio de Cristo, de transmitir la verdad, sino en todos los órdenes de la vida! ¡Cuántas veces nos agobia la debilidad o incapacidad para cumplir lo que el Señor encomienda a cada cristiano en esta vida, en la familia, entre los amigos, en la vida política, social o religiosa! Y el Señor nos dice, no pierdas la esperanza de seguir trabajando, confía en Mí ya que soy tu fuerza.
Y en el texto del Evangelio (Mc. 6, 1-6ª) nos encontramos con Jesús, que también aparece bajo ese aspecto de debilidad. ¿En qué sentido? En que lo miran todos de una manera extraña ahí en Nazaret, en la sinagoga. ¿Este no es el hijo del carpintero? ¿No es el hijo de María? ¿No lo conocemos todos? ¿De dónde saca la sabiduría con la que habla? ¿Por qué hace esos grandes milagros? ¿Quién le ha dado poder? Desconfían de Él, en el fondo directamente no creen y enumeran a toda la parentela de Jesús, acá el texto habla de los hermanos y las hermanas de Jesús. (Ustedes saben que esto siempre ha sido un foco de discusión entre los hermanos separados que dicen que la Virgen tuvo otros hijos mientras la iglesia enseña que se designa a los parientes. No quiero alargarme en esto, busquen en el catecismo de la Iglesia Católica en el número 500, allí tienen la explicación correcta).
Y Jesús reconoce que un profeta es despreciado solamente en su tierra y de hecho lo repetimos en la vida diaria: “nadie es profeta en su tierra” es decir, porque cada uno es conocido con sus debilidades, con su manera de ser etc., y la gente cree que ya conoce todo de esa persona. Lo mismo sucedía con Jesús, creían que lo conocían pero sólo lo  reconocían como hijo del pueblo, pero no lo conocían como Hijo de Dios hecho hombre. Esto hace que Jesús se asombre por la falta de fe de los de su pueblo y no pueda hacer milagros, salvo algunas curaciones de algunas pocas personas que si creían en Él.
Esto confirma el hecho que si no hay aceptación de la divinidad de Jesús, no puede hacer absolutamente nada a favor nuestro, porque es la fe lo que motiva su obrar milagroso concreto. Por eso es muy importante trabajar para acrecentar la fe en Cristo Jesús.

A veces desconsuela percibir la aparente ausencia de Dios en la vida cotidiana, porque rezamos y chocamos con el silencio divino, pero lo que acontece  con frecuencia es que alguna persona está olvidada totalmente de Dios y, de repente ante un problema, una enfermedad, una muerte, lo que sea, recurre a Dios. Esta actitud, ¿es por fe o por las dudas? Si no ha vivido en la fe, en la aceptación de Jesús como Hijo de Dios, no puede aparecer de golpe la fe,  más aún, quizás ve la oración como algo mágico, pero no  acepta a Jesús.
Queridos hermanos: sigamos creciendo en el seguimiento de Cristo, en la aceptación de Él como el Hijo de Dios y en medio de este mundo proclamemos las maravillas de Dios, defendamos la verdad, demos a conocer los principios, sabiendo que en la debilidad  del creyente se manifiesta la fuerza de Dios.


Padre Ricardo B. Mazza. Cura párroco de la parroquia “San Juan Bautista”, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en el domingo XIV durante el año. Ciclo B. 04 de julio de 2021. ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com