La idea central de los textos bíblicos de este domingo apunta a manifestar la santidad de Dios, y la relación que tiene esta con la santidad a la cual está llamado el bautizado.
El texto del libro del Levítico que proclamamos (19,1-2.17-18) forma parte de lo que se llama la Ley de Santidad (caps. 17 a 26) que refiere a la santidad de Dios, único, distante de lo profano y de lo vulgar, el Todopoderoso, el único Santo por excelencia, aquel cuya santidad trasciende todo lo creado que por causa del pecado original ha quedado manchado y alejado del Creador.