28 de febrero de 2007

Carta a Nicolás Maquiavelo (II)

¿Puede un príncipe o gobernante ser perverso?
En realidad la pregunta está mal planteada. De hecho hubo muchos príncipes o gobernantes que siguieron tus consejos para gobernar, de modo que pudieron ser malos en el arte de gobernar.


Nicolás:

Disculpá que no te haya escrito enseguida viendo tu interés en continuar este intercambio epistolar pero vos sabés que el cúmulo de actividades de nuestra época no siempre permite continuar con este diálogo virtual.

Te preguntarás qué es "diálogo virtual". No sé si me entenderás, pero en nuestra época es bastante común el "chateo". Ya sé, tampoco sabes qué es el chateo.

Para hacerlo fácil, el "chateo" es el intercambio epistolar "virtual" (virtual porque no es en "presencia de") entre dos o más personas. …Seguís sin entender… A ver…

Antes dos personas se comunicaban por ejemplo a través de cartas. Uno escribía y otro respondía. Mientras tanto pasaba cierto tiempo. Ahora es más fácil, podés hacer eso entre dos o más personas, pero por el medio "etéreo" del "Chat". Ya sé que estás pensando que eso es formidable!

No te engañés, el sistema permite que puedan intercambiar personas que no se conocen y que por lo tanto no se comprometan por lo que escriben. Y si se conocen, se corre el riesgo de dedicarle a esto horas y horas de tiempo… sin que se dé el vital intercambio rostro a rostro, donde las personas se miran, se comprenden y se conocen más y más.

Pero en fin, dejo la digresión y paso el tema por el que te escribo.

Te cuento que mi primera carta provocó bastante revuelo, ya que recibí varios correos electrónicos (especie de misivas que son trasportadas por el espacio y llegan al instante al destinatario) en los que se me hacían sugerencias para seguir el tema presentado. Por eso me tenés otra vez aquí, además porque sé que querías más información del futuro que no habías vivido.

Para hacerlo más sencillo lo haré en forma de preguntas y respuestas para facilitar la intelección tuya y de aquellos que puedan interceptar el correo. ¿Interceptar? Así es, hoy como en tu época hay gente que intercepta los escritos… de modo que hay que aprovechar ese hecho para que ya que leen lo ajeno… por lo menos se desburren… ¿no te parece genial?

El efecto de este espionaje es que la gente escribe cualquier cosa para confundir a las "servilletas". Seguí sin entender, no importa.

En fin, vamos al grano. Me preguntan:

¿Puede un príncipe o gobernante ser perverso?

En realidad la pregunta está mal planteada. De hecho hubo muchos príncipes o gobernantes que siguieron tus consejos para gobernar, de modo que pudieron ser malos en el arte de gobernar.

Más bien habría que preguntarse sobre si el que gobierna debe ser perverso. En este sentido lógicamente tengo que decir que la maldad no es exigencia para gobernar bien, mal que te pese a vos, Nicolás.

Más aún, como expreso más adelante los gobernantes adornados de virtudes son los que mejor gobiernan a sus súbditos, según aquello de que el obrar sigue al ser. O para decirlo bíblicamente, no se recogen frutos buenos de árboles malos.

Y esto es así porque el virtuoso se preocupa no por acumular poder cueste lo que cueste, ni en enriquecerse usando los recursos con los que cuenta a costilla de aquellos a quienes debe servir, sino que su verdadero poder consiste en orientar su vida al servicio de la grandeza de sus gobernados.

Pero continuemos con los príncipes o gobernantes que eligieron utilizar su poder no tan santamente.

Si se trata de un príncipe o gobernante por herencia, la historia nos habla de muchos ejemplares que lo fueron sin culpa de los gobernados.

Si es por elección no es sorprendente en nuestra época ya que la mayoría de los electores se manejan muchas veces no tanto por principios sino por el bolsillo, y fácilmente dejan halagar sus oídos con falsas promesas…

Entre los gobernantes por sucesión tenemos un claro ejemplo en uno que fue contemporáneo tuyo. Me refiero a Enrique VIII, rey de Inglaterra (1509-1547).

Su figura descuella entre los príncipes con las "cualidades" que vos describís en "El Príncipe", editado por primera vez en Roma en 1532, cinco años después de tu muerte.

Enrique VIII por lo tanto conocía tu obra cuando mandó decapitar a Santo Tomás Moro en 1535.

Es cierto que el rey no necesitó tu enseñanza para ser lo que fue y obrar como obró.

Eliminaba todo lo que se oponía a sus deseos, sean personas o situaciones. Apeló a la mentira, al crimen, al disimulo y a premiar con efímeras dádivas a sus seguidores más fieles.

En realidad su actuar tan criminal –pienso yo- fue el resultado de su gran inseguridad causada por el temor a perder el trono, -miedo que siempre lo cercó-, por su no tan clara legitimidad política atento a la "presunta" bastardía de su madre Isabel, hija de Eduardo IV, de la Casa de York, y de su padre que provenía “aguadamente" de la Casa de Lancaster. (1)

Como te darás cuenta la inseguridad siempre culmina con la tentación de la crueldad como forma "admitida" para mantener el poder, cueste lo que cueste, por cualquier gobernante.

Este “complejo" de Enrique VIII es posible lo haya llevado a decidir en un primer momento ser sucedido por sus hijos "ilegítimos" los futuros Eduardo VI (hijo de Juana Seymur) e Isabel I (hija de Ana Bolena), y excluir, -aunque más tarde la haya reconocido- a la hija proveniente del matrimonio legítimo con Catalina de Aragón, la que fuera María I.

Enrique fue un gran caprichoso, de tal manera que todos debían aceptar sus berrinches, hasta llegar a autoerigirse en jefe de la Iglesia Católica para poder "tranquilizar" su "atormentada" conciencia.

No fue el único entre los gobernantes que en su época y en tiempos posteriores, incluso en la actualidad, han pretendido manejar la Iglesia. Un antecedente desgraciado fue el de Enrique II que mandó a matar al arzobispo de Cantorbery, Santo Tomás Becket, por no sujetarse a sus deseos y defender los derechos de la Iglesia al oponerse a la pretensión del rey de crear una especie de Iglesia Nacional sin llegar a una ruptura con Roma

Enrique VIII cuando creó la "Nueva Iglesia", rompiendo con Roma, consiguió la adhesión de muchos obispos, sacerdotes y laicos católicos, que prefirieron conservar sus cargos y posesiones antes que perder la cabeza como sucediera al Santo Obispo Tomás Fisher, muerto ya Cardenal, y a Santo Tomás Moro martirizados por su fidelidad a la Iglesia.

También en nuestra época, no pocos clérigos prefieren dejarse seducir por los halagos del poder político acompañando ideológicamente posturas extrañas al sentir de la Iglesia en lo dogmático, y en la enseñanza moral y social de la misma.

Hoy se los denomina como los "cooptados" por el poder político.

Entre los gobernantes "maquiavélicos" –por llamarlos de alguna manera- ya sea por elección o como resultado de un "golpe de estado" o "revolucionario" existen también hoy no pocos ejemplos. Basta con leer la historia no tan lejana a nosotros para encontrarnos con Hitler, los revolucionarios rusos y otros que todavía rigen estados particulares en nuestro mundo.

No quiero aburrirte con esta cuestión y por ello paso a otra pregunta.

¿Si existe un príncipe o gobernante virtuoso? O mejor dicho ¿se puede ser virtuoso como gobernante?

La respuesta como es de esperar es afirmativa. No sólo es posible ser santo en el ejercicio del poder político, sino que es una realidad detectable en la misma historia humana.

Han sido varios los laicos declarados santos por la Iglesia habiendo ejercido su misión de gobernante de un estado particular.

Para citar sólo uno, y muy importante, pienso en la figura de San Luis IX (1214-1270) rey de Francia, hijo de Luis VIII y Blanca de Castilla (nieta de Enrique II de Inglaterra). Se destacó por su amor a la Santa Iglesia Católica a quien defendió constantemente, y motivado por su amor a la defensa del Santo Sepulcro de los embates musulmanes encabezó dos cruzadas, muriendo en el transcurso de la segunda. Combatió la usura, favoreció a los pobres y procuró siempre la justicia entre sus súbditos. Era proverbial en él el espíritu de penitencia y de oración. Padre ejemplar de once hijos a quienes procuró formar en el ejercicio de las virtudes. Para él -como en una oportunidad dijo a su propia esposa-, en primer lugar estaba Dios y su Iglesia, luego la Patria a la que procuró defender y engrandecer y por último la familia.

En él quedó patente la influencia positiva de su cristianísima madre que siempre le transmitió el odio al pecado y el amor a la virtud. Se destaca en él las dotes de gobernante que supo limitar el poder de los poderosos de su reino a favor de la Patria y de los necesitados.

Como corolario y signo de su fecunda vida, se señalan las palabras de su "Testamento espiritual a su hijo" (Acta Sanctorum Augusti 5 [1868]1, 546):

"Hijo amadísimo, lo primero que quiero enseñarte es que ames al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con todas tus fuerzas; sin ello no hay salvación posible. Hijo, debes guardarte de todo aquello que sabes que desagrada a Dios, esto es, de todo pecado mortal, de tal manera que has de estar dispuesto a sufrir toda clase de martirios antes que cometer un pecado mortal. Además, si el Señor permite que te aflija alguna tribulación, debes soportarla generosamente y con acción de gracias, pensando que es para tu bien y que es posible que la hayas merecido. Y, si el Señor te concede prosperidad, debes darle gracias con humildad y vigilar que no sea en detrimento tuyo, por vanagloria o por cualquier otro motivo, porque los dones de Dios no han de ser causa de que le ofendas. Asiste, de buena gana y con devoción, al culto divino, mientras estés en el templo, guarda recogida la mirada y no hables sin necesidad, sino ruega devotamente al Señor con oración vocal o mental. Ten piedad para con los pobres, desgraciados y afligidos, y ayúdalos y consuélalos según tus posibilidades. Da gracias a Dios por todos sus beneficios, y así te harás digno de recibir otros mayores. Obra con toda rectitud y justicia, sin desviarte a la derecha ni a la izquierda; ponte siempre más del lado del pobre que del rico, hasta que averigües de qué lado está razón. Pon la mayor diligencia en que todos tus súbditos vivan en paz y con justicia, sobre todo las personas eclesiásticas y religiosas. Sé devoto y obediente a nuestra madre, la Iglesia romana, y al sumo pontífice, nuestro padre espiritual. Esfuérzate en alejar de tu territorio toda clase de pecado, principalmente la blasfemia y la herejía. Hijo amadísimo, llegado al final, te doy toda la bendición que un padre amante puede dar a su hijo; que la Santísima Trinidad y todos los santos te guarden de todo mal. Y que el Señor te dé la gracia de cumplir su voluntad, de tal manera que reciba de ti servicio y honor, y así, después de esta vida, los dos lleguemos a verlo, amarlo y alabarlo sin fin. Amén."

Patente es a todo hombre que lea atentamente este testamento su preocupación por el establecimiento de una verdadera justicia social donde se destaca como misión principal del gobernante la felicidad de su pueblo, estableciendo las bases para la vigencia del bien común, esto es el crear aquellos ámbitos que permitan el desarrollo integral de la persona humana.

Y así llego, Nicolás, a la tercera pregunta ¿puede un súbdito o ciudadano colaborar con un príncipe o gobernante perverso?

Pero, dejo la respuesta para la tercera carta, sonó el timbre del microondas, el pollo está listo. ¿Que no sabes que es el microondas?
Te lo explico después.

(*) P. Ricardo B. Mazza, Párroco de Ntra. Sra. de Lourdes - Santa Fe, Director del Centro de Estudios PyS "Santo Tomás Moro".
Visite su blog personal haciendo click en el banner que figura en esta página.

ribamazza@gmail.com

(1) este tema es merecedor de otra nota que espero poder escribir.

22 de febrero de 2007

El escándalo en la carta de Mons Baseotto (viernes 19 de marzo de 2005)

El gobierno nacional y la prensa obsecuente o poco informada cambiaron con malicia el sentido de la carta del Obispo Castrense al Ministro de Salud de la Nación. Esta nota es una aclaración imprescindible para comprender la magnitud de la infame y tendenciosa trampa desinformativa.

Baseotto y la libertad de la Iglesia para enseñar la Verdad.
La Nación argentina sigue atónita la controversia Estado e Iglesia.


Ayer, viernes 18 de marzo de 2005, el gobierno anunciaba con bombos y platillos que el Sr Presidente había decidido quitar el acuerdo a la designación del Obispo Castrense, realizada durante el interregno duhaldista.

El jefe de gabinete con el rostro imperturbable ,-ni la vergüenza lo conmueve- graficaba que el gobierno no podía ser ajeno a la defensa de los derechos humanos conculcados, -según la visión periodística repetida constantemente-, al desearle al ministro de "salud" que fuera echado al mar, como los viejos tiempos del gobierno militar.

Es evidente que la reinterpretación que se le hace a la carta de Mons. Baseotto tiene como intención clara confundir al pueblo, persistir en el odio fomentado a las fuerzas armadas, y pretender unir a la Iglesia y militares en un único frente a destruir.

Sólo la mala fe, o la ignorancia culpable pueden dar origen a tantos disparates.

El gobierno en éste tema no soportó que se le señalara su aviesa intención a favor de la cultura de la muerte, y en lugar de responder con argumentos de peso, como todo ser racional, prefirió,-como suele suceder en los que no tienen la verdad-, inventar una salida perversa: destruir con la calumnia al enemigo.

Los derechos humanos "atacados", según lo predicado desde el púlpito estatal, no son los de los niños abortados, ni los de una sociedad cada vez más disgregada en la miseria, ni los de los que no tienen trabajo o vivienda digna, sino el sexo seguro, la proliferación de la mentalidad hedonista que busca el placer por el placer mismo, el aborto garantizado desde los hospitales públicos, el negocio de los anticonceptivos, los planes económicos impuestos por los que quieren nuestra miseria moral y material como camino para el sometimiento total y la esterilización los pobres.

Mons. Baseotto, citando a Cristo, apuntaba al pecado de escándalo, contrario directamente al amor para con el prójimo.

En efecto, el amor al prójimo supone desear y buscar el bien del otro. El bien del otro se da cuando vive en la verdad, en la justicia y va progresando paulatinamente en la adquisición de valores que lo hagan crecer como persona.

El escándalo, que significa literalmente" piedra de tropiezo", es la acción, palabra o gesto que busca directamente dañar moralmente al otro, inducirlo a realizar el mal (escándalo directo), o bien aunque no se tenga esa intención, mi obrar o no, mi palabra o gesto, es ocasión para que otro haga el mal (escándalo indirecto). Y así:
Si alguien enseña e induce a otro a robar, es un escandaloso,
Si alguien enseña e induce a otro a no trabajar, y que es mejor vivir de la dádiva, es un escandaloso,
Si alguien enseña e induce a otro a servirse de la función pública para enriquecerse o hacer negocios, es un escandaloso,
Si alguien enseña e induce a una mujer embarazada que se deshaga de su hijo, que es dueña de su cuerpo, que puede hacer lo que quiera con él, es un escandaloso,
Si alguien enseña e induce a otro a vivir de la violencia porque así se consiguen las cosas, es un escandaloso,
Si alguien enseña e induce a niños y jóvenes a banalizar el sexo, y que sólo importa el placer sin amor y sin responsabilidad futura, es un escandaloso.

Y así podríamos seguir ejemplificando sobre este peculiar pecado contra el prójimo, que por su gravedad exige reparación del daño ocasionado al provocar la ruina espiritual de otra persona.

Sobre este tema, repasemos lo que nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica (números 2284 a 2287), especialmente el número 2285 "El escándalo adquiere una gravedad particular según la autoridad de quienes lo causan o la debilidad de quienes lo padecen. Inspiró a Nuestro Señor esta maldición: "Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar" (Mateo 18,6). El escándalo es grave cuando es causado por quienes, por naturaleza o por función, están obligados a enseñar y educar a otros. Jesús, en efecto, lo reprocha a los escribas y fariseos: los compara a lobos disfrazados de corderos."

La explicación es sobradamente clara, sólo el necio y orgulloso, o mal intencionado puede darle otro sentido a la expresión del obispo castrense.

Sigue el Catecismo de la Iglesia Católica en el número 2286: " El escándalo puede ser provocado por la LEY O POR LAS INSTITUCIONES, POR LA MODA O POR LA OPINION. Así se hacen culpables de escándalos quienes INSTITUYEN LEYES O ESTRUCTURAS SOCIALES QUE LLEVAN A LA DEGRADACION DE LAS COSTUMBRES Y A LA CORRUPCIÓN DE LA VIDA RELIGIOSA, O A "CONDICIONES SOCIALES QUE, VOLUNTARIA O INVOLUNTARIAMENTE, HACEN ARDUA Y PRÁCTICAMENTE IMPOSIBLE UNA CONDUCTA CRISTIANA CONFORME A LOS MANDAMIENTOS. Lo mismo ha de decirse de los empresarios que imponen procedimientos que incitan al fraude, de los educadores que "exasperan a sus alumnos", o de los que, manipulando la opinión pública, LA DESVIAN DE LOS VALORES MORALES".

Justamente a estas enseñanzas se refirió el obispo castrense, fiel a su ministerio episcopal. Palabras que disgustan a un gobierno que no soporta la sana doctrina, que no se ata a los "dogmatismos" como dijo una vez la primera ciudadana en el senado, aprobando a la Dra. Argibay, para que defienda la constitución desde su ateísmo confeso.

Mons Baseotto siguió el ejemplo de San Juan Bautista quien "oportuna e inoportunamente", como dice San Pablo, le dijo al rey Herodes que no le era lícito vivir en adulterio, es decir, con la mujer de su hermano (Marcos 6, 17-30).

Y Juan Bautista, que era escuchado con agrado por Herodes ( Marcos 6, 20), fue decapitado por la "intemperante" enseñanza que le granjeó el odio de Herodías (Mc 6, 19).

Si hubiera hablado de otra manera, quizás Juan Bautista hubiera terminado frecuentando el palacio de Herodes como vocero o "teólogo", y habría muerto tranquilamente y sin problemas.

Pero, gracias a Dios, todavía hay quienes se juegan por la verdad, soportando las consecuencias.

Para terminar, les confío las palabras del santo obispo y mártir Santo Tomás Becket que son muy apropiadas para esta ocasión: "Muchos somos los que el día de nuestra ordenación prometimos una solicitud y constante diligencia en la enseñanza y el pastoreo, y así lo profesamos cada día con nuestra boca, pero, ¡ojala el testimonio de nuestras obras confirmara siempre la sinceridad de nuestras promesas!” (de las cartas de S.Tomás Becket, obispo, oficio de lecturas del 29 de diciembre).

Hasta la próxima nota, si Dios quiere.

NOTA REALIZADA EL 19 DE MARZO DE 2005

14 de febrero de 2007

Llamados a ser y vivir el “vino nuevo” de la gracia divina.

1.-La presencia de Jesús en la vida del hombre.

Nos hemos reunido en este día de fiesta para honrar a nuestra madre, Ntra Sra de Lourdes. Y con Ella y junto a Ella celebramos un nuevo encuentro personal con Jesús que viene a darnos la plenitud de sus dones.
A las Bodas de Caná que hemos recordado por el texto bíblico recién proclamado, las hemos visto siempre como un signo de la presencia de Jesús en todas las nupcias cristianas. Es decir que cuando un varón y una mujer han decidido unirse para siempre por el santo matrimonio, saben que cuentan con la presencia de Jesús.
Pero también podemos aplicar esto a otro matrimonio, -del cual la unión varón y mujer es memoria y actualización permanente-, el desposorio entre Dios y el hombre. El del Hijo de Dios que al hacerse hombre se compromete, se desposa para siempre, con cada uno de nosotros para traernos abundantemente la vida divina. De allí que cada varón y cada mujer en este mundo son valiosos en sí mismos y vistos con agrado por Dios, ya que hemos sido pensados y creados por El y al vernos, ve a su Hijo, a pesar de nuestras miserias.

2.-No tienen vino.

Es por eso que María Santísima, como en las Bodas de Caná, le dice hoy a su Hijo refiriéndose a los que estamos aquí presentes: -No tienen vino. No tienen vino para celebrar esta alegría, este encuentro gozoso contigo.
El vino significa en la Sagrada Escritura entre otros sentidos, la presencia de la gracia, de la vida de Dios.
Y ¿por qué María dice no tienen vino? Porque conoce nuestra intimidad, nuestras limitaciones, nuestros pecados, nuestras fallas. Conoce todo aquello de negativo que hay en nuestra insondable –para los ojos de los hombres- vida interior. Pero al mismo tiempo conoce de nuestro deseo de encontrarnos cada vez más con Jesús.
Quizás entre luces y sombras pero vamos avanzando, llevados por la fe, a este encuentro con el Señor.
Estamos aquí para ofrecerle el agua de nuestra pobreza, de nuestra miseria, el agua de nuestra nada. Y María conociendo eso es que dice: No tienen vino.
Y Jesús le responde: ¡qué tenemos que ver nosotros! No ha llegado mi hora todavía.
En el caso de las Bodas de Caná, en efecto, no había llegado su Hora, la de la Pasión, Muerte y Resurrección salvadoras.

Pero nosotros sí podemos decir: ¡Señor, es tu hora! ¡Tú ya has muerto y resucitado para nuestra salvación! Por lo tanto ésta es tu Hora.
Pero nuevamente Jesús le dirá a María: -“Mamá, no ha llegado mi hora porque si bien yo quiero entregar los frutos de mi muerte y resurrección, y estoy trabajando interiormente en el corazón de cada uno de los aquí presentes, para que se encuentren con su Dios, para que se reconcilien con sus hermanos, no siempre todos responden inmediatamente al don que yo les doy desde lo alto. No siempre el ser humano se entrega fácilmente a la obra de Dios”.
Pero María seguirá incansablemente insistiendo, acorde con la época nuestra en que todo debe darse inmediatamente, ¡ahora ya! , y responderá: “ahora ya, quiero que conviertas el agua en vino. Quiero que transformes a éstas personas en criaturas nuevas”
Y Jesús viendo que no puede pelear con su Madre, dice a los sirvientes ayer y hoy: “llenen las tinajas de agua”. Cada una de las seis tinajas tiene capacidad para cien litros, por lo tanto, seiscientos litros de agua.
¿Qué implican seiscientos litros de agua, que están desbordando los recipientes que los contienen? Están significando la abundancia de nuestra nada que se la ofrecemos a Jesús.
Como si le dijéramos al Señor: “Aquí te entrego todo, mis pecados, mis fallas, mis inconstancias, mis perezas, mis infidelidades. Pero también entrego mis virtudes y mis grandezas, que comparadas contigo son también nada, porque provienen de tu generosidad y de la abundancia de tus dones. Te lo entrego todo para que Tú lo transformes”.

3.-El vino nuevo.


Y Jesús nos transforma de tinajas desbordantes de agua en recipientes rebosantes del vino nuevo de la gracia.
La vida nuestra como el agua, no tiene sabor, somos la nada ante la gracia ofrecida. Sólo el Señor nos devuelve el gusto y la fuerza con que renacimos en el bautismo.
Hace ya unos cuantos años se repetía como slogan comercial “beba vino la bebida de los pueblos fuertes”. Hoy el Señor nos invita beber el vino nuevo de sus dones, de sus bendiciones, de su entrega amorosa para transformarnos continuamente.
El vino nuevo de la presencia del Señor es lo que nos hace un pueblo fuerte, vigoroso, decidido a dar testimonio permanente de nuestra dignidad.
Hoy no somos un pueblo fuerte, con la fortaleza del Señor, sino endeble, porque sólo bebemos el vino de la embriaguez, el vino de las ilusiones, el vino que aletarga nuestra conciencia sometida a lo pasajero y al disfrute frenético de lo placentero, como para sentirnos que estamos vivos.
El vino nuevo de la gracia del Señor, el vino nuevo de la Eucaristía, el vino nuevo de la entrega a Dios y a nuestros hermanos es lo que nos hace verdaderamente un pueblo fuerte, capaz de sufrir por la causa de la verdad, de la justicia y de la paz.

Pero nos dice el Señor que es necesario por otra parte, responder a esa gracia, a esos dones que El nos da. La gracia es un regalo del Señor por la cual nos hacemos “graciosos”, es decir, agradables a Dios, al ser desterrada de nosotros toda maldad. Pero para que esto se haga realidad es necesaria nuestra respuesta.
¿Y cómo hemos de responder?

4.-La memoria de nuestra dignidad

Jesús no dice hoy: “recuerden que Uds han sido elegidos por el Padre del Cielo desde toda la eternidad”. Y nos remite a lo que San Pablo nos dice hoy, -no sin inspiración divina- como ayer le dijo a los cristianos de Efeso: Dios “nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el Cielo y nos ha elegido en El antes de la creación del mundo, para que seamos santos e irreprochables en su presencia por el amor”.
Fíjense lo que nos dice la Palabra de Dios: que tengamos memoria de que hemos sido elegidos en Cristo antes de la creación del mundo. ¡Que tengamos memoria! Hoy en día se habla mucho de tener memoria histórica, equiparada ésta a una memoria fragmentada, que busca sólo una envoltura y no la verdad completa. Hoy en día en nuestra Patria se batalla por tener memoria que implica seguir revolviendo como el escarabajo en el pasado, fomentando el odio, la venganza, y recuerdos que dejan al descubierto sólo nuestras miserias.
Ante esto Jesús nos dice: “Tengan memoria de quiénes son Uds”. Tengan memoria de que han sido elegidos desde toda la eternidad por Dios. ¡Esa es la memoria que vale! Porque dignifica a la persona, haciéndonos descubrir nuestra vocación, el llamado que Dios nos hace y cuál es nuestra identidad como creados a imagen y semejanza de Dios.
La otra memoria nos hace perder la identidad porque nos hace creer que fuimos creados para el odio, la revancha, para la rivalidad permanente, para la estupidez y no para la grandeza propia de los hijos de Dios.
Si la verdad de nuestra genuina identidad cala hondo en nuestro corazón, nuestra vida cambia totalmente, ya que convencidos de que somos hijos de Dios toda la existencia estará orientada por ese origen y ese fin que nos atrae desde lo Alto, el encuentro definitivo con Dios.

5.-La gracia es don y tarea.

Convencidos de nuestra vocación a la vida divina descubrimos cada vez más que nuestro peregrinar en este mundo es un existir en la santidad.
Santidad que es vivir con la alegría de ser hijos de Dios, con la alegría propia del que vive a cada instante la voluntad de Dios. Es la alegría que arraigada en nuestro interior nada ni nadie podrá quitarnos.
Santidad que significará para el creyente trabajar para defender los valores de nuestra fe y de todo aquello que ennoblece al hombre.

Es santo el que se juega por los principios de la verdad, de la justicia, de la paz. Es santo el que no se acomoda al espíritu de este mundo aunque estemos insertos en él. Santos e irreprochables debemos ser, como nos dice San Pablo.
La gracia del vino nuevo por lo tanto no es sólo don sino que es también tarea.
Llamados a ser católicos apasionados por la verdad, a proclamar la esperanza a la que estamos llamados, sin miedo a la condena o indiferencia de un mundo que no atina a salir de la anestesia de la frivolidad y que no comprende el vivir para Dios y los hermanos.
Hemos de comprometernos en la realización del bien.

6.-El hoy de nuestra Patria.

Vienen tiempos difíciles para nuestra Patria. Como en Portugal se pretende despenalizar el aborto. ¿Qué es despenalizar? Poder cometer delitos sin la correlativa pena merecida por el mismo. ¡Qué absurdo! ¡Sin el aspecto punitivo no hay delito! Seamos coherentes, ¿por qué no despenalizamos el homicidio? En rigor, ya en la práctica se arremete, se ejerce violencia, se golpea, se asalta, se mata…sin ninguna consecuencia en el reinado de la anarquía.
Tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI nos recuerdan que este tipo de leyes contrarias a la ley natural, hacen creer a muchos desprevenido que por el sólo hecho de estar permitido y legislado el mal, este se transforma automáticamente en bien. ¡Cuánto daño se hace en el corazón de la gente, aprobando por leyes el mal!

En el ámbito educativo, queridos alumnos, docentes y directivos de los Institutos Ntra Sra de Lourdes aquí presentes, ¿qué nos espera si nosotros cedemos a las imposiciones legislativas?. ¿Transmitiremos la diabólica ideología del género que pertinazmente cierra los ojos ante la verdad de que el hombre es varón y mujer, llamados a la realización personal mutua por el camino de la comunión de las personas? El Señor nos llama a ser el vino nuevo de la dignificación de las personas. Nos llama a no ceder al capricho de los ideólogos y oportunistas que buscan demoler los principios de nuestra matriz católica que nos vio nacer como Nación.
Llevemos también al mundo el mensaje verdadero acerca de la familia tal como nos lo enseña la Iglesia, como ámbito precioso para la plenitud del hombre.
Estamos llamados a transmitir a los demás la bondad de Dios, especialmente a los que más lo necesitan.

7.-La jornada mundial del enfermo.

Nos dice Benedicto XVI al celebrarse hoy otra Jornada Mundial de Oración por los enfermos que la caridad del cristiano ha de prolongarse en la atención de los enfermos. Tanto los que sufren en el cuerpo como en el alma, pero muy particularmente a los enfermos terminales.

Aquellos que se sienten tentados a desesperarse porque advierten que el fin se aproxima, necesitan de nuestra compañía. Requieren que les demos la fuerza que viene de la memoria de su origen, llamados a ser hijos del Creador, y que les descubramos el camino que conduce al término del encuentro con Dios. Camino que aunque doloroso, asumido en la cruz de Cristo, florece en abundantes frutos de purificación interior y de verdadero testimonio ante un mundo que huye permanentemente del misterio del dolor.
Queridos hermanos: vayamos al encuentro de Cristo para que nos transforme en el vino nuevo de hombres diferentes que quieren vivir y proclamar una existencia renovada por el Espíritu.

Textos bíblicos: Efesios 1, 3-6.11-12; Juan 2,1-11.-
Homilía con ocasión de la Solemnidad de Ntra Sra de Lourdes, celebrada en la Pquia Ntra Sra de Lourdes, de la ciudad de Santa Fe. 11 de febrero de 2007.

Padre Ricardo B. Mazza, Cura Párroco.
ribamazza@gmail.com

6 de febrero de 2007

¿Bailando por un sueño o remando "mar adentro"?




Podríamos encuadrar en este título toda actividad humana –no solamente el bailar- que busque o pretenda la obtención de algún objetivo pasajero y que requiera un esfuerzo más o menos importante por parte de la persona o grupos de personas que aspiran al logro de esa meta.

5 de febrero de 2007

¿Hacia la muerte de la cultura Occidental y Cristiana? -28 de agosto de 2004

“Como si fuéramos ignorantes nos hablan de salud reproductiva, instalando cada vez más el yerro de que la procreación es una enfermedad,entronizando el disfrute al máximo del placer, que sin amor va dejando tantos corazones vacíos y solitarios, carentes de apertura al verdadero amor y a la vida.
Se apuran nuestros legisladores en anotarse en cada locura antivida que aparece.”
La esterilización aprobada en nuestra provincia es un ejemplo de esto.

Me decía hoy un sacerdote español recientemente venido de España la "católica" que el gobierno de Zapatero continúa su política de arrinconar a la Iglesia Católica. Un paso más será quitar la enseñanza religiosa católica de las escuelas, promoviendo vigorosa y aún económicamente la enseñanza del islamismo. En realidad este hecho tan significativo promoverá la penetración paulatina del consiguiente fundamentalismo islámico, ya anunciado hace tiempo, superador del marxismo que agoniza en todas partes.

¿Se imaginan en el futuro una España islámica? ¿Será la ironía divina ante un pueblo que se burló de sus orígenes cristianos? Indudablemente esto traerá como consecuencia una sociedad nueva en la que el desenfreno occidental irá paulatinamente perdiendo su mentalidad egoísta. De la esclavitud hedonista y consumista se pasará al fundamentalismo más craso.

Mientras consumía un refresco en una plaza en la tórrida tarde parisina, un turista argentino vio pasar a una elegante francesita acompañada por un finísimo perrito, y después otras personas en situaciones parecidas, y por último una africana llevando de sus manos a una prole numerosa que correteaba feliz en la capital que les había dado refugio. El turista se preguntaba, ¿dónde están los niños franceses? No los busques se respondió, ya no abundan.

España no sabe qué hacer con las oleadas de inmigrantes.
Italia es recorrida por familias y familias de africanos que bendicen ser aceptados, aunque de mala gana, por una sociedad envejecida.
Es que Europa ya está decrépita. Los ancianos abundan por doquier porque la pirámide poblacional se ha invertido.
Hay más ancianos que niños y jóvenes. Y como no pueden mantener a tantos viejos buscan la solución en la eutanasia. Es la plena vigencia de lo que el papa Juan Pablo II denunciaba en la encíclica Evangelium Vitae (el Evangelio de la Vida), al hablar de" la cultura de la muerte", y del "eclipse de la vida".
Si proféticas fueron las palabras de Pablo VI en la encíclica Humanae Vitae, lo son también las de Juan Pablo II: La sociedad humana va camino a su destrucción.

Ha sido tan grande el odio hacia la vida con las políticas antinatalistas de los grandes de este mundo, que como boomerang se les vuelven en su contra las deletéreas consecuencias.

Europa sale a buscar familias numerosas a América, Rusia promete regalar propiedades a quienes procreen, otros prometen numerosos beneficios a quienes pueblen sus tierras. Pero quizás ya es tarde, no es fácil retroceder ante la cultura de la muerte.
El espíritu del mal llamado el homicida desde el principio, el dragón del Apocalipsis (Ap.12,1-5) que quiere devorar al recién nacido de la Mujer, ha hecho sus estragos, con la complicidad de la misma humanidad.

En efecto, no hay que olvidar que el odio a todo el por nacer tiene su origen en la inspiración de la llamada serpiente antigua que en la antinatalidad quiere burlarse de la Encarnación del Hijo de Dios, único que dignifica al hombre al tomar su naturaleza creatural para mostrar al hombre el camino al Padre, es decir su divinización.

Lamentablemente nuestra Patria ha entrado en esta variante antivida que hace estragos en Europa. No aprendemos de los errores ajenos como debiera ser si fuéramos sabios, sino que como necios continuamos y profundizamos la sinrazón.
Los personeros de la antivida tratan también en nuestra Patria, de arrinconar a la Iglesia Católica, única que aparece siempre defendiendo los valores humanos, porque defiende los valores inherentes de la Encarnación del Hijo de Dios, quien vino a enaltecer al hombre y a mostrarle su propia grandeza.
Pululan por doquier en nuestras provincias los que apresuradamente hablan de sexo seguro y no de educación en el amor, que adoran al dios Mamón -el dinero-, haciendo negocios con pingües ganancias en la repartija de condones con la falaz afirmación de atacar el sida, que sigue creciendo y destruyendo tantas vidas y envileciendo tantas ilusiones en desprevenidos consumidores.

Como si fuéramos ignorantes nos hablan de salud reproductiva, instalando cada vez más el yerro de que la procreación es una enfermedad, entronizando el disfrute al máximo del placer, que sin amor va dejando tantos corazones vacíos y solitarios, carentes de apertura al verdadero amor y a la vida.
Se apuran nuestros legisladores en anotarse en cada locura antivida que aparece.
L a esterilización aprobada en nuestra provincia es un ejemplo de esto.

Pretenden hacernos creer que se favorece a los menos pudientes encontrando soluciones a la "planificación familiar". Dicen: "los pobres no tienen acceso a soluciones que tienen los ricos". ¡Tanto amor al pobre sorprende!
¿Por qué no dicen que les dan a los medianamente pudientes de la clase media una solución gratuita a sus decisiones, pagadas con los impuestos de todos nosotros?
Como dijo hace pocos días en una entrevista televisiva el P. Luis Farinello -que no vé los pobres por TV-, los pobres responden a éstas políticas con más vida, porque esa es su UNICA RIQUEZA.

Señores legisladores, ¡pónganse a crear fuentes de trabajo! Recuerden los sedicentes justicialistas aquello de que "gobernar es dar trabajo".
¡No se elimina la pobreza eliminando a los pobres! Eduquen al soberano, procuren trabajo, distribuyan equitativamente las riqueza que nos ha dado Dios tan abundantemente, ¡den trabajo, no dádivas procuradoras de votos para mantenerse en el poder!

¡Los pobres quieren participar de la abundancia de los epulones de nuestra época, no de las migajas de las mesas!
Las riquezas del mundo son de TODOS no de los que con mecanismos egoístas se apoderan de ellas.

Se dice muchas veces "no hay que ser hipócritas". Es verdad: ¡cuántos se escandalizan por el dedo cortado a un secuestrado, mientras esterilizan quitando la posibilidad de dar vida!
¡Sean honestos, condenen ambas mutilaciones, reconociendo que la segunda es más grave!
No sean hipócritas portando el cartel de católicos los que lo portan promoviendo la antidignidad de la persona, ¡saquen sus máscaras y tengan el coraje de mostrarse en su apostasía! Por lo menos de esa manera dejan de confundir y engañar a la gente.

Es una hipocresía manifiesta participar de la mesa eucarística, que es la VIDA del mundo, y defender la esterilización como método antivida usando cargos en el ámbito hospitalario.
Es cierto que la tentación del dinero es muy fuerte, que los organismos internacionales imponen destinar parte de las ayudas recibidas a políticas antinatalistas, pero… ¡sean patriotas de una buena vez! ¡El pueblo espera que sean dignos de manejar la cosa pública!

Esta forma de hacer "política" es vieja, ya les ganó de manos a todos aquel Faraón que impuso la "salud" reproductiva en Egipto. ¿Recuerdan? Lean Ex 1,1-22.
En efecto, el Faraón preocupado por el crecimiento del pueblo de Israel comenzó a imponer graves cargas a sus "esclavos", (¡LA DEUDA EXTERNA DE HOY!), y como a pesar de ello el pueblo seguía multiplicándose, vio claramente el faraón que terminarían SIENDO ELLOS LOS DOMINADOS e impuso la muerte de todos los varones que nacían. Solución que resultó un total fiasco (Ex.1,17) porque Dios se burla de los planes de los poderosos como canta el Magnificat.

Juan Pablo II habla de ello en la encíclica Evangelium Vitae: "Es sobre todo en las vicisitudes del Éxodo, fundamento de la experiencia de fe del Antiguo Testamento, donde Israel descubre el valor de la vida a los ojos de Dios. Cuando parece ya abocado al exterminio, porque la amenaza de muerte se extiende a todos sus recién nacidos varones, el Señor se le revela como salvador, capaz de asegurar un futuro a quien está sin esperanza. Nace así en Israel una clara conciencia: SU VIDA NO ESTÁ A MERCED DE UN FARAON QUE PUEDE USARLA CON ARBITRIO DESPÓTICO; AL CONTRARIO, es objeto de un tierno y fuerte amor por parte de Dios."
La experiencia del Éxodo es original y ejemplar. Israel aprende de ella que, cada vez que es amenazado en su existencia, sólo tiene que acudir a Dios con confianza renovada para encontrar en él asistencia eficaz" (Enc. E.V. nº 31). ¡Aprendamos también nosotros a acudir a Dios en estos momentos tan difíciles!

En la actualidad, los países ricos y poderosos cual modernos faraones, instrumentaron la misma política: la antinatalidad de los países pobres como forma de dominación nueva, para que diezmadas las poblaciones americanas fácilmente fueran despojadas de sus recursos naturales, en nuestro caso tantas bondades de nuestra tierra y en especial una riqueza tan necesaria para las generaciones futuras: el agua dulce, por ejemplo.

No casualmente se van apoderando de grandes extensiones del sur argentino bajo la mirada cómplice y complaciente de nuestros gobernantes.
La historia nos enseña que cuando un imperio, Roma por ejemplo, quería fijar su supremacía en las tierras conquistadas, lo primero que hacía era POBLAR esos lugares con sus conciudadanos, como forma de poder.

Esta estrategia la conocen los imperios del presente, de allí que buscan despoblar primero para reinar después, con la complicidad de los que gobiernan.
Otorgan grandes ayudas económicas si se destinan parte de esas sumas a proyectos antinatalistas, ayudados por las industrias y laboratorios que alimentan esta política, al son de la música arrobadora de algunos "deformadores" de opinión que machacan permanentemente en esta línea argumental seducidos por el brillo deslumbrante del vil metálico, vendiéndose al mejor postor.
No es de extrañar por lo tanto esta conjura contra la vida en nuestra Patria.
Es tan burda la maniobra que salta a la vista. ¿Cómo es posible, por ejemplo que una legislatura provincial -en este caso, la santafesina- quiera cambiar el Código Penal que trata a la esterilización como lesión gravísima?
Sólo en una mente sumergida en la ignorancia puede primar tal disparate. Quizá no sea maldad, pero parece que el desprecio por la verdad prima sobre la verdad que está a simple vista.

Señores de la "politiquería"…: ¡hagan verdadera política familiar!
¡Pueblen el país, defiendan la vida y la institución familiar, procuren que los niños puedan comer en sus casas y no en los comedores escolares, den trabajo que dignifique a los padres de familia, está en juego nuestro ser como Nación!
Si no saben cómo hacerlo, o lo que es peor no quieren, hagan un gesto de grandeza dejando el lugar a otros que con su capacidad y honestidad procuren realizar un proyecto de Argentina grande como nos merecemos.

La Patria no les demandará nada, no se preocupen, reina la impunidad, pero Dios nos pedirá cuenta a todos, más tarde o más temprano.

Email: ribamazza@gmail.com

2 de febrero de 2007

Carta a Nicolás Maquiavelo - n. 1469-m.1527) Sábado 27 de Enero de 2007

El libro “El Príncipe” de Nicolas Maquiavelo es una de las obras más leídas al menos por los que trabajan en el mundo de la política.
A 480 años de su muerte cabe escribirle, tenga o no conexión a Internet.


Nicolás:

Quizás te sorprenda que escriba esta carta después de tanto tiempo –han pasado casi 480 años de tu muerte- pero es que transcurren tan rápidamente nuestras vidas que a veces no caemos en la cuenta que la fugacidad de todo nos puede engullir en cualquier momento.
Es por eso que aprovechando algunos días de descanso vacacional me decidí a enviarte estas líneas.

Te cuento que has provocado un revuelo tan grande con tu libro “El Príncipe”, que has pasado a la historia como el genio de la ciencia política para unos o como sinónimo de retorcido y siniestro en cuanto a cualquier proyecto -no sólo político- de vida se refiera, para otros.
¿Qué te puedo decir yo? Mirá, creo que algunos como Francisco Javier Alcántara riegan fuera del tiesto al decir “a Maquiavelo cabe atribuir el descubrimiento -podemos llamarlo así- de la posibilidad de una política y, por lo tanto, de una ciencia política autónoma, independiente de los antiguos principios generales y al margen de consideraciones de orden moral”(1).
Indudablemente como católico y sacerdote no puedo estar de acuerdo con ésta visión carente de moralidad teniendo en cuenta que como decía Aristóteles –utilizando la recta razón- la política pertenece al campo del obrar y por lo tanto es una rama -la principal- de la Ética. Comparto también la visión de Santo Tomás de Aquino quien habla en la Suma Teológica de la prudencia política propia de los gobernantes, iluminada por la fe, ya que la función del que gobierna es conducir a los gobernados al bien en el campo temporal. Por lo tanto este ordenar al bien no puede encuadrarse sino es a la luz de la verdad perfecta que busca el bien, y éste Absoluto.
Me extraña de vos que no conocieras lo que pensaban tanto Aristóteles como Santo Tomás, habida cuenta que en tu tiempo todavía se los creía como fuentes a considerar en el conocimiento humano.

Te cuento que en este tema te da con un caño Jacques Maritain en su libro “Principios de una Política Humanista”(2). Vos me dirás ¿quién es ese? Para hacerla corta te informo que es un filósofo francés nacido en 1882 y muerto en 1973, que recupera la filosofía de Santo Tomás y opta por el humanismo integral.
Maritain reflexiona que vos en realidad no hacés más que descubrir y describir el comportamiento de los príncipes de tu tiempo y de anteriores épocas también. Es decir que te limitas a presentar esa forma de hacer política como un “hecho” vigente en la sociedad
Al respecto recordando otros tiempos, -permitíme la dispersión temática- si hubieras conocido la obra de Colleen Mc Cullough en cinco tomos sobre la Roma de Julio César no hubieras escrito “El Príncipe”, ya que queda hecho un poroto al lado de lo que subraya esta obra. Aunque en realidad, -cabe aclarar- Cristo no había nacido todavía en esa etapa de la historia para restaurar al hombre pecador y mostrarle un camino diferente. Eso sí para ser sincero tengo que reconocer que lo que vos describís en tu libro hace más lamentable la concepción sobre el ejercicio del poder en tu época ya que Europa estaba evangelizada.

Pero volvamos a Jacques Maritain. Él está convencido que antes que vos escribieras “El Príncipe”, muchos gobernantes y conquistadores no dudaban en usar la mala fe, la crueldad, los crímenes y el engaño para adquirir poder y éxito -tal como lo describes- , pero al obrar así se sentían culpables, tenían la íntima vergüenza de aparecer ante sí mismos tal como eran, hacedores del mal y lejos de la realización del bien. Esto traía como consecuencia que los gobernantes se abstenían de creer que el obrar no virtuoso fuera una regla “normal” de conducta.
Maritain concluye eso sí que la grave consecuencia de tu obra fue que se concibiera legitimado el “derecho” por parte de los gobernantes de realizar cualquier acto malo para alcanzar los objetivos propuestos. Es decir que el fin justificaba los medios empleados, siendo éstos concebidos como no requiriendo juicio de valor alguno ya que se trataba de acciones políticas.
Si antes la realización del mal era percibida dentro del marco de lo accidental u ocasional, se culmina después con el convencimiento de que la realización del mal era necesaria para las acciones políticas.
Esta concepción deletérea conduce como corolario el pensar que el político que estuviera imbuido de alguna concepción religiosa debía obligadamente poner en paréntesis o sacrificar su moralidad con el fin de someterse al “bien” político.
No te enojés, pero te transcribo lo que concluye Jacques: “la responsabilidad histórica de Maquiavelo consiste en haber aceptado, reconocido y apoyado como regla el hecho de la inmoralidad política, y de haber asegurado que una buena política, una política de acuerdo con su verdadera naturaleza y sus fines genuinos, es por esencia una política no-moral o amoral”.

Fijáte que él habla de tu responsabilidad histórica, nada dice, -ya que respeta tu persona y no quiere juzgarla- de tu responsabilidad moral. Pero de hecho –aunque sólo Dios juzga las conciencias- es verdad que cada uno debe hacerse cargo de sus actos, incluyendo el modo de pensar y sus consecuencias, y nos toca ahora en nuestro tiempo tener que iluminar y defender la dignidad de la persona en una cultura que se considera de avanzada.

Te cuento que las consecuencias de tu pensamiento han sido terribles.
En efecto, legitimado el supuesto derecho a obrar el mal para conseguir los fines que se pretenden, es bastante común que los que gobiernan, hagan caso omiso de su postura religiosa-moral y postulen la “bondad” -que es sólo aparente- de los despropósitos más grandes.
Y así en nuestra época con la excusa de defender los “derechos de las minorías” se legitima el crimen del aborto, la eutanasia, la esterilización y toda forma de discriminación de las personas.
A tal punto ha llegado el desvarío que mientras se mira con complacencia la matanza de los inocentes no nacidos, se penaliza la descuidada atención de los animales como sucede por ejemplo en el reino español.

Lamentablemente a esta “forma de hacer política” no escapan los que se dicen católicos, -muchos de ellos con formación superficial en lo que respecta a los principios morales- quienes dejando de lado las enseñanzas de la Iglesia a quien no quieren obedecer por ser dogmática, queman el incienso de la obsecuencia y de la obediencia debida ante el altar del “nuevo dogma del derecho al mal”.

Erradicado el bien en casi todos los ámbitos del obrar político, o por lo menos dejado de lado en aquellos aspectos que no concuerdan con los aires de renovación provenientes de las nuevas modas culturales, concluye el hombre obrando en contra de su propia naturaleza humana creada y orientada al obrar bueno como medio para su realización personal.
La coima, el chantaje, la violación de la intimidad de las personas, la permisividad del delito, la tolerancia en la violación de las leyes, la mentira, la compra de personas y de medios de difusión, el favoritismo, la entronización de los ineptos en la función pública, la distracción de los dineros públicos a favor de proyectos ideológicos y otros muchos males son la consecuencia de este nuevo derecho a hacer el mal o del vale todo -cuando de fines políticos se trate-, que vos nos has dejado como herencia.
No te enojés conmigo pero el hecho es que le has pegado un golpe mortal al hombre mismo desde tu concepción de que éste es malo por naturaleza, porque lo has despojado de toda posibilidad de elevarse -por la acción de Dios- de sus miserias, fruto del pecado de los orígenes.
Si en la acción política ha sido desalojada la ética, la metafísica y la teología, los intereses y necesidades de las mismas personas, -por las que debe velar la política- pasan a un segundo plano, sólo atendidas ante la fuerza del reclamo y de la protesta y no por el imperio de la justicia misma.
En “El Príncipe” vos hablás de los principados hereditarios, en los que el gobernante desciende por sucesión ordenada a través del tiempo.

Te cuento que en nuestro tiempo se ha implementado la original llamada “democracia hereditaria”.
Esta consiste en que los gobernantes se suceden a sí mismos por el proceso de la reelección acotada a cierto tiempo o la pretendida reelección permanente para el poder ejecutivo, y a la reelección contínua en lo que respecta a los integrantes del poder legislativo.
Y así no es de extrañar que un concejal sea después diputado o senador provincial, para luego escalar a nivel nacional, y esto a través de elecciones periódicas que permiten a una persona “actuar” en política durante mucho tiempo sin el recambio necesario de figuras que pueda enriquecer el ejercicio de la función legislativa con nuevos aportes. Para mal de males, si el elegido está caracterizado por la ineptitud o necesita acomodar a parientes o amigos como pago de favores, se apela a la “necesaria presencia de múltiples asesores” que no hacen más que oprimir el erario público con ingentes gastos.
Vos me dirás que en democracia es el pueblo soberano el que elige. Así es, pero una costumbre arraigada, como en la vieja República de Roma, es la de aplicar la vigencia del soborno.
¿Te sorprende esto? Me dirás que cómo es posible sobornar a los ciudadanos.

No te espantes, ya se han inventado nuevas formas de soborno. Así como se consigue que la gente asista a actos políticos públicos con el “incentivo” del dinero o de “paquetes turísticos”, se ilusiona a parte del pueblo con la entrega de bienes de consumo o promesas futuras -que pronto se olvidan- para conseguir el apoyo de las voluntades. Y así se hace carne aquello que “más vale pájaro en mano que cien volando”. Además, las “listas sábanas” que permiten detrás de figuras conocidas la introducción de los “colados advenedizos”, contribuyen a presentar un paquete más o menos atractivo y engañoso.
Gracias a Dios, poco a poco esto se va desdibujando –sin prisa, pero al fin algo es algo-, de manera que la gente comienza a pensar más en la responsabilidad que le atañe –y que grava sus conciencias por el resultado futuro- en la construcción de una sociedad más humana.

Te digo que en síntesis no puedo estar de acuerdo con vos acerca de la visión que tienes del fin de la política como la conquista y conservación del poder sin importar los medios para llegar al éxito.

Tu influjo ha sido decisivo en los siglos que siguieron a tu libro “El Príncipe”. Las guerras se han sucedido en el transcurso del tiempo, han aparecido ególatras como Hitler que no vacilaron en poner a su servicio todo un mecanismo de muerte que les permitiera alcanzar y mantener el poder. Los experimentos con seres humanos de la época hitleriana no sólo se mantienen y exacerban ahora, sino que llevaron a que la ciencia pretendiera alcanzar y conservar el poder sobre la misma persona humana, transformándola en objeto continuo de ensayo.
Es moneda corriente hoy en el pensamiento de muchos que la persona humana debe ser engañada, manipulada y sometida para alcanzar y mantener el poder.
La sociedad del consumo, la cultura del sólo placer, el delirio de querer vivir únicamente el momento, han llevado a la formación de ejércitos de cautivos que no piensan sino sólo en la satisfacción de sus impulsos más primitivos. La persona humana parece estar cada vez más lejos de la dignidad que Dios le ha dado.

Maritain explora la incoherencia de tu pensamiento cuando supones la necesaria presencia simultánea de la amoralidad total del gobernante para sus fines y la existencia de valores y creencias del pueblo para poder ser éste presa fácil del gobernante.
Y así afirma: “es imposible que el uso… de un arte de política enteramente inmoral, no produzca una progresiva disminución y degeneración de los valores y creencias morales en la vida humana común, una progresiva desintegración del tesoro heredado de estructuras estables y de costumbres ligadas con aquellas creencias, y finalmente una corrupción progresiva de la misma materia ética y social con la cual opera esa política supramoral”. No se necesita mucha observación de la cultura que nos rodea para caer en la cuenta de la verdad de éste análisis.
Pero he aquí que si se pierden éstas reservas morales de la población, se concluye con la destrucción del mismo “príncipe” que se ve acorralado por lo que él mismo sembró.

Si bien esta realidad golpea fuerte en el hoy que vivimos, como personas de fe sabemos que la vuelta al Señor de la historia hará posible un resurgimiento para la sociedad toda.
Para no cansarte, dejo para otra carta el analizar el verdadero fin de la política, pero quisiera terminar señalándote una debilidad particular -ya que no es la única-que presentas en tu libro.

Me refiero a la adulación en que caes de ciertos personajes especialmente los Médicis como Lorenzo de Médicis, hijo de Piero el Infortunado y nieto del gran Lorenzo el Magnífico.
. Es cierto que las frustraciones que te trajeron el retorno de los Médicis en Florencia, la cárcel y el abandono, te empujaron a tratar de rescatar las glorias perdidas.
Pero has de tener en cuenta que si el gobernante te ofrece algo a cambio de un favor que le has de conceder te está manifestando que esa es su particular forma de actuar cuando quiere conseguir algo que no tiene, o está diciéndote que te teme y trata de comprarte o cree que sos de la misma calaña que él permeable a las seducciones del poder.

Es necesario recordar siempre que la persona vale por lo que es no por lo que tiene y que es necesario no claudicar cuando de principios se trate, ya que “sic transit gloria mundi”, así pasa la gloria del mundo.

Tienes razón cuando insistes en que el gobernante debe rodearse de hombres prudentes y no por aduladores que se buscan a sí mismos, pero debo decirte que lamentablemente es común ver cómo el que ejerce el gobierno frecuentemente busca a quienes no le hagan sombra -que por cierto suelen ser ineptos-, quedando así al descubierto su propia necedad.

Por el contrario el gobernante prudente es aquel que elige como colaboradores suyos a los mejores, manifestando en esa elección no sólo su sabiduría para bien gobernar, sino su deseo de superarse en la conducción de gobierno preparando dignos sucesores para el futuro.

Si quieres conocer más sobre lo que pienso acerca del poder te remito a un tema muy evangélico que parte de la idea de que el poder es servicio y que ayuda a superar este pensamiento tuyo tan prescindente de la sabiduría de Dios. (“El precio del Poder”. Diario7. 25 de Septiembre de 2006).

Te dejo hasta la próxima, si Dios quiere y oro por ti.

Padre Ricardo