El domingo pasado reflexionamos sobre el texto de san Marcos que nos hablaba acerca de la compasión de Cristo ante la multitud doliente que aparecía como ovejas sin pastor, y que por ello les estuvo enseñando por largo rato.
"Lo único que se necesita para que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada." Edmund Burke
29 de julio de 2015
22 de julio de 2015
“Aún faltando el pastoreo de las mediaciones humanas, contamos con la presencia de Jesús que se ocupa verdaderamente de nosotros”
16 de julio de 2015
“La grandeza de Dios, y la del hombre que participa de su vida divina, constituye el núcleo de la evangelización”.
10 de julio de 2015
“Son hombres obstinados y de corazón endurecido aquellos a los que Yo te envío”.
Si tomamos los tres textos bíblicos de este domingo nos encontramos con características similares, ya sea en el ámbito en que se desarrolla la evangelización, es decir, en relación con quienes reciben el mensaje divino, ya sea en quien cumple la misión de profeta, ya sea en Aquél que envía a predicar, a llevar el mensaje de salvación en diferentes momentos de la historia humana.
3 de julio de 2015
“Siendo Jesús el Señor de la vida, se nos convoca a proteger la vida temporal como anticipo de la eterna y definitiva”
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