22 de octubre de 2007

¡Con las manos en alto, no bajemos los brazos!

1.-La firmeza de la fe manifestada en la oración y la acción


Las lecturas de este domingo nos insisten
-como en otras oportunidades- sobre la importancia capital que tiene en nuestra vida la actitud de fe, que implica nuestra adhesión incondicional al Padre de las misericordias.

Esta fidelidad firme al Señor nuestro Dios viene como de la mano con la oración confiada que debe realizarse con insistencia, como señala Jesús en el texto evangélico.

Si tomamos el mensaje del libro del Éxodo (cap. 17,8-13), encontramos este tema de la fe unido a la oración suplicante, en lo que realiza Moisés ante la batalla que se desarrolla entre el pueblo de Israel y los amalecitas, y que indica el común proceder de Dios: es El quien obra siempre ante las súplicas que realizamos.

Esta actitud orante impetratoria se manifiesta levantando en alto los brazos y las manos, perdiendo su eficacia victoriosa toda vez que se bajan –indicando la súplica descuidada- implicando el revés de la batalla –como la que favoreciera a los opresores amalecitas-.

¿Qué nos quiere decir la Palabra de Dios con este ejemplo de Moisés?

Que es necesario estar siempre orando, levantar los brazos, implorar a Dios su ayuda omnipotente, sabiendo que en definitiva es El quien viene en nuestro auxilio, con su poder, y que al mismo tiempo hemos de emplear todos los medios necesarios –rectos, por supuesto- para la realización del bien, -como los soldados ponían lo mejor de sí para triunfar.

Dios quiere, y lo manifiesta muchas veces en la Sagrada Escritura, que entendamos que en definitiva es su poder el que nos salva y nos responde ante las diferentes dificultades, siendo necesario colaborar con su intervención bondadosa.

Dice el texto que llegó un momento en el que tuvieron que sostener los brazos de Moisés, y esto lo hicieron Aarón y Jur.

¿Qué indica esta actitud? Que la oración privada es importante pero necesitamos también de la oración comunitaria, de la ayuda de nuestros hermanos.

De hecho el mismo Jesús nos dice que donde dos o tres se reúnen en su nombre allí está presente El mismo.

No apoyarnos en nosotros mismos, en nuestras solas fuerzas, sino también acudir al orar y obrar de la comunidad, con el objeto de realizar lo que es bueno y agradable a Dios.

De hecho nosotros como miembros de la Iglesia formamos parte de una familia y levantando los brazos todos juntos, oramos al Padre suplicando su intervención en nuestra historia personal y comunitaria pero reconociendo -como lo hacemos cada domingo cuando participamos en la Misa-, nuestra necesidad, dada nuestra flaqueza, de que la comunidad acuda a sostenernos los brazos para no decaer en medio de las dificultades.

Y así, todos juntos apoyándonos, laborar por seguir en la escucha y realización de la voluntad salvífica de Dios.

2.- El ejemplo de la madre-mujer, invitación a no bajar los brazos

Y así el Señor nos pide que ante las vicisitudes de la vida no bajemos los brazos, sino que los levantemos en la súplica orante al todopoderoso, y los utilicemos para obrar siempre el bien.

A todos nos pasa muchas veces o en algún momento importante de nuestra vida, que nos acecha la tentación de bajar los brazos.

Los problemas nos agobian, la inseguridad invade nuestro corazón como que pareciera que nada tiene solución, y la tentación muy fuerte es bajar los brazos, dejar de luchar.

Bajar los brazos que no sólo es dejar la oración confiada y segura al Creador, sino también dejar de poner lo mejor de nosotros mismos para ir superando los obstáculos.

Por eso la Palabra de Dios nos está invitando a reunir siempre en nuestra vida estos dos aspectos: la confianza absoluta en el Señor a quien invocamos sabiendo que El siempre nos escucha, pero colaborando con la ayuda que nos viene de lo alto.

Celebrando hoy el día de la madre, encontramos a una persona que descuella en la familia cristiana reuniendo estos dos aspectos en el obrar diario: la figura de la mujer- madre.

Muchas veces comprobamos que la madre, la mujer, es la que permanentemente no baja los brazos.

La madre, la mujer, la esposa, es capaz de luchar para sortear los obstáculos que se presentan en la vida familiar o de algunos de sus miembros.

Ante un hijo que ha caído en la droga o que anda extraviado o está enfermo, la madre es capaz no sólo de levantar los brazos en la oración, sino también de poner lo mejor de sí para solucionar el problema del que se trate.

¡Cuántas veces una mujer es capaz de larga oración ante la situación de un esposo sin trabajo, pero también de acompañarlo con su comprensión y cariño para que no decaiga!

Si la inflación es galopante, la madre, la mujer, es capaz no sólo de orar a Dios pidiendo su protección ante la realidad de bolsillos cada vez más enflaquecidos, para que no falte el pan de cada día, sino también poner manos a la obra para obligar a que bajen los precios o a saber arreglarse con pocos elementos.

A lo largo de nuestra vida tenemos que tener esa actitud orante y obrante, “a Dios rogando y con el mazo dando”, que vincula en un solo acto a la fe manifestada en la oración, con la fortaleza, virtud cardinal que nos permite vencer los obstáculos presentes o futuros que quieren inmovilizarnos e impedirnos la realización del bien.

3.-No bajar los brazos ante las elecciones

Siguiendo esta línea de pensamiento me parece oportuno hacerles llegar como familia cristiana que somos, y atento a la preocupación que observo a diario en los ciudadanos de esta querida Patria Argentina, turbados por un incierto futuro, una invitación muy especial.

Se trata de participar con espíritu de fe, no de partidismos políticos, en un triduo de oración que tendremos en la parroquia –desde la hora 19, con la misa a la hora 20- , los días martes 23, miércoles 24 y jueves 25 de esta semana que iniciamos para, delante de Cristo presente en la Eucaristía, orar por la paz y pedir por nuestra Patria.

Oraremos levantando nuestros brazos suplicantes para que el Señor proteja a nuestra Patria ayudándonos a buscar cada uno en particular, pero también en comunidad, lo mejor para nuestra Argentina.

Se conjugan en estos días, momentos de confusión, crecimiento de la violencia en crímenes crueles, “supuestas encuestas” que nos quieren hacer bajar los brazos pensando que todo está definido y que nada podemos hacer para salir de la apatía y desinterés en los que está sumido gran parte de nuestro pueblo.

De allí la necesidad de implorar a Dios y de obrar en consecuencia.

La oración debe ir acompañada, por lo tanto, con nuestro aporte concreto. Este aporte se significa el domingo que viene a través del voto afirmativo.

En efecto, sabemos que, nuestra legislación electoral no tiene en cuenta el voto en blanco, que favorece a la primera minoría –privándole de su sentido que es manifestar que ningún candidato nos entusiasma- , y sólo cuenta el voto afirmativo.

Junto con la oración a Dios, pidiendo que nos ilumine, hemos de analizar en estos días cuáles personas con sus ideas y proyectos encarnan nuestras convicciones cristianas.

Analizar qué candidatos nos aseguran la lucha incansable en defensa de la vida humana desde la concepción hasta su muerte natural, y la búsqueda del bien común para que todos los argentinos se dignifiquen como personas.

Descubrir qué candidatos nos ofrece probada mejor imagen de honestidad personal, seguridad y transparencia en su futura acción política en el manejo de la cosa pública, y que sin dejarse seducir por la posibilidad del “negocio” para sí mismos y sus amigos, utilizarán los recursos que son de todos, para humanizar mejor a todos.

Detectar qué candidatos lucharán mejor para erradicar la violencia cada vez más invadente de nuestra sociedad, dotándonos de espacios verdaderos de paz social.

Seguramente muchos se habrán preguntado acerca de estas cuestiones, y la respuesta probable sea que ningún candidato reúne todas las exigencias que nosotros pretendemos.

En esto tenemos que ser realistas y saber que no encontraremos candidatos químicamente puros. Este hecho concreto exige ponernos más bajo la luz de lo alto para buscar la voluntad de Dios y elegir no el mal menor, dado que el mal no ha de elegirse desde una perspectiva de fe, sino buscar con el voto afirmativo realizar el bien posible en el aquí y ahora de nuestra historia como Patria.

Elegir por lo tanto, conforme a nuestra conciencia recta, sin dejarnos influir por el ruido de las encuestas, la más de las veces mentirosas, ni bajar los brazos ante los siempre “anunciados triunfos” que buscan hacernos jugar por “el favorito” y no por lo que pueda resultar más beneficioso para nuestra Patria.

Elegir bien supone tener en claro cuál ha sido nuestra realidad pasada, cómo se muestra el presente y qué podemos cambiar para el futuro.

4.-La respuesta de Jesús (Lucas 18,1-8)

Jesús asegura que si el juez injusto cumple con su deber no por amor a la justicia, sino para evitar el fastidio de la viuda, cuánto más Dios escuchará los ruegos de todo género de elegidos para concretar la justicia, en el plano individual y social.

Nos hará justicia, aunque tarde en llegar, en el sentido de que se realizará, con nuestra colaboración todo aquello que respete y corresponda a nuestra realidad de hijos de Dios, creados a imagen y semejanza de nuestro Señor.

Por lo tanto en medio de la tentación por el desánimo, por bajar los brazos, acordarnos que siempre Dios está con nosotros ya que somos sus hijos

El tardar en respondernos no significa que El nos haya abandonado. La tardanza, a veces, implica que El espera reconozcamos con una actitud de profunda fe que en definitiva es El quien se acuerda de nosotros siempre, a pesar de nuestros olvidos.

Se trata de reconocer que muchas veces la tardanza en la realización de la justicia en este mundo obedece más a nuestra desidia y falta de asunción de los deberes personales y sociales, que a una falta de escucha por parte del Creador.

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Reflexiones en torno a los textos bíblicos de la liturgia dominical del 21 de Octubre de 2007.

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Padre Ricardo B: Mazza. Director del CEPS “Santo Tomás Moro” y del Grupo Pro-Vida “Juan Pablo II.

Santa Fe de la Vera Cruz, 22 de Octubre de 2007.

http://ricardomazza.blogspot.com/

ribamazza@gmail.com

16 de octubre de 2007

...Desde la cárcel el evangelio no está prisionero...

1.-El compromiso misionero de la Iglesia

El próximo domingo 21 de octubre celebra la Iglesia Universal la llamada Jornada Mundial de las Misiones, que en Argentina se recordó el pasado domingo 14.

El objeto de esta Jornada es el de recordar aquello que es primordial al ser mismo de la Iglesia, esto es, la misión según el mandato de Cristo expresado antes de su Ascensión: «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28, 19-20).

Se trata de actualizar una vez más el llamado que cada bautizado ha recibido y de sentirnos interpelados por el Señor para poner por obra lo que nos encomienda de llevar a todos los hombres al encuentro del Dios Trinitario revelado por su Hijo hecho hombre.

La Salvación traída por Jesús tiene por destinatarios a todos los hombres, porque Dios nos creó para entrar en comunión con El, sin que nadie quede excluido, a no ser por decisión propia.

Esta universalidad del llamado patentiza la catolicidad de la Iglesia fundada por Jesús y debe hacerse presente en todos los rincones del mundo.

Esta misión reviste, por lo tanto, el carácter de servicio eclesial tal como lo recuerda Benedicto XVI en el Mensaje para esta Jornada Mundial 2007: “El compromiso misionero sigue siendo el primer servicio que la Iglesia debe prestar a la humanidad de hoy, para orientar y evangelizar los cambios culturales, sociales y éticos; para ofrecer la salvación de Cristo al hombre de nuestro tiempo, en muchas partes del mundo humillado y oprimido a causa de pobrezas endémicas, de violencia, de negación sistemática de derechos humanos”.

2.- Universalidad y gratuidad de la salvación proclamada

Esta universalidad ya se percibía en el Antiguo Testamento como lo presenta –por citar algún ejemplo concreto- el segundo libro de los reyes con la curación de Naamán el sirio (5,14-17).

Este hombre luego de ciertos reparos, se somete a lo que prescribía el profeta Eliseo, y queda curado después de bañarse en el Jordán.

La gratuidad de la salvación ofrecida por Dios a toda la humanidad queda de manifiesto en la curación de este leproso extranjero. Es decir, se muestra, -podríamos decir- “la catolicidad” de Dios, siempre dispuesto a repartir con generosidad la abundancia de sus dones.

Ese Dios Salvador que no está constreñido a fronteras geográficas como los dioses paganos, -como pensaba Naamán, llevándose tierra de las cercanías del Jordán- sino que se deja adorar por todos.

La fe seguirá abriendo el corazón de este extranjero que comprenderá que el don de Dios no se puede comprar ni agradecer con dádivas -por eso ofrece un reconocimiento a Eliseo-, sino que es la expresión más pura de la gratuidad de Dios -por eso el profeta no acepta regalo alguno-.

Ahora bien, este tema del llamado a los paganos para ingresar al reino instaurado por Cristo se repite en numerosos textos del Nuevo Testamento.

Resulta una muestra el que se proclamó el domingo pasado con la curación de los diez leprosos, volviendo al encuentro de Cristo para agradecer solamente el samaritano, o sea, el extranjero (Lucas 17,11-19).

Este hombre sabe de su miseria y de su incapacidad natural para ser merecedor de los dones de Dios, por eso regresa al autor de su salvación, no sólo corporal con la curación de la lepra, sino también con la regeneración de su espíritu con el don de la gracia.

Los otros nueve, quizás por ser judíos, pensaban que les era debida la curación, dando por sentado que merecían ser curados.

Situación esta que se repite tantas veces en nosotros los creyentes que nos cuesta entender que el don de Dios es siempre gratuidad total, inmerecida salvación a la cual sólo hemos de responder como el samaritano con la aceptación interior por medio de la fe.

3.-Desde la cárcel y las persecuciones del mundo

La gratuidad de los dones, por voluntad de Dios, debe prolongarse en la proclamación del Evangelio guiados por la fuerza de lo alto.

El Apóstol San Pablo prisionero por segunda vez en Roma, escribe a su colaborador íntimo Timoteo la segunda carta (2,8-13) en la que nos deja hermosas enseñanzas en relación al fuego que hemos tener al transmitir el mensaje de Cristo.

El Apóstol señalará a Timoteo que el don recibido se prolonga en la tarea de la evangelización y que el centro de la predicación ha de estar puesto en “Jesucristo, resucitado de entre los muertos, descendiente de David, según mi Evangelio” (II Timoteo 2,8).

De hecho siempre la invitación a una vida nueva ha de apuntar a la centralidad de nuestra adhesión incondicional a la Trinidad Santa por Cristo en el Espíritu Santo.

Pablo escribe desde la cárcel siendo éste un anticipo de lo que a la Iglesia le tocará sufrir en el transcurso del tiempo, por mantenerse firme en el anuncio de la Palabra, a pesar de los pecados de quienes formamos parte de ella, y entre “las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios”.

Y así comprobamos –por ejemplo- que en estos días en nuestra Patria se desató una ofensiva anticatólica que no se detendrá en el futuro.

El caballito de batalla es la defensa del aborto, queriéndosela legitimar comparando esta situación con los supuestos delitos convenidos de oídas, que habría cometido –según la versión oficial- algún miembro de la Iglesia.

Al grito de “Iglesia genocida”, grupos de mujeres cual modernas Erinias de la mitología griega, manifestaban su furia en Córdoba viéndose frustrada su intención de pintar la Catedral de la ciudad mediterránea.

Otras llamadas “católicas por el derecho a decidir” –aborteras al fin- ingresando a un templo católico pretendían recibir la Eucaristía. Los feligreses a una con la verdad, rechazaron tal sacrílega pretensión.

La inefable Vilma Ibarra presentó en el senado de la Nación el proyecto de reforma del Código Civil en lo que se refiere al matrimonio utilizando como argumento el que "debemos reconocer a las personas la libertad de elegir con quien asumir los compromisos de la convivencia en pareja, regulada en la institución jurídica y laica del matrimonio, otorgando entonces iguales derechos y obligaciones con independencia de que los contrayentes sean del mismo o de distinto sexo". (cf.www.nuevoencuentro.com).

Esta manera de pensar es ciertamente grotesca y descubre la ideología que la sustenta, “la perspectiva de género”, que con prisa y sin pausa se menea por el mundo desde la década del 70.

En rigor, desde la recta razón se ha de reconocer que partiendo de la naturaleza del hombre, creado varón y mujer, el matrimonio goza de la conveniente regulación jurídica sin que haya necesidad de agregarle formulaciones extrañas al “sentido común”, que debiera ser el más común de los sentidos.

A pesar de todo esperamos que cunda la racionalidad en el Senado obviando esta reforma, aunque no nos debe sorprender lo contrario, habida cuenta que los intereses en juego son más importantes para muchos que la verdad misma.

4.-La Palabra de Dios no está encadenada.

Todas estas situaciones contrarias al sentir y vivir cristianos –y sólo he citado algunas-, no nos deben asombrar ya que se repite lo afirmado por san Pablo cuando dice que por Cristo “estoy sufriendo hasta llevar cadenas como un malhechor; pero la Palabra de Dios no está encadenada” (2 Tim. 2,9).

¡Qué hermosa afirmación! : ¡La Palabra de Dios no está encadenada! , ¡Aunque algún diario pretenda que la Iglesia lo haga!

No podrá poder alguno silenciar la Palabra del Señor, ya que la verdad se impone por la fuerza interior que la caracteriza, y es la misma Palabra la que fortalece al mensajero haciéndole pensar que “todo lo soporto por los elegidos, para que también ellos alcancen la salvación que está en Cristo Jesús con la gloria eterna” (2 Tim 2,10).

Es decir que el heroísmo vivido por los bautizados enviados a transmitir la verdad, tiene presente a los elegidos –que en definitiva son todos los hombres- para que alcancen también la salvación, aunque vivan en el error o el pecado durante mucho tiempo.

Es por eso que no hemos de tener miedo por los desprecios sufridos a causa del servicio al Evangelio, ya que “si nos mantenemos firmes, también reinaremos con él” (2 Tim.2, 12)

Más aún, las persecuciones nos deben llenar de alegría, -no porque seamos masoquistas- sino porque la vida Nueva traída por Jesucristo se establece a través de la Cruz.

De allí que sea “cierta esta afirmación: si hemos muerto con él, también viviremos con él” (2 Tim.2, 11).

Estamos transitando horas cruciales para nuestra fe, por lo que resulta necesario testimoniarla con firmeza recordando lo que Pablo nos dice acerca de Jesucristo: “si le negamos, también él nos negará” (cit. v.12) aunque “si somos infieles, él permanece fiel, pues no puede negarse a sí mismo” (v.13).


Padre Ricardo B. Mazza. Director del CEPS “Santo Tomás Moro” y del Grupo Pro-Vida “Juan Pablo II” de la ciudad de Santa Fe de
la Vera Cruz.

ribamazza@gmail.com

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16 de octubre de 2007.

Cuando los recuerdos vienen marchando…

1.- Mirando la antigua Roma.

“Lucio Sergio Catilina era miembro de una familia noble empobrecida y uno de los principales apoyos de Sila. En el año 68 fue elegido pretor y al año siguiente gobernador de Africa. Sus mandatos no debieron ser muy positivos ya que fue enjuiciado por abuso de poder. Presentó su candidatura para cónsul en el año 65 que le fue denegada por estar bajo juicio. Esta podía ser una de las razones de la conjura encabezada por Catilina para ocupar el poder en el mes de octubre del año 63 a.C. La conjura fue descubierta por el cónsul Cicerón gracias a la información facilitada por la amante de uno de los conjurados. Cicerón pronunció ante el Senado cuatro encendidos discursos contra Catilina -los denominados "Catilinarias"-. El conjurado partió para Etruria donde Manlio se había sublevado y los partidarios que quedaban en Roma cometieron un error de cálculo que permitió a Cicerón acabar con la conjura y ajusticiar a cinco de los conspiradores. El cónsul Cayo Antonio se dirigió a Etruria para luchar contra los rebeldes. En Pistoia Catilina fue rodeado por el ejército de Antonio y murió en la batalla junto a 3.000 partidarios.” (Arteehistoria.com. Protagonistas de la Historia.)


Cicerón cometió el error de hacer ajusticiar a cinco de los conspiradores, que lo eran en su intención, reconocida por cierto ante el senado de Roma, pero que no habían puesto por obra su intención, es decir no habían cometido ningún delito externo. César trató de defender a los conspiradores aduciendo que nadie puede ser condenado por sus intenciones sino por los actos realizados, -de hecho los conspiradores no se habían levantado en armas contra Roma- y menos aún sin previo juicio en el que se les permitiera la defensa. El senado hizo oídos sordos y arrogándose la facultad judicial consintió en el plan de Cicerón, procediéndose sumariamente a la ejecución de los implicados. Esto generó que el pueblo percibiera que quedaba en manos del poder senatorial, y que lo sucedido con los partidarios de Catilina sentaba un precedente peligroso para el futuro. A partir de ese momento se abría paso a la impunidad fogoneada por el poder estatal.


2.-Cuando los recuerdos vienen marchando…….


La sociedad llega a un momento de hastío tal, -lo demuestra la historia permanentemente- que va generando anticuerpos que puedan salvarla ante la justicia sesgada tan frecuente que se transforma en injusticia permanente.


En efecto, treinta y siete años antes de la condena de los seguidores de Catilina, Lucio Apuleio Saturnino fue nombrado Tribuno de la Plebe y defendió reformas parecidas a las que anteriormente habían defendido los Graco. Propuso una ley que diese tierras a los veteranos de la reciente guerra contra los germanos y ofreció grano a un precio más bajo del que se ofrecía a través del estado. El Senado se opuso a estas medidas y se desencadenaron las respuestas violentas. De resultas de esto Quinto Labieno, Saturnino, Lucio Equitio y otros, perecieron bajo las tejas en la Curia Hostilia durante el sexto consulado de Cayo Mario.


En efecto fueron asesinados por instigación de Sila, -mano derecha de Mario- para evitar que sometidos a un proceso judicial –de resultado incierto- causaran una violencia mucho peor. Así que quince hombres murieron, no hubo incendiarios juicios por traición, llegó la flota que transportaba el grano y Mario lo distribuyó entre la población.


Los verdaderos asesinos –casi todos de “noble” linaje- de estos romanos fueron dejados impunes por el Estado, y nadie ni nada hacía prever que en el futuro se recordara –con ocasión de lo sucedido con la causa Catilina-, que podían ser acusados por homicidio según la legislación del rey Tulo Hostilio que aún tenía vigencia entre las leyes romanas.


3.-La actualidad en nuestra Patria


Desde hace ya cierto tiempo –alrededor de tres años- son muchos lo que pregonan la defensa de los derechos humanos, centrados casi exclusivamente en los llamados delitos del gobierno militar de la década del 70.


Sabemos por la experiencia de cada día que se busca focalizar la atención en derechos humanos sesgados, toda vez que seguimos despreciando la vida en el aborto, la píldora del día después y se planifica la esterilización para disminuir a los pobres pero no la pobreza, sin un serio proyecto de salud que busque erradicar las enfermedades y la desnutrición entre los más desfavorecidos socialmente.


La ausencia de proyectos genuinos que busquen crear fuentes de trabajo, el mantenimiento del clientelismo político, la inercia ante la degradación del medio ambiente y el casi silencio cómplice ante la venta de grandes extensiones de tierras en suelo argentino con destino y dueños inciertos, y tantas otras señales claras de que no hemos avanzado tratando de superar tantas carencias y de mirar más a la necesidad de la gente, señalan los derechos humanos conculcados, de los ciudadanos .


Para no pocos políticos –aunque felizmente no todos- los ciudadanos somos “la gilada” que se engaña con pan y circo sometiéndonos permanentemente con operaciones que son verdaderas puestas en escena para distraernos de los verdaderos problemas.


El juicio de los actores del gobierno militar avanza con prisa y sin pausa, buscando la verdad de una “memoria” histórica sesgada.


El caso López pasó al olvido, Gerez y el operativo que alrededor de él se montó, quedó desactivado prontamente, hasta tal punto que los fiscales comienzan a mirar hacia el lado que el gobierno no quiere.


Además saltó en estos días otra vez el amor por la verdad sesgada en el affaire Ma Estela Martínez de Perón y la triple A.


Hasta aquí Cicerón pareció triunfar ajusticiando a los molestos implicados en la rebelión de Catilina. Se podrá decir que lo que sucedió en la antigua Roma no se repite en nuestra historia, toda vez que en nuestra Patria se promueven “debidamente” los juicios y que nadie es condenado sin antes examinar y probar sus delitos.


En rigor, en la Argentina esto no es así, ya que lo que más abunda es la condena pública de los ciudadanos aún antes de ser juzgados, y los testigos que se presentan no parecen siempre gozar de la virtud de la veracidad, sino más bien ellos mismos sospechados de haber recibido sobornos.


Los jueces, más bien dan la sensación que son “apretados” para actuar so pena de que se ventilen cuestiones que pudieran infamarlos hasta llegar a los estrados del Consejo de la Magistratura o como una forma de ganar notoriedad complaciendo al poder de turno.


La triple A, parecería ser vista -a más de treinta años atrás-, por analogía con la Antigua Roma, como una reproducción de aquellos que mataron -como brazo del Estado- a Saturnino y sus seguidores.


¿Pero, y los otros? ¿Los que militaron en el terrorismo de distinto signo? Es decir los que tuvieron como forma de vida la realización de acciones “ llevadas a cabo por grupos no gubernamentales o por unidades secretas o irregulares, que operan fuera de los parámetros habituales de las guerras y a veces tienen como objetivo fomentar la revolución”. (Encarta 2004).


4.-El efecto boomerang de retorno


El término boomerang de retorno –es un proyectil de los aborígenes australianos que luego de ser despedido y cumplir su cometido vuelve a quien lo ha lanzado-, suele aplicarse en el lenguaje coloquial a toda situación que alguien ha comenzado y que termina por volverse contra quien le ha dado origen.


Esto es lo que ha sucedido en estos días.


En efecto, tanto se ha declamado por la “memoria incompleta” pidiendo juicio y condena a quienes han pugnado contra la guerrilla “desde arriba”, desde el poder político, obviando deliberadamente a todos los que han ejercido violencia “desde abajo”, que el boomerang volvió a su origen exigiendo una memoria completa en la que se juzgue a todos los que asolaron nuestra Patria a través del crimen sistemático.


El 11 de julio de 2006 en un artículo de mi autoría “Hablar por boca de ganso” (cf. PyD) decía:


“Se machaca desde hace tiempo sobre el castigo por determinados delitos.


Como dije a algún medio, en nuestra Patria, hay hijos y entenados. Si se tiene vocación seria de perseguir los delitos cometidos, pues que se haga con todos y con toda clase de delitos, aunque algunos tengan que abandonar los cargos políticos que actualmente detentan”.


Sin ser profeta, partiendo de una mirada permanente de nuestra realidad, avizoraba ya lo que ahora nadie se atreve a negar.


Quien dijera esto en el 2006 era considerado “procesista”. En la actualidad se van sumando distintas voces del quehacer político y social que comienzan a exigir también una revisión del comportamiento guerrillero.


¿Los acusarán ahora de procesistas a todos?


Y así según La voz del Interior (cf. diario7.com.ar), hasta la inefable Estela de Carlotto criticando a Ma Estela de Perón, apunta a un ejercicio serio y abarcativo de la justicia:


Creo que es correcto que en este país cada uno le rinda cuentas a la historia y se avenga a los procesos que le caigan. Aquél que no hizo nada que sea delictivo va a salir airoso y no se va afectar su buen nombre y honor”.


¿Estaría pensando en la guerrilla setentista?


Para reafirmar esto se recuerda en estos días con suficiente énfasis el Art. 7 del Estatuto de Roma que establece los crímenes de lesa humanidad, y a la Asamblea General de las Naciones Unidas, que en su Res. 51/210 del 16/01/96, tipifica como Crímenes de Lesa Humanidad, “los actos criminales con fines políticos, concebidos o planeados para provocar un estado de terror en la población en general”.


5.- Al borde del precipicio.


Si querer ser tremendista oteo que estamos a un paso de una renovada lucha entre hermanos impulsada por aquellos que debieran caracterizarse por la prudencia política.


En un año de elecciones mucho bien haría que algún político tuviera la grandeza de presentar un proyecto de reconciliación nacional que termine con la actitud del escarabajo, que destruye todo a su paso.


Sólo un pueblo de grandezas de miras podrá superar tanta miseria.


Desde la fe, los cristianos debemos trabajar con denuedo para producir un cambio en la sociedad toda que permita mirar y caminar hacia delante a la meta de plenitud para la que fuimos constituidos como Nación.


Para no abundar más aquí, me remito como propuesta y camino superador de tantos males, al artículo que escribiera el 24 de marzo de 2006: “La memoria del perdón” (PyD).

Padre Ricardo B. Mazza. Director del CEPS “Santo Tomás Moro”. Director del Movimiento Pro-Vida “Juan Pablo II”. Profesor Tit. de Teología Moral y DSI en
la UCSF. Párroco de “Ntra Sra de Lourdes”, de la ciudad de Santa Fe.


ribamazza@gmail.com


Publicado en Diario7, el 23 de Enero de 2007.

8 de octubre de 2007

“Mi pierna izquierda” o el hombre que no quería estar completo

1.- Un presente anunciado.

El 18 de febrero de 2005, la página política y desarrollo publicó un artículo de mi autoría titulado ¿Hacia el homicidio institucionalizado?.
En el citado escrito, entre otras cosas, ante la inminencia de ser aprobada en la provincia de Santa Fe la ley de mutilación de la facultad procreativa humana llamada esterilización quirúrgica, predecía que el plan en este aspecto consistía en ir aprobando en las provincias esa concesión mutilante, para que ante “el clamor” provincial, el parlamento nacional se viera constreñido a aprobar esto para todo el país.
El correr del tiempo, ya más de un año, me dio la razón.
En efecto, hoy ya está el proyecto en la cámara de diputados de la Nación, y no se visualiza que quede postergado, a causa de la presión de tantos intereses en juego.
No soy adivino, pero trato de hacer siempre una lectura de los acontecimientos diarios que hacen previsibles los hechos que se van sucediendo.

2.- La mutilación de los cuerpos.

Trataré ahora de analizar este tema lo más racional posible, teniendo en cuenta que el hombre debe regirse por la recta razón en todos sus actos, esbozando al mismo tiempo un camino superador de la decadencia en que yacemos.
Supongamos que un hombre visita a su médico y amigo, y le dice:
-“Vengo para que me indiques los pasos a seguir para que me corten la pierna izquierda”.
Pasado el primer momento de desconcierto ante el pedido, y luego de desechar un pensamiento acerca de si su amigo estaba en sus cabales, le responde:
-“Te examinaré para ver que tenés”, y antes que su amigo responda comienza a revisar la pierna en cuestión.
-“No hay nada, está perfecta”.
-“Pero es que yo quiero que me la corten”.
Dudando ya de la lucidez de su amigo intenta convencerlo de lo irracional de su pedido y de las penas que le sobrevendrían a él por hacerle caso. Pero el amigo insiste: -“Tengo derecho a mi cuerpo, y por lo tanto reitero el pedido.
El médico que estudió Teología Moral durante su carrera en una universidad católica, desempolva sus conocimientos y responde:
-“Es verdad que tienes derecho sobre tu cuerpo, pero esto significa que como persona, revestido de dignidad, debes ser respetado en tu integridad física y que nadie puede mutilar alguna parte de tu cuerpo, a menos que estuvieras enfermo y corriera peligro el todo corporal por la enfermedad de alguna parte.

Si tu pierna, por ejemplo, tuviera gangrena sería lícita la intervención para salvar tu vida. Pero no es tu caso y, por otra parte, además del derecho a la integridad física, que no debe ser vulnerada, salvo en caso en enfermedad,-repito-, tienes el deber de cuidar tu salud y tu vida para poner al servicio de la comunidad los dones que el Señor te ha dado.
Más aún, el Estado, que debe velar por el bien común a través de sus autoridades, tiene el deber, -correspondiente a tu derecho-, de brindarte subsidiariamente aquellos medios que vos no podés alcanzar por ti mismo para salvaguardar tu integridad física. Y consecuentemente, la Patria tiene el derecho de exigirte el cuidado de tu salud para que puedas integrarte al todo nacional y contribuir a su perfeccionamiento a través de tus cualidades.
Acceder a tu pedido, es totalmente irracional, ya que no se dan las condiciones para su realización, y tampoco el estado puede permitir tal amputación, cuando el organismo está perfectamente sano, aduciendo una “libertad irrestricta” para que hagas lo que quieras, ya que el uso de la libertad supone siempre un basamento en la verdad de las cosas”.

3.- La mutilación de los órganos procreativos.

Lo expuesto anteriormente pretende desde una óptica racional y totalmente desapasionada, enfocar el problema en su verdadera dimensión.
Según el razonamiento expuesto anteriormente, la esterilización quirúrgica de los órganos genitales, ya sea la atadura de trompas para la mujer, o la vasectomía para el hombre, con la sola finalidad de constituir de modo permanente un medio anticonceptivo, es una verdadera mutilación y por lo tanto no querida por el Creador que siempre desea nuestra integridad física, a no ser que medie, como dijimos más arriba, alguna enfermedad que afecte a la totalidad del cuerpo.
En el caso de mutilación de los órganos genitales, la intervención quirúrgica adquiere una gravedad mayor, toda vez que dichos órganos están íntimamente relacionados con la posibilidad de dar vida, y por lo tanto contribuir con el Plan del Creador.
Al respecto afirma magníficamente el Papa Pablo VI: “En la misión de transmitir la vida, los esposos no quedan, por tanto, libres para proceder arbitrariamente, como si ellos pudiesen determinar de manera completamente autónoma los caminos lícitos a seguir, sino que deben conformar su conducta a la intención creadora de Dios, manifestada en la misma naturaleza del matrimonio y de sus actos y constantemente enseñada por la Iglesia” (Enc. Humanae Vitae nº 10).
Y sigue diciendo Pablo VI sobre la utilización de medios terapéuticos: “La Iglesia, en cambio, no retiene de ningún modo ilícito el uso de los medios terapéuticos verdaderamente necesarios para curar enfermedades del organismo, a pesar de que se siguiese un impedimento, aun previsto, para la procreación, con tal de que ese impedimento no sea, por cualquier motivo, directamente querido” (nº 15).

4.- La legitimación jurídica.

En la mentalidad actual se piensa que cuando se le da un encuadre jurídico a estas cuestiones, no se obliga a nadie a someterse a lo permitido por la ley, y que por lo tanto quien considere la malicia de ésta, no tiene por qué hacer uso de ella. Pero que –se razona-, a aquellos que no comparten los mismos postulados éticos se les deben dar normas apropiadas a su sentir.

En rigor, si bien nadie está obligado a usar de estas leyes permisivas del mal, nadie puede negar, como lo recuerdan Juan Pablo II y Benedicto XVI, que la legitimación de éstas prácticas llevan a pensar a un gran número de ciudadanos, que las mismas gozan de bondad por el sólo hecho de ser legislada su permisión.
“La ley humana, -razona Santo Tomás de Aquino-, es tal en cuanto está conforme con la recta razón y, por tanto, deriva de la ley eterna. En cambio, cuando una ley está en contraste con la razón, se la denomina ley inicua; sin embargo, en este caso deja de ser ley y se convierte más bien en un acto de violencia” (Suma Teológica I-II q. 93, a 3, ad 2um). Y añade: “Toda ley puesta por los hombres tiene razón de ley en cuanto deriva de la ley natural. Por el contrario, si contradice en cualquier cosa a la ley natural, entonces no será ley sino corrupción de la ley” (ST q. 95, a.2).
La vigencia de la democracia tampoco implica que es lícito hacer cualquier cosa como muchas veces se piensa, ya que “la democracia no puede mitificarse convirtiéndola en un sustitutivo de la moralidad o una panacea de la inmoralidad. Fundamentalmente es un “ordenamiento” y, como tal, un instrumento y no un fin. Su carácter “moral” no es automático, sino que depende de su conformidad con la ley moral a la que, como cualquier otro comportamiento humano, debe someterse; esto es, depende de la moralidad de los fines que persigue y los medios de que se sirve.” (Juan Pablo II Encíclica Evangelium Vitae nº 70).

5.- La mutilación de la justicia

Hace pocos días la justicia, según los medios de información, aprobó que una madre de cuatro hijos, sumida en la pobreza, pudiera acceder a la atadura de trompas como método anticonceptivo, sin que por ello se pretenda solucionar el estado de postración en que viven los pobres “en la tierra del pan”.
Tal hecho, aparentemente legítimo, constituye una violación palmaria del derecho que tiene esa persona a la integridad física, máxime cuando esta persona, así engañada, es incapaz de reclamar por la satisfacción de otros derechos suyos abierta y permanentemente vulnerados: a la vivienda digna, a la salud, al trabajo, a la alimentación etc.
Cabe señalar aquí que, como enseña Santo Tomás de Aquino el objeto de la justicia es el derecho.
En consonancia con esto, quienes deben administrar justicia han de buscar y proteger los derechos de las personas.
Es decir que en lugar de vulnerar el derecho a la integridad física –como en este caso- debieran exigir al Estado no el suprimir a los pobres “futuribles”, sino la pobreza, con medidas y leyes que promuevan la familia, y les permitan vivir con el pan conseguido a través de un trabajo digno.
Las naciones europeas que languidecen en la vejez a causa de años de políticas anticonceptivas, comienzan a revertir esa situación, atentos a las deletéreas consecuencias de sus desguisados de antaño.
Nuestra Patria, en lugar de adquirir experiencia de los fracasos ajenos se envenena con ideologías foráneas, que sólo buscan despoblar la Nación para poder así quedarse con las riquezas de nuestro suelo.
De hecho, tales expolios de nuestras riquezas ya comienzan a visualizarse en la actualidad, y se oyen voces tímidas de protesta ante la degradación del suelo y la pérdida o falta de explotación de nuestras riquezas a favor de los ciudadanos.

Mientras los de afuera se enriquecen, con el consentimiento y complacencia de nuestros gobernantes, gran parte del pueblo argentino padece hambre y carece de lo elemental para desarrollarse como personas.
Mientras se llevan otros el agua potable, ¡cuántos hermanos nuestros no tienen para beber más que agua contaminada!
Mientras en Europa premian a quienes tienen hijos, y de esa manera apuestan a revertir su situación fortaleciendo la familia, nosotros estamos invadidos por costosas campañas contra la vida y la familia.
¡Despierten quienes nos gobiernan! ¡ No sean cómplices con políticas dañinas a nuestro pueblo! Copien de los europeos la promoción de la familia, la cultura del trabajo, la educación sabia que permita a todos conocer sus derechos verdaderos y correlativos deberes.
¡Es necesario dejar de lado tanta mezquindad, tanto bombardeo antivida y consumista, con falsas esperanzas de una opulencia que nunca llega!
La única manera de eliminar la pobreza es promover al pobre, o ¿será acaso que no quieren sacar al hermano de su postración cultural, económica y social para no perder los votos que la dádiva provee?
¡ Estos pecados claman al cielo!
¡Quiera el Señor poner su mano salvadora sobre nuestra querida Patria!

Cngo Ricardo B. Mazza, Profesor Titular de Teología Moral en la UCSF, párroco de “Ntra Señora de Lourdes”.
Santa Fe, 23 de Junio de 2006, en la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. ribamazza@gmail.com Publicado por www.politicaydesarrollo.com.ar

3 de octubre de 2007

La Iglesia en América y la misión de los laicos

El articulista analiza desde la perspectiva del Magisterio la misión del laico comprometido inserto en el mundo.
También su experiencia personal como fundador y Director del Centro de Estudios Sociales y Políticos Santo Tomás Moro, como panelista pro vida y como columnista.


1.- Un poco de historia.

El Papa Juan Pablo II el mismo día en que se cumplieron los quinientos años del comienzo de la Evangelización en América, o sea el 12 de Octubre de 1992, al inaugurar la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Santo Domingo, presenta la propuesta de un encuentro sinodal “en orden a incrementar la cooperación entre las diversas Iglesias particulares” para afronta juntas, dentro del marco de la nueva evangelización, los problemas relativos a la justicia y la solidaridad entre las naciones de América (cf. Ecclesia in America nº 2).
Recibida con beneplácito la propuesta por parte de los distintos episcopados, se formalizó en el Sínodo de los Obispos para América, realizado en el Vaticano del 16 de noviembre al 12 de diciembre de 1997.
Como lo realizara en ocasiones similares, el Papa reúne en un documento las iniciativas y propuestas realizadas en el Sínodo, en el marco regulatorio de su propia visión como Pastor universal.
De allí nació el 22 de Enero de 1999 la Exhortación Apostólica Postsinodal “Ecclesia in América”, sobre el “Encuentro con Jesucristo vivo, camino para la conversión, la comunión y la solidaridad en América”.

2.- El encuentro con Cristo.

El título del documento, que coincide con el tema de la Asamblea sinodal “expresa claramente la centralidad de la persona de Jesucristo resucitado, presente en la vida de la Iglesia, que invita a la conversión, a la comunión y a la solidaridad” (E in A. nº 3).
Seguirá expresando el Papa, como no podría ser de otra manera, que el punto de partida del programa evangelizador es el encuentro con la persona de Cristo.
Esta afirmación es de capital importancia si se quiere entender qué es el catolicismo y a dónde se orienta. Se piensa a veces que ser católico es vivir de acuerdo a un compendio de principios morales, desconectado de Cristo, cuando en realidad es primero un encuentro personal con Jesús, conformando nuestra vida a la de él, siguiendo sus pasos, y asumiendo sus enseñanzas en actitudes concretas. Es decir, el obrar moral es una prolongación del ser en y de Cristo.

De allí se explica tanta incoherencia en la vida del creyente que considera muchas veces que se puede ser cristiano con una vida moral censurable, cuando en realidad, la respuesta moral no es más que la concreción de lo que se cree y posee: la identidad con Cristo, y contrariamente, la falta de aceptación de la persona de Cristo lleva al naufragio moral.

Cuando un legislador o gobernante se dice católico por ejemplo y apoya lo que denigra al hombre como el aborto, la eutanasia, la esterilización o no hace nada por el engrandecimiento humano de sus hermanos, no comete meramente, como se piensa a veces, una picardía política al pensar en sus propios intereses solamente, sino que pone de manifiesto su falta de fe en Cristo, a quien no ve como Hijo de Dios hecho hombre, y por lo tanto termina por desconocer la dignidad del mismo hombre que se origina en su creación a imagen y semejanza de Dios y se perfecciona cuando el Hijo de Dios asume, dignificándola, la naturaleza humana.

3.-Los fieles laicos y la renovación de la Iglesia.

La exhortación apostólica Ecclesia in America va siguiendo en sus distintos capítulos lo anunciado por el Papa como tema. Y así comenzando por el encuentro con Jesucristo vivo (cap. 1), en el hoy de América (cap.2), camino de conversión (cap. 3), camino para la comunión (cap. 4), y para la solidaridad (cap. 5), llegar a la misión de la Iglesia hoy en América: la nueva evangelización (cap. 6).

El documento es profundísimo, - y no podría ser de otra manera ya que recoge la voz de los obispos latinoamericanos en comunión con la del Pastor Universal- y ciertamente da pie para muchas reflexiones que sería imposible realizar en el encuadre de esta nota.
De allí que quisiera detenerme sobre todo, por ahora, en lo expresado en el número 44: Los fieles laicos y la renovación de la Iglesia.
¿Y por qué ésta delimitación temática? Los últimos acontecimientos en la Argentina, ameritan el seguir profundizando en lo que ya expresara en mis dos últimas notas.

Mons. Piña, después de su triunfo misionero recordó la necesidad de que los fieles laicos tomen la posta para trabajar en el campos social, económico y político a favor de sus hermanos.
Uno se pregunta entonces: ¿Es que no había en Misiones suficientes laicos preparados para desempeñar las funciones que asumió su pastor? O si los había, ¿no eran reconocidos por la gente como propulsores de una nueva forma de trabajar en política? Dicho de otro modo, ¿carecían de un testimonio perceptible que motivara confianza en el electorado?
Posiblemente se dio un poco de todo eso, de allí la necesidad de que el obispo, conocido por todos, encabezara la lista de la resistencia ciudadana contra la naciente nueva forma de totalitarismo.

Esta realidad nos lleva a reflexionar en voz alta sobre el papel que incumbe a los laicos, con el objeto de avizorar posibles caminos para el futuro, sin dejar totalmente de lado lo que dijera en el artículo “La Iglesia y la Política”, en el sentido de que en situaciones especialmente difíciles, no sería contrario a la vocación del consagrado asumir alguna misión dentro del quehacer político, como aconteció en los albores de nuestra Patria.
Mons. Domingo Castagna en su homilía (Despertadores de la Conciencia) del pasado domingo 29 de octubre confirma mi pensamiento, -es el misterio de la comunión- , cuando dice: “Sabemos, por acontecimientos notables de nuestra historia patria, que debieron también los clérigos comprometerse en la alta política nacional: la Revolución de Mayo, la Declaración de la Independencia etc. El obispo Fray Mamerto Esquiú, en proceso de beatificación y canonización, fue el inolvidable predicador de la Constitución. Fueron circunstancias excepcionales, en las que se pusieron en juego los valores fundantes de la Patria. Por lo visto, aquellos momentos críticos pueden repetirse y siempre requerirán los mejores ciudadanos, clérigos y laicos. Lo normal y deseable, conforme a las últimas declaraciones del Papa, es que el laicado, bien formado en la fe y en las disciplinas seculares, asuma su responsabilidad temporal y la administración del poder político. Es de lamentar que a la normal enseñanza de la Doctrina Social de la Iglesia se la quiera calificar de intromisión en la política partidaria. Es una táctica para enmudecer a quienes -con absoluta libertad- se constituyen en despertadores de la conciencia ciudadana, particularmente entre quienes se profesan católicos”.
Ahora bien, ¿cómo conseguir un laicado “bien formado en la fe y en las disciplinas seculares?”

La exhortación apostólica señala cuáles son los elementos comunes a la dignidad de todos los bautizados: a) la imitación y el seguimiento de Cristo, b) la comunión mutua y c) el mandato misional.
Dicho esto, reconoce Juan Pablo II que “los pastores han de estimar profundamente el testimonio y la acción evangelizadora de los laicos que, integrados en el Pueblo de Dios con espiritualidad de comunión , conducen a sus hermanos al encuentro con Jesucristo vivo. La renovación de la Iglesia en América no será posible sin la presencia activa de los laicos. Por eso recae en ellos, en gran parte, la responsabilidad del futuro de la Iglesia “ (nº 44).

4.- Los ámbitos en los que se realiza la vocación laical.

La Exhortación Postsinodal señala dos ámbitos bien precisos:
El primero, y más propio, es el de las realidades temporales, que están llamados a ordenar según la voluntad de Dios (cf. nº 44).
Esto se realiza llevando el Evangelio dentro de las estructuras del mundo y así siendo la secularidad la nota propia del laicado y de su espiritualidad “lo lleva a actuar en la vida familiar, social, laboral, cultural y política”, ya que está llamado a su evangelización.
En una América caracterizada por la corrupción, el laico está llamado a vivir su vocación con honradez, transparencia de corazón y la paciencia en las condiciones difíciles de vida.
En relación con la vida política, dice el documento que “es urgente formar hombres y mujeres capaces de actuar, según su propia vocación, en la vida pública, orientándola al bien común. En el ejercicio de la política, vista en su sentido más noble y auténtico, como administración del bien común, ellos pueden encontrar también el camino de la propia santificación. Para ello es necesario que sean formados tanto en los principios y valores de la doctrina social de la Iglesia, como en nociones fundamentales de la teología del laicado. El conocimiento profundo de los principios éticos y de los valores morales cristianos les permitirá hacerse promotores en su ambiente, proclamándolos también ante la llamada neutralidad del Estado”. ( nº 44)

El segundo ámbito es el intraeclesial en el que muchos laicos están llamados a aportar sus cualidades en el campo de la catequesis, de la caridad, visitadores de enfermos y encarcelados, animadores de grupos, etc.
Se trata de fomentar la cooperación de laicos preparados en diversas actividades dentro de la Iglesia con verdadera disponibilidad y permanencia.

Como se observa son dos campos bien delimitados, siendo el último el más frecuente y el primero el menos explotado, por no decir el más olvidado.
De hecho suele suceder que el intraeclesial es el ámbito al que suele acudir y reconocer más frecuentemente la jerarquía para la evangelización, con resultados muchas veces inocuos cuando se trata de hacerse presente en las realidades temporales, que es el ámbito más propio.
¡Cuántas veces acontece que el laico preparado para el ámbito intraeclesial resulta ineficaz en el trabajo de evangelización de las realidades temporales cuando accede por ejemplo a la función pública o política para la cual no ha sido preparado! ¡O lo que es peor se mimetiza con las mañas y actuaciones de una sociedad propensa a asimilarlo a su propia estructura mundana perdiendo el carácter de levadura!
De allí surge la necesidad de plantearse a fondo, reconociéndolo, que lo verdaderamente laical es ordenar a Dios las realidades temporales primer ámbito que señala la Ecclesia in América.

A éste cometido, reclama el Papa, deben orientarse los esfuerzos de la Iglesia para preparar hombres y mujeres que puedan transformar el mundo, siendo sal del mismo y sin el peligro de perder “su sabor” laical.

5.- El ámbito de las realidades temporales y el Centro de Estudios Políticos y Sociales Santo Tomás Moro.

Atento a que la Iglesia debe estar presente en ciertos ámbitos de la vida social y política principalmente a través de los laicos, en el mismo año de la Exhortación Apostólica “Ecclesia in América” (1999) e interpelado por ella, me pareció que en Santa Fe urgía la preparación de laicos que se desempeñen en el primer ámbito laical de las realidades temporales.
Para realizar este cometido fueron convocados representantes de diversas profesiones y del mundo del trabajo, para que a la luz de lo que reclamaba el Papa Juan Pablo II, y constituidos en Centro de Estudios Políticos y Sociales, fueran adquiriendo la formación que los tiempos actuales reclaman.
Santo Tomás Moro, verdadero ejemplo como laico en el campo del derecho y de la política, sería desde ese momento el faro luminoso que daría sentido al obrar futuro.
Indudablemente fue necesario, a la luz del documento papal, ir adquiriendo una nueva concepción de la política “vista en su sentido más noble y auténtico como administración del bien común” (nº 44), superando antiguas concepciones que sólo miran a la posesión y el goce del poder, sin ponerlo al servicio de los más débiles de la sociedad.

Esta nueva concepción de la política debía incluir el despojo de los propios intereses para laborar por el bien de todos.

Ahora bien, más allá de los esfuerzos silenciosos realizados por el Centro desde 1999 en la formación de sus miembros y con aportes concretos en el campo de algunos proyectos de ley, -como el de la mal llamada salud reproductiva- , la Jornada Pro-Vida de 2005 en la que disertaran Mons Franzini, Obispo de Rafaela y el Pbro. Juan Claudio Sanahuja, o la defensa y difusión de aquellos principios que reconocen la dignidad de la persona humana, se hizo necesario un compromiso más acorde con los tiempos presentes.

En este contexto acepté la invitación que se me hiciera –en mi carácter de Director del Centro de Estudios Políticos y Sociales Santo Tomás Moro- para disertar en el II Congreso Internacional por la Familia y la Vida realizado los días 19, 20 y 21 de agosto del presente año en la ciudad de Buenos Aires sobre el tema “El relativismo Moral y la perspectiva de género”.

La defensa de la vida humana desde el comienzo hasta su natural terminación, pasando por el reconocimiento de la dignidad de la persona humana en todos los estadios de su desarrollo natural, nos llevan a organizar el Grupo Pro-vida Juan Pablo II cuya presentación en sociedad será Dios mediante, el próximo Sábado 11 de Noviembre con ocasión de la proyección de la película que no se puede ver por TV “El Grito Silencioso” en el marco del II Encuentro Juvenil parroquial organizado por el Grupo “San Luis Gonzaga”.
Cabe destacar que este grupo juvenil parroquial se inscribe desde sus orígenes en lo que denomina la Ex. Ap. (nº 44) “el ámbito de las realidades temporales”, de allí –entre otras actividades- su colaboración en el nuevo Grupo Pro-Vida.

En este sentido me parece necesario mencionar además que el nuevo equipo de trabajo Pro-Vida es el mejor homenaje a rendir al gran Pontífice que tan valientemente denunció la cultura de la muerte y llamó a una nueva cultura de la vida.

Estos ejemplos los cito a simple modo de referencia para que aquellos que lo deseen vean que es posible trabajar en el mundo confrontando el Evangelio, que aparece como lo “políticamente incorrecto” a los ojos de la posmodernidad, con lo que es considerado “políticamente correcto” que es la cultura de la muerte y la indiferencia por Cristo y los hermanos.

Tarea a realizar todavía será la de convocar a más personas de buena voluntad, consustanciadas con la identidad de católicos, para que vayan formándose en el marco que señala la Exhortación Apostólica “Ecclesia in América”.
De aquí en más la consigna ha de ser como decía Mons Domingo Castagna la de formar “despertadores de la conciencia ciudadana, particularmente entre los que se profesan católicos”, cumpliendo de esa manera con lo que Cristo reclama a los laicos, de modo que no tenga que asumir la jerarquía aquello que descuidan quienes han de evangelizar las estructuras temporales.

Quiera Dios con su gracia, seguir bendiciendo estos emprendimientos que avizoran una nueva cara de la Iglesia militante.

(*) Cngo Prof. Ricardo B. Mazza, Director del Centro de Estudios Políticos y Sociales “Santo Tomás Moro” (Santa Fe), Prof. Titular de Teología Moral y DSI en la UCSF, Párroco de Ntra Sra de Lourdes en Santa Fe. 06 de Noviembre de 2006.
ribamazza@gmail.com

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