"Cuando en una ciudad se asesinan a cinco personas en un día, se demuestra la inoperancia de la lucha contra el delito. No se puede hablar de un hecho excepcional como aparece en el diario, cuando en la calle impera la ley del revólver y el robo a mano armada. Tampoco se puede hablar de fracaso de una política, porque la política de seguridad tiene que ser diseñada por gente experta. Basta de echarle la culpa a la situación social". Daniel. (El Litoral,-Santa Fe- domingo 19 de octubre de 2008).
1.-Los hechos
Lo expresado más arriba describe la situación que se vive en la ciudad Capital de la Provincia “Invencible” de Santa Fe.
Daniel, -tal es el nombre del lector que dejó su mensaje en la edición del vespertino local-, de alguna manera expresa en voz alta lo que piensa cada uno de nosotros indefensos ciudadanos que debemos prever cada día cómo sobrevivir ante y en este clima de violencia en que estamos insertos.
Es correcto el aserto acerca de la ausencia de una política de seguridad, lo cual deja al desnudo la ineptitud –o falta de interés- de nuestros gobernantes tanto a nivel provincial como nacional para velar por un valor fundamental para los ciudadanos cuál es la integridad de sus vidas.
Me acuerdo de la marcha realizada el año pasado reclamando protección para las vidas de los santafesinos cuando el asesinato de Mario Laracca en la ciudad Capital.
Charlando con la gente en esa oportunidad se advertía un común sentimiento resumido en este juicio realizado por una vecina de Barranquitas: “¡Mire Padre, no podemos esperar ninguna protección para nosotros dado que nos gobiernan los terroristas de los años setenta!”
Indudablemente en el sentimiento popular estaba la certeza de la indefensión total.
Tiene razón Daniel –el lector anónimo del vespertino local- cuando dice tajante:”Basta de echarle la culpa a la situación social”.
En el discurso oficial se escucha a menudo ésta mención –que pretende ser exculpatoria de la propia ineptitud gubernamental - a la situación social.
Si tuviéramos que esperar a que cambie la situación social para atender la seguridad de los ciudadanos, dentro de poco estaremos todos masacrados.
Por otra parte esa referencia es injusta, ya que no todos los que padecen exclusión social se dedican a delinquir.
Más aún, no pocas situaciones de muertes y asaltos están protagonizadas por bandas bien pertrechadas con elementos sofisticados para el delito, que hablan a las claras de costosos instrumentos utilizados para la muerte de los indefensos argentinos.
Cabe acotar, además, que no se ve desde el Estado qué interés existe para solucionar “la cuestión social” toda vez que aumenta más y más la disgregación social, los bolsones de pobreza abundan por doquier, y se cierne sobre nuestras fronteras el fantasma de la pérdida de la fuente de trabajo con la consiguiente cruda desocupación.
2.-La gravedad de la falta de seguridad ciudadana.
En los últimos días –lamentablemente- las noticias de situaciones de criminalidad se han incrementado hasta el límite.
Muertes, golpizas, hurtos y robos, que no respetan edades ni condición social, se suceden con tremenda impunidad.
Vecinos se reúnen y marchan reclamando justicia, mientras los delincuentes redoblan la apuesta de violencia y agresión.
Mientras esto ocurre, las fuerzas de seguridad se encuentran desbordadas y maniatadas en el ejercicio de la defensa pública, ya que están “encorsetadas” por políticas garantistas defensoras de los delincuentes.
Mientras el pueblo –como lo hiciera públicamente una mujer llorosa desde un cementerio- reclama a la Presidente que “cuide a sus hijos” porque “nos están matando como moscas”, las autoridades sólo piensan en cómo llevar adelante sus políticas ignaras del bien común.
El conflicto vigente entre el sentir del pueblo y la despreocupación de las autoridades es tan notorio, que nos lleva a todos a vivir una situación ciertamente inédita en la Argentina.
Mientras pulula por doquier una sociedad temerosa por el futuro de la Nación, que comienza a temblar entre las borrascas de la anarquía, hay quienes sólo se preocupan por ir presentando “futuras posibles” candidaturas para el 2009 sin asumir el compromiso del mandato ciudadano otorgado en el 2007.
La seguridad de los argentinos es desde hace ya tiempo una asignatura pendiente.
¿Qué se espera para tomar el toro por las astas? ¿La presencia de robocop? ¿Caeremos en el regreso del “vengador anónimo”?
Tristemente, –ante el estado de indefensión- son innúmeros los que comienzan a predicar la justicia por mano propia.
¿En estas circunstancias, cabe la legítima defensa, ya personal, ya estatal?
Me parece útil proseguir el análisis del tema en una próxima nota…..
1.-Los hechos
Lo expresado más arriba describe la situación que se vive en la ciudad Capital de la Provincia “Invencible” de Santa Fe.
Daniel, -tal es el nombre del lector que dejó su mensaje en la edición del vespertino local-, de alguna manera expresa en voz alta lo que piensa cada uno de nosotros indefensos ciudadanos que debemos prever cada día cómo sobrevivir ante y en este clima de violencia en que estamos insertos.
Es correcto el aserto acerca de la ausencia de una política de seguridad, lo cual deja al desnudo la ineptitud –o falta de interés- de nuestros gobernantes tanto a nivel provincial como nacional para velar por un valor fundamental para los ciudadanos cuál es la integridad de sus vidas.
Me acuerdo de la marcha realizada el año pasado reclamando protección para las vidas de los santafesinos cuando el asesinato de Mario Laracca en la ciudad Capital.
Charlando con la gente en esa oportunidad se advertía un común sentimiento resumido en este juicio realizado por una vecina de Barranquitas: “¡Mire Padre, no podemos esperar ninguna protección para nosotros dado que nos gobiernan los terroristas de los años setenta!”
Indudablemente en el sentimiento popular estaba la certeza de la indefensión total.
Tiene razón Daniel –el lector anónimo del vespertino local- cuando dice tajante:”Basta de echarle la culpa a la situación social”.
En el discurso oficial se escucha a menudo ésta mención –que pretende ser exculpatoria de la propia ineptitud gubernamental - a la situación social.
Si tuviéramos que esperar a que cambie la situación social para atender la seguridad de los ciudadanos, dentro de poco estaremos todos masacrados.
Por otra parte esa referencia es injusta, ya que no todos los que padecen exclusión social se dedican a delinquir.
Más aún, no pocas situaciones de muertes y asaltos están protagonizadas por bandas bien pertrechadas con elementos sofisticados para el delito, que hablan a las claras de costosos instrumentos utilizados para la muerte de los indefensos argentinos.
Cabe acotar, además, que no se ve desde el Estado qué interés existe para solucionar “la cuestión social” toda vez que aumenta más y más la disgregación social, los bolsones de pobreza abundan por doquier, y se cierne sobre nuestras fronteras el fantasma de la pérdida de la fuente de trabajo con la consiguiente cruda desocupación.
2.-La gravedad de la falta de seguridad ciudadana.
En los últimos días –lamentablemente- las noticias de situaciones de criminalidad se han incrementado hasta el límite.
Muertes, golpizas, hurtos y robos, que no respetan edades ni condición social, se suceden con tremenda impunidad.
Vecinos se reúnen y marchan reclamando justicia, mientras los delincuentes redoblan la apuesta de violencia y agresión.
Mientras esto ocurre, las fuerzas de seguridad se encuentran desbordadas y maniatadas en el ejercicio de la defensa pública, ya que están “encorsetadas” por políticas garantistas defensoras de los delincuentes.
Mientras el pueblo –como lo hiciera públicamente una mujer llorosa desde un cementerio- reclama a la Presidente que “cuide a sus hijos” porque “nos están matando como moscas”, las autoridades sólo piensan en cómo llevar adelante sus políticas ignaras del bien común.
El conflicto vigente entre el sentir del pueblo y la despreocupación de las autoridades es tan notorio, que nos lleva a todos a vivir una situación ciertamente inédita en la Argentina.
Mientras pulula por doquier una sociedad temerosa por el futuro de la Nación, que comienza a temblar entre las borrascas de la anarquía, hay quienes sólo se preocupan por ir presentando “futuras posibles” candidaturas para el 2009 sin asumir el compromiso del mandato ciudadano otorgado en el 2007.
La seguridad de los argentinos es desde hace ya tiempo una asignatura pendiente.
¿Qué se espera para tomar el toro por las astas? ¿La presencia de robocop? ¿Caeremos en el regreso del “vengador anónimo”?
Tristemente, –ante el estado de indefensión- son innúmeros los que comienzan a predicar la justicia por mano propia.
¿En estas circunstancias, cabe la legítima defensa, ya personal, ya estatal?
Me parece útil proseguir el análisis del tema en una próxima nota…..
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Padre Ricardo B. Mazza. Director del CEPS “Santo Tomás Moro” y del Grupo Pro-Vida “Juan Pablo II”.
Santa Fe de la Vera Cruz, 29 de Octubre de 2008.
ribamazza@gmail.com. http://ricardomazza.blogspot.com.
Padre Ricardo B. Mazza. Director del CEPS “Santo Tomás Moro” y del Grupo Pro-Vida “Juan Pablo II”.
Santa Fe de la Vera Cruz, 29 de Octubre de 2008.
ribamazza@gmail.com. http://ricardomazza.blogspot.com.
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