8 de junio de 2018

“Adoremos a Jesús Eucaristía, trabajemos para ser dignos de recibirlo hasta que bebamos con Él el vino nuevo en el Reino de Dios”


La liturgia de la fiesta del Corpus nos conduce  desde la fe, no sólo a venerar y adorar este misterio de la presencia real de Jesús Dios y hombre en las especies de pan y vino, sino también a desear experimentar en nosotros los frutos de la redención humana.

Misterio grande en el que se plasma el infinito amor de Dios por nosotros que nos entrega a su Hijo en la cruz  y, como alimento vital para nuestras vidas de hijos adoptivos que caminan a la Casa del Padre.
La Palabra de Dios (Éx. 24, 3-8) nos describe el rito de la alianza entre Dios y los hombres realizado en el Antiguo Testamento en el que la sangre de animales rocía al pueblo de Israel, diciendo Moisés “Ésta es la sangre de la alianza que ahora el Señor hace con ustedes, según lo establecido en estas cláusulas”.
El pueblo, resuelto a ser fiel a su Dios, exclama  a viva voz: “estamos decididos a poner en práctica todas las palabras que ha dicho el Señor”.
Se ofrecen animales sacrificados y, destruidos por el fuego, holocaustos abundantes, que significan la ofrenda de los israelitas.
Este culto contrasta con los sacrificios ofrecidos por los paganos a Moloc, es decir, al demonio, en los que se mataban y quemaban niños como ofrenda, costumbre que incluso estuvo presente entre los israelitas, contagiados por los paganos, con  disgusto y rechazo de Dios.
En la Nueva Alianza describe la Escritura (Hebreos 9, 11-15), los sacerdotes del culto antiguo son reemplazados por Cristo “Sumo Sacerdote de los bienes futuros”, el cual ingresa al Santuario, Morada excelente, guiándonos a nosotros que constituimos el nuevo pueblo de Dios, redimidos gracias a la muerte y resurrección del Señor.La liberación del hombre del pecado y la muerte eterna se realiza por lo tanto por medio de la sangre de Jesús derramada en la cruz, con la que somos rociados, lográndose “así una redención eterna”, misterio éste que se prolonga y actualiza en la celebración de la Santa Misa.
El mismo autor sagrado afirma que los rociados por la sangre de animales en el Antiguo Testamento obtenían la pureza externa, por lo que concluye enseñando: “¡cuánto más  la sangre de Cristo, que por obra del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que llevan a la muerte, para permitirnos tributar culto al Dios viviente!”. Y continúa “Cristo es mediador de una Nueva Alianza entre Dios y los hombres, a fin de que, habiendo muerto para la redención de los pecados cometidos en la primera Alianza, los que son llamados reciban la herencia eterna que ha sido prometida”.
En nuestros días, como antiguamente, están presentes los adoradores de Moloc, que rinden culto a Satanás promoviendo en el mundo, y en nuestra Patria, el crimen abominable del aborto.
El demonio siempre quiere falsificar lo que se realiza en el nombre de Dios, y así, si desde la fe celebramos el sacrificio de Cristo por el que damos culto a la Santísima Trinidad, el espíritu del mal fomenta sacrificios humanos, especialmente de niños, que le brinden culto de adoración y de reconocimiento.
En efecto, es suficiente contemplar el empeño y el odio que manifiestan los instigadores del aborto para ver que son servidores del diablo.
El Dr. Abel Albino que lucha por la vida y crecimiento de los niños, noa dice: “Normalmente la gente habla del aborto pero nadie ha visto uno, yo he visto.. He visto chicos destrozados por el aborto, en tachos de basura y en baldes. Hablo de un horror que conozco…..Es una práctica criminal….En ningún país del mundo se han terminado los abortos clandestinos porque como son un acto vergonzoso se siguen haciendo clandestinos….”  Y dirigiéndose a los diputados les señala: “Deben tener el coraje de reconocer que no tienen razón”.
Lamentablemente son muchos los que no perciben que abrir las puertas al demonio permitiendo esta abominación, traerá consecuencias graves para la Nación y todos los ciudadanos, ya que como recuerda siempre el papa Francisco, el demonio es mal pagador, de modo que obteniendo lo que quiere, deja al ser humano sujeto al mal que ha desatado con sus acciones.
En el texto del evangelio, san Marcos (14, 12-16.22-25) refiere la institución del misterio del Cuerpo y la Sangre del Señor, ofrecidos sacramentalmente para la vida del mundo.
De este modo, Cristo se ofrece como alimento y bebida de salvación, a todos los que hambrientos de vida divina buscamos fortalecernos en medio de nuestras debilidades para ser comunicadores y defensores siempre de la vida humana, y así recibir con abundancia la vida divina que se nos brinda desde la Cruz y que se nos ha prometido.
Quien se nutra en su vida terrenal de Cristo el Señor podrá ser fiel a su Palabra, fortalecerse para soportar y superar los males de este mundo, y testimoniar ante todos en qué consiste el amor divino que decidió permanecer con nosotros hasta el fin de los tiempos.
Queridos hermanos: adoremos a Jesús Eucaristía, trabajemos para ser siempre dignos de recibirlo en este mundo hasta que bebamos con Él el vino nuevo en el Reino de Dios.
Cantemos siempre con gozo: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente” (Jn. 6, 51)


Padre Ricardo B. Mazza. Cura párroco de la parroquia “San Juan Bautista”, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en la Solemnidad del Corpus Christi. Ciclo “B”. 03 de junio de 2018. ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com


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