14 de octubre de 2024

"Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme".

 


La Palabra de Dios, como dice la carta a los Hebreos (4,12-13), "penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, de las articulaciones y la médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón" y, al mismo tiempo muestra cuál es la voluntad divina, la grandeza de vida a la cual se nos convoca e invita permanentemente.
Y esto es así, porque "ninguna cosa creada escapa a su vista, sino que todo está desnudo y descubierto a los ojos de aquel a quien debemos rendir cuentas", por lo que es de sabios vivir adheridos a la voluntad divina por la que participamos de su  eterna sabiduría.
Justamente el evangelio de hoy (Mc. 10,17-30) habla del seguimiento de Jesús y, para ello es necesario alcanzar la verdadera sabiduría, o sea, saber superar las distintas situaciones que se plantean en este mundo para poder elegir correctamente lo que conduce a la Vida. 
Precisamente la primera lectura que acabamos de proclamar, tomada del libro de la Sabiduría (7,7-11),  habla de la sabiduría que viene de Dios, que es más importante que el oro,  la plata, las joyas, o los bienes de este mundo,  y esto porque la sabiduría de Dios, este saber vivir, que implica el obrar el bien siempre, conduce a la meta eterna. 
En cambio, todo lo demás es pasajero, es barro, ya que ni el oro, ni la plata, ni los bienes, ni las tierras las llevamos con nosotros cuando morimos, sino que quedan aquí, pero sí llevamos la sabiduría que viene de Dios, si hemos sido dotados de la misma, por haberla solicitado, como hizo el Rey Salomón que cuando llegó al trono,  le pidió a Dios la sabiduría para saber gobernar. 
Ante lo cual, Dios, no solamente le otorgó la sabiduría para saber gobernar, sino  también le dio riquezas, bienes, todo aquello que es tan querido, no pocas veces, por el mismo ser humano. 
De hecho, el deseo por los bienes materiales y pasajeros obnubila al ser humano, olvidando que lo más importante es la búsqueda del bien, el trabajar por la salvación de su alma, que debe estar como primera tarea en la existencia cotidiana. 
Jesús vuelve a tocar este tema de la sabiduría, pero bajo el punto de vista de saber elegir lo más importante que es el seguimiento de su persona para evangelizar a la sociedad olvidada de Dios.
Un hombre se le acerca y le pregunta, "¿qué debo hacer para obtener la vida eterna?", por lo que manifiesta que está bien encaminado, que su preocupación es llegar a la vida eterna, como la sabiduría en el Antiguo Testamento, tan necesaria para llegar a la vida eterna. 
Y Jesús le dice que cumpla los mandamientos, que constituyen el mínimo que debe ser vivido para alcanzar la meta, a lo que contesta que lo hace desde su juventud, causando que Jesús lo mire con amor, -nótese que las versiones de Mateo y Lucas no refieren a esta mirada.
Y movido por el amor, es que Jesús al verlo bien encaminado, le dirá "Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme".
Y señala el texto del Evangelio que este hombre se entristeció, porque era muy rico, no se animó a dar el paso, a dejar todo aquello que lo ataba a este mundo y seguir a Cristo en el desprendimiento. 
Y es en ese momento  cuando Jesús expresa  lo difícil que resulta a un rico entrar en el reino de los cielos, tanto que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que ingresar un rico en el reino de los cielos. ¿A qué se le llama aguja? Es una puerta dentro de otra puerta. Acá en la puerta de esta iglesia no se da, pero en la catedral sí. Por ejemplo, habrán visto la puerta de madera de la catedral que tiene otra puerta que se abre y por donde antiguamente se utilizaba mucho para que la gente entrara habitualmente por allí. Un camello para entrar por esa puerta tiene que agacharse. Entrará con dificultad, pero podrá hacerlo. Más fácilmente entraría un rico, por cierto. Pero lo que el Señor quiere indicar es que se trata de entrar despojados. O sea, para que se pueda entrar por la puerta más chica es necesario dejar aquello que es impedimento, que es obstáculo para introducirse.
Inevitablemente que esto provoca que los apóstoles se desesperen y pregunten sobre quién podrá salvarse, por lo que Jesús les dice, que lo imposible para el hombre es posible para Dios. 
En definitiva, el que salva es quien otorga  la gracia necesaria para llegar a la vida eterna, por lo tanto hemos de estar siempre bien encaminados, tratando de agradar a Dios en todo momento, no solamente con el cumplimiento de los mandamientos, sino también con aquello que nos solicita a cada uno de nosotros, porque a cada uno le pide siempre el Señor algo distinto. 
Seguramente lo hemos experimentado cada uno en nuestro interior. Importante es estar siempre atentos para escuchar la voz de Dios. ¿Qué quiere de mí? ¿Qué quiere que yo deje de lado? Para que así aliviado de lo poseído pueda entrar por la aguja, por esta puerta más estrecha que me lleva a la vida. 
Pero Dios no se deja ganar en generosidad, por eso cuando los apóstoles le preguntan a Jesús: "¿y nosotros que lo hemos dejado todo?", Él  responde que les va a tocar en esta vida el ciento por uno. Que todo aquello que han dejado se les devolverá con creces, en abundancia, y después la vida eterna. 
Cuanto más el ser humano se entrega a Dios y se despoja de toda atadura, más recibe para vivir la perfección evangélica en este mundo y llegar a la vida eterna. 
La Iglesia argentina este fin de semana celebra el Día Misional, o sea, recuerda que somos enviados a evangelizar, e  invitar a la gente a responder al llamado del Señor, que es diferente para cada uno de nosotros,   estando dispuestos a dar lo mejor de nosotros mismos. 
No solamente para entrar en el reino, sino también para permitir que otros entren. A su vez, como había anunciado el domingo pasado, este día y mañana se hace la colecta misional. Lo que se recauda es utilizado por la Iglesia Universal para la evangelización de los pueblos todavía no creyentes, o donde todavía no se ha constituido plenamente la Iglesia Católica. Por eso se pide, de acuerdo a las posibilidades de cada uno, una especial generosidad.


Cngo Ricardo B. Mazza, Cura Rector de la Iglesia Ntra Sra del Rosario, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en el domingo XXVIII del tiempo per annum. Ciclo B.  13 de octubre de 2024.

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