“Lucio Sergio Catilina era miembro de una familia noble empobrecida y uno de los principales apoyos de Sila. En el año 68 fue elegido pretor y al año siguiente gobernador de Africa. Sus mandatos no debieron ser muy positivos ya que fue enjuiciado por abuso de poder. Presentó su candidatura para cónsul en el año 65 que le fue denegada por estar bajo juicio. Esta podía ser una de las razones de la conjura encabezada por Catilina para ocupar el poder en el mes de octubre del año
Cicerón cometió el error de hacer ajusticiar a cinco de los conspiradores, que lo eran en su intención, reconocida por cierto ante el senado de Roma, pero que no habían puesto por obra su intención, es decir no habían cometido ningún delito externo. César trató de defender a los conspiradores aduciendo que nadie puede ser condenado por sus intenciones sino por los actos realizados, -de hecho los conspiradores no se habían levantado en armas contra Roma- y menos aún sin previo juicio en el que se les permitiera la defensa. El senado hizo oídos sordos y arrogándose la facultad judicial consintió en el plan de Cicerón, procediéndose sumariamente a la ejecución de los implicados. Esto generó que el pueblo percibiera que quedaba en manos del poder senatorial, y que lo sucedido con los partidarios de Catilina sentaba un precedente peligroso para el futuro. A partir de ese momento se abría paso a la impunidad fogoneada por el poder estatal.
En efecto, treinta y siete años antes de la condena de los seguidores de Catilina, Lucio Apuleio Saturnino fue nombrado Tribuno de
En efecto fueron asesinados por instigación de Sila, -mano derecha de Mario- para evitar que sometidos a un proceso judicial –de resultado incierto- causaran una violencia mucho peor. Así que quince hombres murieron, no hubo incendiarios juicios por traición, llegó la flota que transportaba el grano y Mario lo distribuyó entre la población.
Los verdaderos asesinos –casi todos de “noble” linaje- de estos romanos fueron dejados impunes por el Estado, y nadie ni nada hacía prever que en el futuro se recordara –con ocasión de lo sucedido con la causa Catilina-, que podían ser acusados por homicidio según la legislación del rey Tulo Hostilio que aún tenía vigencia entre las leyes romanas.
3.-La actualidad en nuestra Patria
Desde hace ya cierto tiempo –alrededor de tres años- son muchos lo que pregonan la defensa de los derechos humanos, centrados casi exclusivamente en los llamados delitos del gobierno militar de la década del 70.
Sabemos por la experiencia de cada día que se busca focalizar la atención en derechos humanos sesgados, toda vez que seguimos despreciando la vida en el aborto, la píldora del día después y se planifica la esterilización para disminuir a los pobres pero no la pobreza, sin un serio proyecto de salud que busque erradicar las enfermedades y la desnutrición entre los más desfavorecidos socialmente.
La ausencia de proyectos genuinos que busquen crear fuentes de trabajo, el mantenimiento del clientelismo político, la inercia ante la degradación del medio ambiente y el casi silencio cómplice ante la venta de grandes extensiones de tierras en suelo argentino con destino y dueños inciertos, y tantas otras señales claras de que no hemos avanzado tratando de superar tantas carencias y de mirar más a la necesidad de la gente, señalan los derechos humanos conculcados, de los ciudadanos .
Para no pocos políticos –aunque felizmente no todos- los ciudadanos somos “la gilada” que se engaña con pan y circo sometiéndonos permanentemente con operaciones que son verdaderas puestas en escena para distraernos de los verdaderos problemas.
El juicio de los actores del gobierno militar avanza con prisa y sin pausa, buscando la verdad de una “memoria” histórica sesgada.
El caso López pasó al olvido, Gerez y el operativo que alrededor de él se montó, quedó desactivado prontamente, hasta tal punto que los fiscales comienzan a mirar hacia el lado que el gobierno no quiere.
Además saltó en estos días otra vez el amor por la verdad sesgada en el affaire Ma Estela Martínez de Perón y la triple A.
Hasta aquí Cicerón pareció triunfar ajusticiando a los molestos implicados en la rebelión de Catilina. Se podrá decir que lo que sucedió en la antigua Roma no se repite en nuestra historia, toda vez que en nuestra Patria se promueven “debidamente” los juicios y que nadie es condenado sin antes examinar y probar sus delitos.
En rigor, en
Los jueces, más bien dan la sensación que son “apretados” para actuar so pena de que se ventilen cuestiones que pudieran infamarlos hasta llegar a los estrados del Consejo de
La triple A, parecería ser vista -a más de treinta años atrás-, por analogía con
¿Pero, y los otros? ¿Los que militaron en el terrorismo de distinto signo? Es decir los que tuvieron como forma de vida la realización de acciones “ llevadas a cabo por grupos no gubernamentales o por unidades secretas o irregulares, que operan fuera de los parámetros habituales de las guerras y a veces tienen como objetivo fomentar la revolución”. (Encarta 2004).
4.-El efecto boomerang de retorno
El término boomerang de retorno –es un proyectil de los aborígenes australianos que luego de ser despedido y cumplir su cometido vuelve a quien lo ha lanzado-, suele aplicarse en el lenguaje coloquial a toda situación que alguien ha comenzado y que termina por volverse contra quien le ha dado origen.
Esto es lo que ha sucedido en estos días.
En efecto, tanto se ha declamado por la “memoria incompleta” pidiendo juicio y condena a quienes han pugnado contra la guerrilla “desde arriba”, desde el poder político, obviando deliberadamente a todos los que han ejercido violencia “desde abajo”, que el boomerang volvió a su origen exigiendo una memoria completa en la que se juzgue a todos los que asolaron nuestra Patria a través del crimen sistemático.
“Se machaca desde hace tiempo sobre el castigo por determinados delitos.
Como dije a algún medio, en nuestra Patria, hay hijos y entenados. Si se tiene vocación seria de perseguir los delitos cometidos, pues que se haga con todos y con toda clase de delitos, aunque algunos tengan que abandonar los cargos políticos que actualmente detentan”.
Sin ser profeta, partiendo de una mirada permanente de nuestra realidad, avizoraba ya lo que ahora nadie se atreve a negar.
Quien dijera esto en el 2006 era considerado “procesista”. En la actualidad se van sumando distintas voces del quehacer político y social que comienzan a exigir también una revisión del comportamiento guerrillero.
¿Los acusarán ahora de procesistas a todos?
“Creo que es correcto que en este país cada uno le rinda cuentas a la historia y se avenga a los procesos que le caigan. Aquél que no hizo nada que sea delictivo va a salir airoso y no se va afectar su buen nombre y honor”.
¿Estaría pensando en la guerrilla setentista?
Sólo un pueblo de grandezas de miras podrá superar tanta miseria.
Desde la fe, los cristianos debemos trabajar con denuedo para producir un cambio en la sociedad toda que permita mirar y caminar hacia delante a la meta de plenitud para la que fuimos constituidos como Nación.
Para no abundar más aquí, me remito como propuesta y camino superador de tantos males, al artículo que escribiera el 24 de marzo de 2006: “La memoria del perdón” (PyD).
Publicado en Diario7, el 23 de Enero de 2007.
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