7 de abril de 2009

“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Marcos 15,34)


“Es necesario llegar a la Cruz para entender que el único camino que asegura la plenitud humana es el de la vida que se entrega olvidándose de sí por el bien de los demás”.

1.-Proclamada la Pasión del Señor según San Marcos, en este domingo de Ramos, volvíamos a escuchar a las puertas de la muerte, el grito desgarrador del Cristo sufriente: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
¿Quién no se estremece al escuchar esta súplica angustiosa, este reclamo del Hijo al Padre, esta interpelación al Dios Todopoderoso?
El silencio pareciera ser la respuesta a la expresión más doliente del corazón del crucificado.
El Padre guarda silencio respondiendo así al reclamo de los Olivos: “Si es posible pase de mí este cáliz”.
No, no es posible dejar de beberlo, hay que seguir hasta el extremo con lo que la divinidad pensó desde toda la eternidad como camino peculiar para la salvación humana.
La Cruz, a la que tanto teme el hombre y su mundo de delectaciones efímeras, es la meta del Salvador.
Ante un mundo preocupado por los placeres más diversos, ahíto de ofrendas pasajeras a una humanidad que ha perdido el rumbo, el silencio de Dios no hace más que confirmar su presencia más profunda pero a través de la imagen del Crucificado.
Ese es el camino para el hombre desorientado: el del crucificado. Intentar atajos no lleva más que a la confusión y a la soledad más atroz.
Sí, a la soledad más atroz, como se advierte alrededor nuestro, en no pocos seres humanos que encandilados por falsas propuestas se han olvidado de su Dios, confiando vanamente en la promesa del padre de la mentira: “Seréis como dioses” (Génesis 3,5).

2.-Querer ser “como dioses” no es más que un engaño latente en el corazón humano que no lleva más que a la degradación de todo lo humano.
Y así los que se creen “dioses” del mundo trafican con la eliminación de la vida a través del aborto, con la esclavitud por medio de la droga o la prostitución del cuerpo y del alma, con el envilecimiento de la dignidad de la persona sometiéndola a la mendicidad o a la degradación más profunda.
Los que quieren “ser como dioses” sometiendo a sus hermanos nunca pensarán en el hombre “como imagen y semejanza de Dios” sino como eslabones de una perversa maquinación para vivir de y en la mentira, asentados en los negocios que reditúan pingües ganancias.
Quienes se consideran que “son como dioses” miran indiferentes ante el auge de las fechorías, inmutables ante las lágrimas de los que permanentemente son vejados por la delincuencia que “tiene zona liberada” para actuar con impunidad.
El flagelo del “dengue” social y sanitario tiene sin cuidado a quienes deben velar por sus hermanos.
En fin, los desposeídos de una vida digna gritan desgarradoramente como Cristo: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué nos has abandonado?
Cada día va en aumento este alarido preñado de soledad e impotencia ante un Dios que aparece silencioso.

3.- Y Dios que sí escucha el lamento de los “exiliados” en su propia Patria responde:-“No los he abandonado. Es el pecado generalizado y extendido en todos los ámbitos el que los ha llevado a este estado de cosas. Ustedes me han abandonado hace ya tiempo, se han dejado engañar creyendo que por ustedes mismos eran capaces de hacer todo lo que quisieran. Se envanecieron con la promesa del principio de los tiempos de que serían dioses prescindiendo de mí”. “Y como Adán y Eva, quedaron privados, desnudos, de toda gracia, que prometí devolver por el misterio de mi Hijo hecho hombre, crucificado y muerto para que ustedes alcancen la misma gloria suya”.
“Son los “nuevos Judas” de la sociedad quienes han traicionado a sus hermanos, otros Cristos crucificados en la Cruz del olvido y de la indiferencia. Pero sepan que como el discípulo traidor de mi Hijo, estos Judas terminan –tarde o temprano- en su propio suicidio social y moral, cuando no físico, llevados por la desesperación de su voraz vacío interior”.
“Miren al crucificado”-pareciera proseguir el Padre común de todos. “Yo les he dado todo para que vivan felices como hijos míos”. “Pero como las clases dirigentes, y el gentío seducido por sus voces, crucificaron al mesías, también ahora son ustedes los que clavan en la Cruz a sus hermanos”.
Por eso es necesario llegar a la Cruz para entender que el único camino que asegura la plenitud humana es el de la vida que se entrega olvidándose de sí por el bien de los demás.

4.-“No los he abandonado”, “estoy con ustedes, pero ayúdenme para poder realizar mi providencia de grandeza para con todos”.
Vuelvan a mirar la Cruz, vuelvan sus pasos para encontrarse con el crucificado ya que Él les dará la fuerza y la luz necesarias para superar estos males, de manera que después del calvario llegue la resurrección”.
“Dirigentes y dirigidos, conductores y conducidos, entiendan” –afirma el Señor- “sólo encontrarán la felicidad en serio en el despojo de toda miseria personal, de todo egoísmo para abrirse generosamente al hermano”.
“Dejen de mirarse en el espejo de su propia vanidad, busquen la paz, construyan un mundo nuevo donde cada uno sea respetado como hijo de Dios. Dejen de rememorar el pasado con espíritu de venganza y odio ya que ello lleva siempre a la propia destrucción”- prosigue incansable el padre de todos.
“Hagan “negocio” no para el propio provecho o indiferencia, sino que la preocupación esté puesta en los “otros Cristos” que es cada uno en este mundo” -se escucha la voz del Padre.
“Sólo con la mirada universal del Crucificado que se dirige a todos se podrá comprender cuánto vale cada uno a los ojos del Salvador”.

5.-“No teman, vuelvan a mí, tengan la valentía de defender la dignidad de todos, como lo hizo mi Hijo, y encontrarán la senda del ennoblecimiento”.
“Tengan fe” –parece decir el Altísimo- “vivan como hijos míos y exijan ser respetados como personas, pero siguiendo los pasos de mi Hijo, y encontrarán la salvación después de un largo padecer”.
“Yo me sonrío –prolonga sus dichos el Padre- cuando ustedes quieren prescindir de mí atacando todo lo que he diseñado a través del orden natural de las cosas, y no hacen más que sembrar el caos hasta en el hábitat que sabiamente les he preparado transformando en inhabitable la tierra rica en promesas que les he otorgado”.
“¿Qué quedó de los que “como dioses” dispusieron de mi Hijo? Sólo el oprobio y el olvido”. “Yo quiero hacer algo nuevo con ustedes, pero aprendan del Crucificado que no vino a hacer su voluntad sino la mía, que siempre es de liberación, aunque tarde en llegar”.
“Mi Hijo aún en la soledad de la Cruz estuvo acompañado por el silencio de mi presencia. Sabía que por ustedes debía pagar el precio de la ignominia para que comprendieran que la grandeza del hombre no está en lo que lo degrada sino en el seguimiento de Él que siempre fue obediente a su Padre”.

6.-“Sobre el significado de la obediencia de mi Hijo Jesucristo, el apóstol Pablo les recuerda: "El cual (Jesús) siendo de condición Divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios, sino que se anonadó a Sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres, y presentándose con aspecto humano, se humilló a Sí mismo hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios lo exaltó y Le otorgó el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: Jesucristo es el Señor" (Filip. 2:6-12).
“Si ustedes imitan a mi Hijo obedeciendo, es decir escuchándome con espíritu filial, entenderán que obedecer es entregar generosamente la vida a mi voluntad en la imitación de mi Hijo Jesucristo”.
“A pesar de sentirse aparentemente abandonado por mí, Jesús se me abandonó totalmente entregando lo mejor de sí para mi gloria y salvación de ustedes”-continúa el Padre de todos hablando al corazón obediente.
“Sólo en la imitación suya y en el trabajo continuo por tener sus mismos sentimientos encontrarán ustedes la paz interior en sus corazones que los hará verdaderamente grandes”.
“Haciendo esto entenderán el verdadero significado de: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”

Padre Ricardo B. Mazza. Cura Párroco de la Pquia “San Juan Bautista” de Santa Fe de la Vera Cruz. 06 de Abril de 2009.
ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com.-

No hay comentarios: