
El apóstol san Pablo le dice a su discípulo Timoteo (2 Tim. 3,14-4,2) que permanezca fiel a la doctrina que aprendió “y de la que estás plenamente convencido”, y seguirá expresándole que fueron las Sagradas Escrituras que fue conociendo desde niño, las que le permitieron crecer en la sabiduría, en el verdadero conocimiento que da la fe.