5 de julio de 2021

"Sea que te escuchen, o sea que se nieguen a hacerlo porque son un pueblo rebelde, sabrán que hay un profeta en medio de ellos”.

Los textos bíblicos que la liturgia de este domingo propone, tienen idénticos ejes temáticos. Por un lado la figura del profeta que es enviado a pesar de su debilidad y que es fuerte con la gracia de Dios; a su vez, éste debe interpelar a  incrédulos o que han abandonado a Dios,  y por último, la necesidad de seguir predicando y enseñando a pesar del mismo profeta y de la falta de fe de los oyentes.

Si tomamos la profecía de Ezequiel (2,2-5), conocemos que su vocación profética comienza cuando un espíritu entra en el elegido diciéndole: “Hijo de hombre Yo te envío a los israelitas, a un pueblo de rebeldes que se han rebelado contra mí”. Le señala que como hijo de hombre proviene de Adán, de la adamaja, de la tierra, de la debilidad. Pero, a pesar de eso, el espíritu lo hace poner de pie y le da el mandato de transmitir al pueblo de Israel su palabra, a ese pueblo rebelde contra Dios, obstinado,  caprichoso, que se desliza fácilmente de la fidelidad a la rebeldía. El profeta mirándose a sí mismo se siente inútil, pero a pesar de esa debilidad y esa inutilidad, recibe la fuerza de lo alto.
El texto culmina con una frase muy sugestiva: “sea que te escuchen, o sea que se nieguen a hacerlo porque son un pueblo rebelde, sabrán que hay un profeta en medio de ellos”. Esta afirmación es muy bella, ya que nos mueve a ser fieles a nuestra misión profética en el mundo transmitiendo la verdad y realizando el bien, sin que nos importe si  se considera o no lo que hacemos y decimos.
En efecto, a veces nos desanimamos pensando “ya no sé qué decir en mi familia, en mi círculo de amigos, en el trabajo, porque la fe es contrariada y perseguida”. Sin embargo, no hay que perder esa fuerza que recibimos del Señor desde lo alto y saber que en nuestra debilidad se manifiesta la fuerza de Dios como lo recuerda hoy San Pablo “cuando soy débil entonces soy fuerte” (2 Cor. 12,7-10). Porque cuando el hombre se mira a sí mismo  piensa que nada puede hacer, pero si contempla a Aquél en el que se apoya, surge la confianza en la misión.
Si tomamos  la figura de San Pablo en la segunda lectura de hoy, el apóstol se siente también débil, porque tiene “una espina clavada en mi carne, un ángel de Satanás que me hiere”. Afirmación ésta que ha sido inexplicable para los estudiosos de la Biblia, porque no se conoce cuál es esa espina clavada, cuál la herida que Satanás le produce y no le permite envanecerse de su misión y predicación. Le pide al Señor tres veces que lo libre y éste le responde: “te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad”.
Nuevamente el poder de Dios, la fuerza de Dios que triunfa en la debilidad del hombre y a través de la debilidad del hombre llega a los demás. San Pablo también reconoce que justamente a través de su debilidad ha tenido que sufrir persecuciones o oprobios, privaciones, etc. Pero él sigue adelante porque la fuerza de Dios lo  conduce.
¡Qué hermosa enseñanza para nuestra vida, no solamente para dar testimonio de Cristo, de transmitir la verdad, sino en todos los órdenes de la vida! ¡Cuántas veces nos agobia la debilidad o incapacidad para cumplir lo que el Señor encomienda a cada cristiano en esta vida, en la familia, entre los amigos, en la vida política, social o religiosa! Y el Señor nos dice, no pierdas la esperanza de seguir trabajando, confía en Mí ya que soy tu fuerza.
Y en el texto del Evangelio (Mc. 6, 1-6ª) nos encontramos con Jesús, que también aparece bajo ese aspecto de debilidad. ¿En qué sentido? En que lo miran todos de una manera extraña ahí en Nazaret, en la sinagoga. ¿Este no es el hijo del carpintero? ¿No es el hijo de María? ¿No lo conocemos todos? ¿De dónde saca la sabiduría con la que habla? ¿Por qué hace esos grandes milagros? ¿Quién le ha dado poder? Desconfían de Él, en el fondo directamente no creen y enumeran a toda la parentela de Jesús, acá el texto habla de los hermanos y las hermanas de Jesús. (Ustedes saben que esto siempre ha sido un foco de discusión entre los hermanos separados que dicen que la Virgen tuvo otros hijos mientras la iglesia enseña que se designa a los parientes. No quiero alargarme en esto, busquen en el catecismo de la Iglesia Católica en el número 500, allí tienen la explicación correcta).
Y Jesús reconoce que un profeta es despreciado solamente en su tierra y de hecho lo repetimos en la vida diaria: “nadie es profeta en su tierra” es decir, porque cada uno es conocido con sus debilidades, con su manera de ser etc., y la gente cree que ya conoce todo de esa persona. Lo mismo sucedía con Jesús, creían que lo conocían pero sólo lo  reconocían como hijo del pueblo, pero no lo conocían como Hijo de Dios hecho hombre. Esto hace que Jesús se asombre por la falta de fe de los de su pueblo y no pueda hacer milagros, salvo algunas curaciones de algunas pocas personas que si creían en Él.
Esto confirma el hecho que si no hay aceptación de la divinidad de Jesús, no puede hacer absolutamente nada a favor nuestro, porque es la fe lo que motiva su obrar milagroso concreto. Por eso es muy importante trabajar para acrecentar la fe en Cristo Jesús.

A veces desconsuela percibir la aparente ausencia de Dios en la vida cotidiana, porque rezamos y chocamos con el silencio divino, pero lo que acontece  con frecuencia es que alguna persona está olvidada totalmente de Dios y, de repente ante un problema, una enfermedad, una muerte, lo que sea, recurre a Dios. Esta actitud, ¿es por fe o por las dudas? Si no ha vivido en la fe, en la aceptación de Jesús como Hijo de Dios, no puede aparecer de golpe la fe,  más aún, quizás ve la oración como algo mágico, pero no  acepta a Jesús.
Queridos hermanos: sigamos creciendo en el seguimiento de Cristo, en la aceptación de Él como el Hijo de Dios y en medio de este mundo proclamemos las maravillas de Dios, defendamos la verdad, demos a conocer los principios, sabiendo que en la debilidad  del creyente se manifiesta la fuerza de Dios.


Padre Ricardo B. Mazza. Cura párroco de la parroquia “San Juan Bautista”, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en el domingo XIV durante el año. Ciclo B. 04 de julio de 2021. ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com


 

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