27 de julio de 2021

Jesús como alimento satisface y plenifica totalmente la inagotable hambre y sed que tiene el ser humano.

El domingo pasado siguiendo el evangelio de Jesucristo según San Marcos, habíamos reflexionado sobre el momento en que los apóstoles regresaban después de un periodo de tiempo evangelizando a la gente enviados por Jesús. Siguiendo el texto del domingo pasado, a continuación Jesús decide darles de comer a todos los que lo seguían, luego de enseñarles, ya que tuvo compasión de ellos al ver que eran como ovejas sin pastor.

La liturgia a partir de hoy, durante cinco domingos, suspende el relato de Marcos, para comenzar con San Juan en el capítulo seis, presentándonos  a Jesús como el pan de vida. Esto lo hace aprovechando la multiplicación de los panes y de los peces  que menciona  San Juan en un relato mucho más prolongado y descriptivo, en el que  Jesús se proclama como el pan vivo bajado del cielo y distinguirá  entre el pan que recibía el pueblo de Israel en su camino al desierto, que es un pan que perece, que no es para la vida eterna y el que va a ofrecer como alimento verdadero.
En la primera lectura de este domingo en el segundo libro de los Reyes (4, 42-44) se hace referencia a  uno de los tantos milagros que por la gracia de Dios hacía el profeta Eliseo, en este caso concreto el dar de comer a cien personas con unos pocos panes. Pero aquí el profeta realiza todo en el nombre de Dios. En el caso del Evangelio Jesús es el que se ofrece como alimento. El profeta Eliseo ofrece pan, Jesús se ofrece a sí mismo como el pan de vida a través de esta multiplicación de panes y de peces.
Es interesante ver, cómo en el relato, Jesús mismo es el que toma la iniciativa, quiere dar de comer a esta gente, porque no sólo tienen hambre del pan material después de haberlo seguido durante un tiempo más o menos largo, sino que penetrando en el corazón de cada uno, el Señor descubre que tienen hambre y sed de un alimento superior aunque de momento quizás no lo perciben.
Jesús entonces tantea a Felipe acerca de dónde comprar pan para tanta gente, el cual manifiesta la imposibilidad de hacerlo porque los fondos son insuficientes. A su vez, interviene Andrés diciendo acá hay un chico que tiene algunos panes y algunos pescados pero ¿qué es esto para tanta gente?, quedando en evidencia nuevamente la impotencia del hombre para solucionar  el hambre de cinco mil hombres más las mujeres y los niños. De este modo no solamente  queda patente la imposibilidad de dar de comer el pan material a todos los presentes, sino lo más importante, la dificultad  de proveer el pan para la vida eterna, que solamente Jesús puede hacer saciando el hambre.
El  texto bíblico destaca que todos quedaron satisfechos. O sea, la gente quedó colmada de alimento, signo manifestativo que se verá después, que Jesús  como alimento satisface y plenifica totalmente la inagotable hambre y sed que tiene el ser humano. Sabemos y vivimos como experiencia, que los bienes materiales que tanto nos atraen, nos dejan siempre insatisfechos. De allí que siempre se busca en la sociedad de consumo seducir al hombre  siempre con nuevas cosas porque el ser humano se cansa de los bienes que adquiere y por eso es necesario fomentar permanentemente nuevas necesidades, nuevas cosas. Le sucede al adulto lo mismo que al chico que recibe un juguete, juega durante un tiempo feliz y contento pero después ya no quiere saber nada, busca otro y así ocurre justamente con nosotros los seres humanos, nos cansamos.
Ya Santo Tomas de Aquino decía en la Suma Teológica y sigue diciendo, que esto sucede porque los bienes de este mundo no colman al hombre, lo dejan siempre insatisfecho, sólo Dios es el que colma y calma el corazón del hombre y Cristo entonces aquí se ofrece como el Pan de vida.
¿Y cuál es el objetivo que tiene el Señor con este signo? Que se de en la muchedumbre un acto de fe, que lo acepten como el Hijo de Dios hecho hombre. De allí que  la multiplicación de los panes en la teología de San Juan se llame signo. ¿Signo de qué? De la divinidad de Cristo. Imposible entrar de lleno en la vida de Cristo y vivir su vida si primero no se da este asentimiento de nuestra inteligencia mediante el imperio de la voluntad de que Jesús es el Hijo de Dios vivo.
Fíjense como concluye el texto de hoy, la gente al ver el signo que Jesús acababa de hacer dice “este es el profeta que verdaderamente debía venir al mundo” pensando en un Mesías político y social, que arreglaría sus problemas como lo hizo con el hambre, por lo que Jesús, a su vez, “sabiendo que querían apoderarse de Él para hacerlo rey se retiró otra vez solo a la montaña”. Él no quiere reinar en el corazón del ser humano por medio de un reino de este mundo, “mi reino no es de este mundo” nos dirá el Señor, sino reinar de otra manera, a través del proceso de la fe y del amor a Él.
Concluyo recordando que hoy se celebra  la primera Jornada Mundial de los Abuelos y Ancianos que estableció el papa francisco a partir de este año para el cuarto domingo de julio, coincidiendo  hoy con la víspera de la memoria de los santos Joaquín y Ana, padres de la Santísima Virgen María, abuelos por lo tanto de Jesús.
El papa insiste en su mensaje  en la necesidad que en la familia cada uno tenga un papel preponderante, los padres, los hijos, los hermanos, los abuelos, los ancianos, nadie sobra en el seno de la familia, cada uno es imprescindible. Pienso que puede ser útil tratar de poner en práctica lo que nos dice el apóstol San Pablo hoy en la segunda lectura (Ef. 4, 1-6), “los exhorto a comportarse de una manera digna de la vocación  que han recibido, con mucha humildad, mansedumbre y paciencia sopórtense mutuamente por amor, traten de conservar la unidad del espíritu mediante el vínculo de la paz”. Es importante esto de soportarse, saber ayudarse a llevar cada uno las propias cruces.
El papa Francisco en el mensaje para este día, habla de tres notas características que son la oración, la memoria y los sueños.
¿A que se refiere  con lo de los sueños? Que debe haber una unión tan grande entre los jóvenes y los adultos, que los ancianos tengan esperanza que los jóvenes llevarán a cabo los sueños incumplidos de sus vidas.  Que los jóvenes puedan llevar a cabo los sueños de los ancianos que no pudieron ver, que no pudieron alcanzar, o sea es un llamado en definitiva a la esperanza.  ¿Cuántas veces los adultos pensando en nuestra Patria decimos veremos algo diferente algún día? Los jóvenes son los que deben tomar la posta de los ancianos para poder realizar aquello que no vieron.
La memoria, a su vez, nos hace ver que el recuerdo de lo acontecido nos ayuda a evitar cometer los mismos errores. Santo Tomás cuando habla de la virtud de la prudencia refiere a la memoria como uno de sus aspectos fundamentales, porque  la memoria del pasado, se actualiza en el presente y proyecta para  el futuro sin equívocos.
El mismo Santo Tomas decía que por eso el anciano es más prudente que el jóven, porque tiene memoria, aprendió a no cometer los mismos errores. El joven como no ha tenido esa experiencia muchas veces quiere experimentar por sí mismo aquello en lo que otros han fracasado. O sea “yo quiero tener mi propia experiencia” y no, tenés que aprender de otro que anduvo por allí y le fue mal. El verdadero prudente y sabio es el que aprovecha de la experiencia de otros para no volver a cometer los mismos errores.
Y por último la oración, que es el motor  que sostiene la vida de la iglesia. El papa Francisco cita al papa emérito Benedicto, el cual decía que la oración de los ancianos y los adultos era lo que salvaba la humanidad y daba ese equilibrio  y tranquilidad a la humanidad.
Pidámosle al Señor que nos ayude a todos a vivir en esto que el mismo papa pide que vivamos, en la unidad de la familia y en el saber aprovechar las riquezas de cada uno.


Padre Ricardo B. Mazza. Cura párroco de la parroquia “San Juan Bautista”, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en el domingo XVII durante el año. Ciclo B. 25 de julio de 2021. ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com






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