19 de julio de 2021

“Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella porque era como ovejas sin pastor”

El domingo pasado habíamos meditado sobre el momento en el que Jesús envía a los doce apóstoles a anunciar la Buena Nueva con indicaciones bien precisas, diciéndoles en qué debe consistir su misión en medio de la gente.  El texto de hoy (Mc. 6, 30-34) refiere al retorno de los doce apóstoles. Se reúnen con Jesús para  narrar  cuál ha sido la experiencia que han tenido en la proclamación de la Palabra, en la curación de enfermos, en la expulsión de demonios del cuerpo de los posesos. Jesús no los felicita por su obra evangelizadora  sino que les dice “vengan ustedes solos a un lugar desierto para descansar un poco”. Al respecto, el texto de Marcos da como explicación que era tanta la gente que iba y venía que no tenían tiempo ni para comer porque tenían que dedicarse a toda esta gente.  Jesús, sin embargo, los invita al descanso con Él, por lo que  subidos a la barca se dirigen a la otra orilla. Con todo, la gente  se les adelanta y llegan antes que ellos.

Este descanso al cual Jesús invita a los que han ido a llevar su palabra no es un descanso meramente físico, psicológico, sino que es algo mucho más profundo, descansar en el encuentro con el Señor.. En esto nos deja una enseñanza muy hermosa, no solamente para el que va a predicar el Evangelio, para quien evangeliza que necesita retornar a la fuente de quien envía y descansar en contacto con Él, sino que es un mensaje también para toda nuestra vida.
En efecto, el ser humano debe descansar encontrándose con el Señor, porque muchas veces andamos como locos en la vida, no tenemos tiempo para nada, nos domina permanentemente el celular para ver qué noticia hay, qué novedad llega, tantas preocupaciones pueblan la cabeza que olvidamos el encuentro con el Señor y descansar. Esta es la única manera de salir del estrés, de la obsesión por estar encima de todas las cosas permanentemente. Necesitamos el encuentro quieto con el Señor, descansar en su Presencia. Y esto hace que tengamos en cuenta qué es lo más importante en nuestra vida. Porque si no descansamos en el Señor, si no llegamos a cierta intimidad con Él, imposible recobrar fuerzas para cumplir las tareas que tenemos todos los días. Si Él nos dice “vengan a descansar un poco” nos señala la necesidad de reposar en su Presencia, ya que es el descanso apto para poner en orden la existencia cotidiana.
Pero sigamos con el recorrido del Señor y los apóstoles. Dice el texto: “al desembarcar Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella porque era como ovejas sin pastor” de modo que acá presenta Marcos a Jesús como el Buen Pastor, como lo hemos recordado en el canto interleccional. ¿Y cómo conectamos esta enseñanza con lo que afirma el profeta Jeremías (23, 1-6)?
El profeta, dirigiéndose a los reyes de Judá les dice “Ay de los pastores que pierden y dispersan el rebaño de mi pastizal”, continuando así con el mensaje del domingo pasado cuando el profeta Amos fustigaba duramente a Jeroboam rey de Israel. Ahora es Jeremías quien les habla a los reyes de Judá, porque son pastores que dispersan al rebaño.
No olvidemos que este término “pastor” no solamente está designando a la figura religiosa, sino también a la figura política, al rey, al que conduce el país, que como pastor, a ejemplo del Buen Pastor debe conducir al pueblo a los pastos. ¿A qué pastos? en el orden político, a los pastos de la vida cotidiana, el tener cómo subsistir en esta vida, y al pastor religioso para que conduzca a los pastos eternos, al encuentro con Dios. ¿Y de dónde sale ese pastor? Jeremías se está dirigiendo entonces a los reyes de Judá, porque es de la descendencia de David de donde surgirá el Mesías, el cual reunidos todos como único pueblo,“reinará como rey y será prudente, practicará la justicia y el derecho en el país” y será llamado  “el Señor es nuestra justicia”.
San Pablo en la segunda lectura (Ef. 2, 13-18) habla también de este hecho de un solo pueblo y se refiere a los paganos y a los judíos. Nuevamente la figura del Buen Pastor que reúne a toda la humanidad en un solo rebaño que se debe dejar guiar por el único pastor que es Cristo.
Pero volviendo al texto del Evangelio, “eran como ovejas sin pastor” ¿Cuántas veces hoy en día las ovejas están sin pastor? No solamente en el orden político y social, también en el ámbito religioso, ya que  falta darle a las ovejas el alimento que necesitan.
¿Cuál es ese alimento? Deteniéndonos en lo religioso Jesús enseña largo rato a la muchedumbre no a pavear en esta vida, a prestarle atención a lo que no interesa, sino les enseña el modo cómo llegar al Padre y cómo vivir santamente, y así Jesús proclama las bienaventuranzas y  enseña que es necesario seguirlo para que Él nos guíe al encuentro del Padre.
Y esa es la forma de tener entrañas de misericordia para con la gente, ya que “se compadeció de ella”.
En este sentido y siguiendo con la imagen de cómo se compadece Jesús de la gente, me apena ver cómo el mundo católico no pocas veces está confundido, donde el Evangelio se diluye y los criterios que se siguen  no son precisamente los del Evangelio, sino los del mundo oriental, el Reiki y otras formas que  no llevan a la verdad total que es Jesucristo. Impera más la cultura de nuestro tiempo, donde todo cambia, todo es relativo, depende como se mire, depende como cada uno interprete las cosas, y así no encontramos el rumbo de la verdad, ese rumbo que es Jesús camino y nos lleva a la Vida.
Es cierto que muchas ovejas  no tienen pastor porque no quieren que nadie los pastoree, “yo me pastoreo a mí mismo”, pero es cierto que también hay mucha, como decía, confusión, no hay ideas claras, por eso la necesidad de enseñar largo rato, y estar dispuestos a dejarnos enseñar y a buscar la verdad. Acontece a veces que escuchamos cosas que no gustan, por más que vengan del Evangelio, y hacemos caso omiso, por eso la necesidad de la docilidad y estar como la muchedumbre, ávidos por escuchar a Jesús.
Con todo,  hay un segundo elemento. El texto de Marcos continúa  después con la multiplicación de los panes, con la que Jesús alimenta  a la muchedumbre. De este modo se inicia la enseñanza de Jesús presentándose como Pan de Vida, para lo cual se proclamará el largo discurso sobre el tema en el capítulo 6 de san Juan. Allí se devela y descubre lo que significa Jesús como pan de Vida. Por lo tanto,  Jesús no sólo enseña porque quiere transmitir la verdad sino que quiere alimentar a su pueblo, con el Pan de Vida que es Él mismo.
Pero no tendremos apuro por alimentarnos con el Pan de Vida, si antes no asimilamos quién es Cristo y no creemos que es lo más importante de nuestra vida.
El tercer paso  será el comprender cómo el alimentarse con Cristo lleva a la solidaridad para con la muchedumbre hambrienta del pan material. De allí que Jesús diga a los apóstoles “denles de comer ustedes mismos” (Mc. 6, 37) es decir,  poner todo lo que uno pueda de disponibilidad para ayudar a sus hermanos.
Hermanos: Pidámosle a Cristo entonces, que como buen Pastor nos guíe a los pastos eternos, e ilumine a todos los pastores en los diferentes ámbitos de la vida, para tener presente lo que se aplica a todos, el que “se compadeció de ellos”. Compadecerse de las necesidades de los demás, de la ignorancia, del pecado, para que todos seamos llevados al Señor que a su vez guía al Padre.

Padre Ricardo B. Mazza. Cura párroco de la parroquia “San Juan Bautista”, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en el domingo XVI del tiempo ordinario, ciclo “B”. 18 de julio de 2021 ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com




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