21 de agosto de 2023

¡Que los pueblos te den gracias, Señor, que todos los pueblos te den gracias! Que Dios nos bendiga, y lo teman los confines de la tierra (Ps. 66)

 

La idea central de los textos bíblicos de este domingo es la del llamado de Dios a la salvación a todos los pueblos de la tierra. 

Es decir, considerar no sólo al pueblo de Israel elegido en primera instancia, sino a los demás pueblos de la tierra, a los que conocemos con el nombre de paganos, aquellos que no creen en el Dios de la Alianza Sinaítica, para lo cual recorramos los textos bíblicos. 
El primer texto es del profeta Isaías (56,1.6-7) en el que el profeta hablando en nombre de Dios le dice a los israelitas que observen el derecho y la justicia porque muy pronto llegará la salvación divina y está por revelarse su justicia. 
Pero al mismo tiempo menciona a los extranjeros "que se han unido al Señor para servirlo, para amar el nombre del Señor y para ser sus servidores, a todos los que observan el sábado sin profanarlo y se mantienen firmes en mi alianza, yo los conduciré hasta mi santa montaña". Estos extranjeros serán colmados de alegría en la casa de Dios siendo aceptados sus sacrificios "porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos".
O sea, los paganos que tratan de agradar a Dios y de seguir su voluntad, son recibidos al pueblo de la salvación, están invitados a asistir a la casa de oración y todos conformarán el pueblo elegido. 
Esto que señala el profeta Isaías lo vemos realizado concretamente en la descripción que hace el texto del Evangelio (Mt. 15,21-28). 
Jesús entra en territorio pagano, o sea que no sigue la religión del judaísmo, Tiro y Sidón, y se encuentra con esta mujer cananea que le pide que cure a su hija que está atormentada por un demonio. 
Es interesante que ella lo llame hijo de David, mostrando un esbozo de fe incipiente, al reconocer que Jesús es del linaje de David.
Y Jesús aparentemente no le hace caso, de alguna manera la hace pasar por esta prueba del silencio como si a Él no le interesara lo que  pedía, ante lo cual esta mujer vuelve a insistir, mostrándose después el poder que tiene la oración insistente. 
¡Señor, ten misericordia de mí! será la súplica,  con lo que la curación de la hija significará también compadecerse de la cananea.
Los discípulos, por su parte, pedirán a Jesús  que la atienda porque los persigue con sus gritos, y esto sucede porque está latente en los apóstoles esa mentalidad de sacarse el problema de encima cuanto antes. 
Cómo cuesta realmente entender la pedagogía de Jesús que es siempre de cercanía con el dolor de la gente e, imitarlo en la vida diaria. 
Sin embargo, Jesús dirá todavía algo sorprendente, "Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel", aunque se encuentre en tierra extranjera, porque desea, con su posterior obrar, que sus discípulos entiendan que Él vino a socorrer a toda la humanidad.
Por lo que Jesús le dirá a la mujer suplicante que "no está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros". 
No olvidemos que los judíos llamaban perros a los paganos, pero Jesús suaviza el término, dirá cachorros, el pan de los hijos, o sea de los judíos, los privilegios y gracias que tiene el pueblo elegido, no se lo podemos dar a los paganos. 
Y esta mujer responde sabiamente, "los cachorros comen las migajas que caen de la mesa de sus dueños", como diciendo, que si bien la salvación pertenece al pueblo elegido, ella se conforma con recibir las migajas, porque no es digna de estar al mismo nivel que el pueblo elegido. 
Y Jesús entonces le va a decir "¡Qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!" Y en ese momento su hija quedó curada.
De esta manera percibimos cómo la fe va creciendo y venciendo todos los obstáculos que se le presentan a esta mujer y, Jesús con esta forma de actuar está diciendo que también los paganos están llamados a conformar un único pueblo salvado por Él en la cruz.
De manera que no solamente el pueblo judío elegido como primer destinatario de las promesas de Dios, sino todos los que también aceptan lo que la fe les propone, constituyen un pueblo redimido.
Y en la segunda lectura tomada del apóstol San Pablo a los cristianos de Roma (11,13-15.29-32), en este domingo encontramos coincidencia con esta idea central que está en Isaías y en el Evangelio. 
En efecto, san Pablo, se quejaba de la falta de fe de los judíos y que él daría su vida con tal que volvieran al redil (Rom. 9,1-5), ahora bien, en el texto hoy proclamado,  señala que por la infidelidad del pueblo de Israel, Dios tuvo misericordia con aquellos que provenían de otros pueblos.
Por lo tanto, son también elegidos del Señor y, será su conversión ocasión para que en el futuro  vuelvan a la fe aquellos que se habían apartado.
Y así exclama "Si la exclusión de Israel trajo consigo la reconciliación del mundo, su reintegración ¿no será un retorno a la vida? Porque los dones y el llamado de Dios son irrevocables".
Continúa, por lo tanto, el apóstol diciendo que los paganos que habían desobedecido a Dios alcanzaron misericordia por la desobediencia de Israel, así también los judíos alcanzarán misericordia ya que "Dios sometió a todos a la desobediencia, para tener misericordia de todos".
En fin, en los tres textos está presente la enseñanza de que Dios quiere que todos los hombres, se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (cf. I Tim. 2,4), porque si Dios envía a su Hijo para que hecho hombre redima a la humanidad, es para continuar con ese proyecto a lo largo de los siglos, a lo largo de la historia. 
Sería un desatino pensar que Dios va a hacer una promesa y que después no la va a cumplir. Quiere la salvación humana, pero quiere que a través de la libertad de cada uno, se acepte la presencia del Hijo de Dios en el corazón de cada hombre, de cada mujer que habitan en este mundo. 
Queridos hermanos, en Cristo nuestro Señor podemos seguir afirmando nuestra fe, crecer en el seguimiento de su persona, escuchar la sabiduría de sus enseñanzas y poder vivir cada día lo que nos propone como ideal para nuestra existencia cotidiana.

Cngo Ricardo B. Mazza, Cura Rector de la Iglesia Ntra Sra del Rosario, en Santa Fe, Argentina. Homilía en el domingo XX del tiempo durante el año. Ciclo A.  20 de agosto de 2023


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