26 de agosto de 2024

"Señor, Tú tienes palabras de vida eterna ¿a dónde iremos?".


 

Josué ha de guiar a los israelitas a la tierra prometida, por lo que previamente "reunió  en Siquem  a todas las tribus de Israel, y convocó a los ancianos de Israel, a sus jefes, a sus jueces y a sus escribas, y ellos se presentaron delante del Señor"(Josué 24,1-2.15-17.18b), y les pregunta a quién servirán en el futuro, ¿seguirán al Dios de sus padres? ¿O irán detrás de los dioses falsos, de los baales? y declara que él con su familia servirán al Señor de la Alianza.
Se trata de una decisión fundamental para la vida de la comunidad, y así verificar  la fidelidad al Dios de la Alianza o no, ya que los que formaban parte de las doce tribus en ese momento no son los mismos que han salido de Egipto con Moisés, de modo que era importante renovar la Alianza para ver hasta qué punto se mantendrían fieles a lo que han recibido y no estaban dispuestos a contagiarse de las costumbres de los pueblos vecinos que eran adoradores de ídolos.
A esto, manifestando que en su memoria permanece el recuerdo transmitido de la salida de Egipto decidida por Dios y guiada por Moisés, el pueblo responde que "lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a otros dioses", y así, ellos son fieles a esa historia de fe que ha marcado al pueblo desde el comienzo.
En efecto, no es una filosofía, no es una doctrina que les ha caído a ellos, sino que es una historia que ha marcado a fuego a los israelitas y que seguirá identificándolos en el futuro, aunque muchas veces, como ya sabemos, fueron infieles a esa Alianza, por lo que Dios los hacía volver nuevamente a través de las pruebas que padecían por abandonar a Dios nuestro Señor.
También en nuestro tiempo, el Señor  pide que reconsideremos la gracia bautismal que hemos recibido y que cada día hagamos ese replanteo de si lo seguiremos a Él o  a los ídolos que se presentan cada día a nuestra consideración, porque  aunque estemos prontos para seguir a Dios, también la tentación de seguir otros rumbos es constante en la existencia del hombre, por lo que se necesita una fe firme para mantenernos siempre fieles a la verdad divina.
Precisamente en el texto del Evangelio (Jn.6,60-69) Jesús habla de la falta de fe en aquellos que quieren dejar de seguirlo por la dureza de su  enseñanza referida a recibir su cuerpo y sangre.
De hecho, se preguntaban "¿cómo éste nos dará su cuerpo y su sangre?", para afirmar ahora  abiertamente que este lenguaje es muy duro, ya que no entienden el mensaje de amor que encierra el sacramento del cuerpo y de la sangre del Señor.
Es por eso que el mismo Jesús recuerda que es el Espíritu el que da vida y que si ahora les cuesta entender este misterio, ¿qué se puede esperar cuando Él retorne al Padre en el día de la Ascensión?.
Por eso es que Jesús termina este diálogo donde ha expuesto acerca de su entrega como alimento,  preguntándoles a los doce apóstoles  si también ellos lo abandonarán como los otros discípulos.
Por lo que tomando la palabra  Pedro, dirá: "Señor, Tú tienes palabras de vida eterna ¿a dónde iremos?". 
Quizás el lenguaje del Evangelio  resulta duro, difícil de realizar lo que Él enseña, por lo que hemos de  plantearnos siempre si a pesar de esa aparente dureza de sus enseñanzas nos mantendremos fieles al Señor, dispuestos a seguir su camino de salvación, que es de entrega total a Él y a la vida que lleva siempre, sabiendo que es el primero en entregarse al Padre por nosotros padeciendo la muerte de cruz, entregándose por la salvación del mundo.
Ojalá ante las tentaciones que podemos tener de abandonar a Cristo o quererlo menos, podamos decir a ¿dónde iremos si lo dejamos al Señor, si solamente Él tiene palabras de vida eterna?, porque eso lo hemos experimentado permanentemente.
¿Dónde vamos a encontrar palabras de vida eterna? ¿en la sociedad de hoy, en el mundo en el cual estamos encerrados, donde reina la mentira, la ideología, todo aquello que nada tiene que ver con la historia de salvación que hemos recibido?
Queridos hermanos: nunca abandonemos el seguimiento de Cristo y  aprendamos cada día a amarlo más y más presente en su bondad en el sacramento de la Eucaristía. 


Cngo Ricardo B. Mazza, Cura Rector de la Iglesia Ntra Sra del Rosario, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en el domingo XXI del tiempo per annum. Ciclo B.  25 de Agosto  de 2024.

No hay comentarios: