23 de diciembre de 2024

Dios quiere de nosotros que busquemos su voluntad en cada momento de nuestra vida, como lo hiciera Jesús el Salvador.


El profeta Miqueas, contemporáneo del profeta Isaías (Miq. 5,1-4), anuncia la necesidad de volver a Belén para que nazca algo nuevo, porque el reino de Judá asediado por los asirios, ha sido gobernado  por una serie de reyes ineptos que han llevado al país a la ruina, por lo que el profeta anuncia que Judá será purificado, tendrá que soportar muchas cosas y comenzar de nuevo.
Comenzar de nuevo significará por un lado la unión con el reino de Israel formando otra vez un único pueblo y, que después de la purificación vendrá un nuevo pastor que gobernará sabiamente al pueblo elegido, para lo cual es necesario entonces volver a los orígenes, que fueron humildes ya que David era de Belén y fue elegido después que fueran rechazados sus hermanos mayores. 
En efecto, Dios miró la pequeñez de David y lo eligió para hacer en él y por él grandes cosas, de manera que para la restauración del pueblo elegido es necesario  retornar a los orígenes humildes. 
Es por eso que el profeta habla de Belén como una ciudad elegida, privilegiada, mirando por supuesto el futuro, ya que en ese pequeño lugar  nacería el Mesías, el Hijo de Dios vivo, de modo que el pueblo a pesar de saber que faltaba todavía para la venida del Salvador, le quedaba el consuelo y la esperanza del cumplimiento de la promesa,  que el descendiente de David cambiaría todas las cosas.
Ahora bien, también nosotros esperamos que la venida del Salvador en la humildad del pesebre venga a transformar y a cambiar la existencia humana toda vez que el ser humano abra su corazón para que en él entre el niño recién nacido y toda vez que el ser humano quiera realmente transformarse para poder entregarse a Dios nuestro Señor.
Recordemos que Dios quiere de nosotros que busquemos su voluntad en cada momento de nuestra vida, como lo hiciera Jesús el Salvador.
Precisamente en la carta a los Hebreos (10,5-10) se afirma que Jesús reconoce que Dios no quería sacrificios, ni holocaustos, sino que le ha dado un cuerpo, porque ha venido a este mundo para hacer la voluntad del Padre. siendo esta su misión.
De este modo "declara abolido el primer régimen para establecer el segundo".
Por lo que por el cumplimiento de la voluntad del Padre se cumple aquello que se afirma: "quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre"
O sea, entregar su cuerpo consiste en morir en la cruz, cumpliendo la voluntad divina, de modo que el creyente que quiere vivir realmente en unión con Dios ha de buscar siempre su voluntad, que se expresa y manifiesta en la Sagrada Escritura, en la vivencia de los diez mandamientos, en el seguimiento de las enseñanzas de Cristo que siempre muestra el camino de la verdad.
Por eso hemos de estar dispuestos a encontrarnos con el Señor que viene a vivir con la humanidad nuestra misma historia.
Precisamente (Lc. 1, 39-45) hemos escuchado en el texto del evangelio, cómo la Virgen de prisa, va a visitar a su prima Isabel que está esperando a Juan Bautista, por lo que ambas están embarazadas.
Isabel representa de alguna manera al Antiguo Testamento que deja lugar al Nuevo, a su vez, Juan será profeta que une los dos testamentos tanto al antiguo como al nuevo, siendo Cristo el que trae la novedad total porque nacerá en un mundo totalmente deseoso, aunque no lo exprese, de salvación, aunque no sepa como será esto.
El texto del evangelio recuerda, por otra parte, que Isabel es llena del Espíritu Santo en ese momento, mientras que a María Santísima en el momento del anuncio del ángel se le dirá la llena de gracia.
Isabel recién ahora recibirá la plenitud del Espíritu, viviendo la alegría de Juan que será el precursor, que prepara los corazones para recibir al Mesías.
Vayamos también nosotros al encuentro de la Virgen que trae a Jesús, y como Isabel manifiesta la alegría y el gozo sabiendo que ya está cerca la salvación, también nosotros manifestemos nuestra alegría  sabiendo que  tenemos de nuevo la oportunidad de entregarnos a Cristo nuestro Señor y comenzar una existencia totalmente nueva.
Vivamos siempre buscando la voluntad de Dios, y cómo agradar al Padre del Cielo, y aunque sabemos que tenemos dificultades, que nos cuesta vivir haciendo el bien, poseemos la certeza que con la gracia de Dios todo será posible.

Cngo Ricardo B. Mazza, Cura Rector de la Iglesia Ntra Sra del Rosario, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía  en  el 4to domingo de Adviento Ciclo C. 22 de Diciembre de 2024.

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