Hoy en la Iglesia Universal se celebra el Día de la Palabra de Dios para resaltar justamente aquella que por su carácter divino, alimenta nuestra vida, cada momento, cada instante, y que le otorga sentido a las distintas problemáticas del existir.Los textos bíblicos justamente apuntan a la importancia de la Palabra y así en la primera lectura tomada de Nehemías (8,2-6.8-10) se describe cómo los judíos que han vuelto del exilio de Babilonia gracias a un decreto favorable de Ciro el Grande, comienzan la reconstrucción de Jerusalén, levantan sus murallas y el templo, deseando alcanzar el mismo existir que tenían antes del destierro.Y precisamente lo que destaca el texto, es que un día solemne, toda la comunidad se reúne para escuchar largamente la Palabra de Dios.En efecto, el sacerdote Esdras proclama incansablemente la Palabra divina, y la gente, hombres, mujeres, niños, están atentos, ensimismados, pensando en esa Palabra que se les transmite.Llenos de gozo, porque pueden nuevamente volver a celebrar la liturgia que tenían antes del destierro, saltan de júbilo, aclaman al Señor con alegría, como si Él mismo estuviera presente en medio de ellos, uniéndolos, formando una sola comunidad.Como decía este hecho produce una gran alegría en todos los presentes, gozando de la Palabra de Dios, que los constituye en familia reunidos como hermanos.Posteriormente se les insiste en que vayan a celebrar con una buena comida y bebida, compartiendo, por cierto, con los más necesitados.Este acontecimiento de gozo por la restauración de Jerusalèn y de la comunidad, manifiesta cómo la Palabra de Dios transforma la existencia del hombre, si el ser humano se deja conquistar por ella.Hemos de buscar, en la Palabra, la alegría que nos falta a todos, y que Dios comunica por medio de ella.En el texto del Evangelio (1, 1-4; 4,14-21), Lucas, asegura a Teófilo, que escribe sobre Jesús partiendo del testimonio de quienes fueron desde el principio testigos oculares de los hechos descritos, de manera que conozca bien la solidez de las enseñanzas recibidas.A continuación el texto retoma en el capítulo cuarto ubicando a Jesús en Nazaret, y que en día sábado -como lo hacia habitualmente- se dirige a la sinagoga, y proclama un texto del profeta Isaías.Terminada la lectura, se sienta y, en lugar de explicar la Palabra que ha proclamado, dirá "Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír".¿A qué se refiere? Que el anuncio de Isaías se ha cumplido en su misma persona.En efecto, Jesús consagrado por la unción ha sido enviado a "evangelizar a los pobres, a anunciar la liberación de los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor"Porque Él fue enviado para ser luz de los pueblos, para liberar a los oprimidos del pecado y de toda miseria, para proclamar un año de gracia, para revivir el derecho y la justicia en medio de todos, para hacer presente en definitiva al Dios de la misericordia, al Dios del amor.Es por eso que dice, "hoy se ha cumplido esto", o sea, que se cumple a través de su presencia, de su persona, porque ha venido justamente para hacer realidad este anuncio de salvación.Jesús ha sido ungido en el día del bautismo, como lo hemos reflexionado anteriormente, y desde ese momento el Espíritu lo conduce, lo guía, para que viva la misión que el Padre le ha encomendado.De manera que Jesús sigue hablándonos en el decurso del tiempo a través de su Palabra.De hecho, en la liturgia de cada domingo, la primera parte de la misma está destinada a que nos alimentemos con la Palabra de Dios, a que meditemos sobre la enseñanza de la Sagrada Escritura, y así podamos conocer cuál es la voluntad de Dios sobre cada uno y sobre toda la humanidad.La Palabra de Dios también enseña, como recalca hoy el Apóstol San Pablo (I Cor.12, 12-30), que somos un cuerpo. La Iglesia es un cuerpo. Y que así como el cuerpo humano tiene distintos miembros, así también el cuerpo que es la Iglesia tiene distintos miembros con distintas funciones. Pero que ninguno debe ser considerado como inútil, ninguno debe ser considerado como que está de más, sino al contrario, saber que cada uno ocupa un lugar, una misión en este mundo.Cada creyente está llamado, justamente desde la Iglesia, a ser misionero, a sentirse creado para llevar al mundo la Palabra de Dios que debe dar sentido a la existencia de cada uno, mostrando cuál ha de ser nuestro estilo de vida mientras caminamos por este mundo.Por eso vayamos ansiosos al encuentro de Cristo que es la Palabra de Dios Padre.Alimentemos nuestro ser, pensamientos y vida, con las enseñanzas que la Sagrada Escritura derrama en el corazón de cada uno.Cngo Ricardo B. Mazza, Cura Rector de la Iglesia Ntra Sra del Rosario, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en el tercer domingo durante el Año. 26 de enero de 2025
"Lo único que se necesita para que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada." Edmund Burke
27 de enero de 2025
Alimentemos nuestro ser, pensamientos y vida, con las enseñanzas que la Sagrada Escritura derrama en el corazón de cada uno.
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