Dios elige a los que quiere, no por su sabiduría o por su destreza para predicar su palabra, sino que elige a cada uno porque es su voluntad, y se inclina por quien es considerado inútil, débil, o falto de sabiduría, para que se vea que de su poder viene todo don y grandeza humana.
Incluso llama para continuar con su obra a pecadores, con tal que se conviertan y estén dispuestos a vivir de otra manera, como aconteció con San Pablo.
Y esto ya se observa en el Antiguo Testamento, por eso en la primera lectura nos encontramos con la vocación, el llamado al profeta Isaías (Is.6,1-8).
Él en una visión contempla la grandeza de Dios, y ante esta gloria divina conoce que es nada.
Sin embargo, Dios envía a un serafín para que poniéndole una brasa en la boca, le dijera "tu culpa ha sido borrada y tu pecado ha sido expiado", de manera que en él se cumplió aquello que dice San Pablo, "por la gracia de Dios soy lo que soy".
De manera que ante la pregunta que se hace el mismo Dios, "¿a quien enviaré?", Isaías dirá, "¡aquí estoy, envíame!", con lo cual contemplamos a un profeta totalmente transformado por la gracia y la fuerza de Dios, decidido a llevar a cabo la misión que se le ha encomendado.
En el Nuevo Testamento contemplamos a Jesús que elige a los primeros discípulos que lo acompañarán para llevar el mensaje del Evangelio (Lc.5,1-11).
Él es el salvador del mundo y lo hará muriendo en la cruz y resucitando al tercer día, pero quiere que su misión esté acompañada y precedida por el obrar de aquellos a quienes elige y que después de su retorno al Padre, continuarán su obra.
En el Evangelio encontramos que Jesús elige a Simón, Santiago y Juan como pescadores de hombres, misión diferente a lo que hacían.
Según el texto, habían intentado pescar durante la noche, pero nada habían logrado. Como especialistas en el tema sabían que la tarea iba a ser infructuosa.
Sin embargo, al pedido del Señor de remar mar adentro y echar de nuevo las redes, Simón dirá "si tú lo dices, echaremos las redes" y confiando en su palabra dejará de lado su propia experiencia.
Y pescando en lo profundo, llenaron las redes de tal manera que las dos barcas casi se hunden por el peso de las redes repletas de peces.
Es interesante ver en todo esto todo un signo, y es que la pesca, la evangelización, dará mucho fruto toda vez que el que evangeliza, el que es enviado, se apoya en el parecer del Señor, en su voluntad.
Es decir, no priman los propios criterios o los conocimientos del pescador, sino el pedido e indicación de Cristo nuestro Señor.
Y por otra parte, pescando en lo profundo, o sea siguiendo a Cristo en serio, con compromiso, no un seguimiento superficial, pasajero, blandengue, sino un seguimiento que comprometa a toda la persona. Por eso es que el mismo san Pablo (I Cor. 15,1-11) enseña que tanto él como otros testigos de la resurrección evangelizan llevando a todo el mundo lo que se llama el kerigma de la predicación.
O sea, enseñando que Jesús murió por la salvación del mundo, resucitó y se apareció luego a muchos, los cuales son los que dan testimonio de esa su resurrección.
De manera que es el misterio de la muerte y la resurrección el que eleva al hombre a una dignidad nueva porque es el comienzo de la salvación.
San Pablo dirá que es el último, como el fruto de un aborto, ya que fue perseguidor de la iglesia, pero que sin embargo el Señor lo eligió, de modo que por gracia de Dios es lo que es.
Eso nos indica que ninguno de nosotros puede excusarse diciendo que vale poco o que es muy pecador, sino que ha de sentir ese llamado a misionar y a evangelizar y lanzarse a esta tarea hermosa que es hacer presente a Jesús en la sociedad en la cual estamos insertos.
Hermanos: Pidamos a Dios que nos ha elegido desde el sacramento del bautismo, que podamos conocer la misión a la que somos convocados para hacerlo presente en la sociedad y, así con nuestro ejemplo, con nuestro testimonio, podamos atraer a muchos al encuentro personal con Jesús y seguir así en la iglesia evangelizando a todos aquellos que todavía no lo conocen o lo conocen mal como Salvador del hombre.
Cngo Ricardo B. Mazza, Cura Rector de la Iglesia Ntra Sra del Rosario, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en el quinto domingo durante el año. 09 de febrero de 2025
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