15 de septiembre de 2025

"Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga vida eterna"

 

Hoy celebramos la fiesta de la exaltación de la Santa Cruz. Como es una fiesta del Señor, los textos bíblicos y la liturgia entera tiene primacía sobre los textos propios del  domingo XXIV del tiempo Ordinario. 
Esta fiesta tiene su origen en la dedicación el 13 de septiembre de 335, de la Basílica de la Resurrección en Jerusalèn, construida por el emperador Constantino, junto al lugar del calvario y cerca del sepulcro de Nuestro Señor.
Al día siguiente, el catorce de septiembre se hizo una exposición de la reliquia de la santa cruz que había descubierto Santa Elena y de allí comenzó a extenderse esta devoción por todo el oriente. 
En Roma comienza en el siglo sexto recién, cuando el catorce de septiembre se presenta al culto de los fieles cada año  la reliquia de la santa cruz, extendiéndose posteriormente a todo el mundo.
El pueblo de Israel, en camino por el desierto a la tierra prometida, vive quejándose como siempre,  añorando  lo que dejaron en Egipto. 
Es un pueblo rezongón,  característica ésta, propia de la disconformidad del ser humano con todo, aún con Dios, el cual  les pega un chirlo con el envío de  serpientes venenosas que comienzan a morder a la gente quedando el tendal en el desierto. 
Entonces, recordando  que hablaron de más, corren buscando a Moisés, para que los libre del flagelo (Núm. 21,4-9).
Y Moisés nuevamente intercede delante de Dios, ya que  en el Antiguo Testamento, es un anticipo de Jesús, como mediador, como intercesor por la humanidad delante del Padre. 
Y Dios le dice que haga una serpiente de bronce, la levante en un asta,   y todo aquel que la contemple después de ser mordido quedará salvado, convirtiéndose  así  en un anticipo concreto de la Cruz de Cristo, como lo manifiesta  el mismo Jesús (Jn. 3,13-17)
Así como Moisés  levantó la serpiente de bronce en el desierto, también Jesús será levantado y atraerá a todos hacia Si.
De modo que Cristo se presenta como el Salvador para todos aquellos que hemos sido mordidos por la serpiente del demonio.
El espíritu del mal siempre está el acecho del ser humano, trata de separarnos de nuestra amistad con Dios para esclavizarnos y por lo tanto hacer lo que quiere con cada uno de nosotros. 
Por eso, es importante  recordar quién es Jesús, en palabras de san Pablo, quien escribiendo a los Filipenses (2,6-11) recuerda que el Hijo de Dios no se sintió menoscabado en su divinidad al hacerse hombre, sino que se humilló tomando la naturaleza humana, señalando que el camino de la salvación pasa por la humillación.
A su vez, nosotros  hemos de  asimilarnos al mismo Cristo y, reconociendo nuestra nada, contemplemos su grandeza divina que se hizo nada, postrando  nuestra rodilla delante suyo, como así también ha de suceder que se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra, de manera que Cristo sea aquel que nos guíe siempre.
Dice Jesús que "Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga vida eterna". Ojalá grabáramos en nuestra mente estas palabras, "que Dios  amó tanto al mundo que nos envió a su Hijo para que muriendo en la cruz nos redimiera del pecado y de la muerte. 
Y ante ese tanto amó Dios al mundo que nos envía a su Hijo, el ser humano tiene que responder también, no quedarse contemplando meramente el misterio de grandeza de Dios, sino intentando amarlo sobre todas las cosas, entregando el deseo de vivir en su amistad. 
Si Dios amó tanto al mundo que nos envía su Hijo, hemos de mirarlo en la cruz salvadora cuando nos sentimos pecadores, para así liberados de las mordeduras del demonio podamos caminar en este mundo haciendo el bien, adorando a Dios, sirviendo al prójimo con la mirada puesta en la eternidad que nos espera. 
Pidámosle al Señor su gracia para vivir firmemente este ideal de santidad que pasa por la imitación, y seguimiento de Cristo crucificado.

Cngo Ricardo B. Mazza, Cura Rector de la Iglesia Ntra Sra del Rosario, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía  en la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. 14 de septiembre de 2025. 

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