3 de enero de 2017

“Jesús nos ofrece un «manual» para la construcción de la paz por medio del llamado Discurso de la montaña”.


En este primer día del Año del Señor de 2017, la Iglesia se alegra al recordar a Santa María Madre de Dios, reconociendo que no podía estar ausente la memoria de la Madre del Salvador al celebrar el nacimiento del Hijo de Dios hecho hombre en su seno purísimo.
Al mismo tiempo celebramos la 50 Jornada Mundial  por la Paz inaugurada por el beato Pablo VI. El lema de este año refiere a «La no violencia: estilo de una política para la paz». El papa Francisco en el Mensaje que publicara para este día el pasado 08 de Diciembre, nos dice  “Deseo la paz a cada hombre, mujer, niño y niña, a la vez que rezo para que la imagen y semejanza de Dios en cada persona nos permita reconocernos unos a otros como dones sagrados dotados de una inmensa dignidad”.
Estos buenos deseos coinciden con el texto del libro de los Números (6,22-27) que refiere a la bendición que el pueblo de Israel recibía al comienzo del año por parte del sacerdote o del rey, que en este caso tiene su origen en el mismo Vicario de Cristo en la Iglesia Universal “Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz. Que ellos invoquen mi Nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré”.
El Papa Francisco, en el contexto de un mundo fragmentado por las luchas entre hermanos, persecuciones a los cristianos, odio entre los pueblos nos invita a “hacer violencia” en nuestro propio interior ya que “También Jesús vivió en tiempos de violencia. Él enseñó que el verdadero campo de batalla, en el que se enfrentan la violencia y la paz, es el corazón humano: «Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos» (Mc 7,21).(Mensaje 3).
Ahora bien, el hombre que se convierte  “acoge la Buena Noticia de Jesús, reconoce su propia violencia y se deja curar por la misericordia de Dios, convirtiéndose a su vez en instrumento de reconciliación” (Mens. 3), de manera que podrá vivir la actitud nueva de la no violencia activa como santa Teresa de Calcuta,  dispuesta siempre al servicio de los desechados y olvidados de este mundo.
De allí que sea necesario que el creyente descubra que  “su misión es salir al encuentro de las víctimas con generosidad y dedicación, tocando y vendando los cuerpos heridos, curando las vidas rotas. La no violencia practicada con decisión y coherencia ha producido resultados impresionantes”.(Mensaje 4).
Esta nueva actitud evangélica ciertamente no se improvisa, de allí la necesidad de comenzar a forjar nuevos corazones a través de una política no violenta ya en el seno de la familia porque “La familia es el espacio indispensable en el que los cónyuges, padres e hijos, hermanos y hermanas aprenden a comunicarse y a cuidarse unos a otros de modo desinteresado, y donde los desacuerdos o incluso los conflictos deben ser superados no con la fuerza, sino con el diálogo, el respeto, la búsqueda del bien del otro, la misericordia y el perdón” (Mensaje 5).
Como Cristo nació de la mujer perfecta, María Santísima (Gál. 4, 4-7), también nosotros que la tenemos por Madre, acudimos a Ella para que nos proteja y guíe siempre como familia de bautizados, de manera que viviendo dignamente y en santidad la filiación divina que recibimos en Jesús, podamos todos juntos, reconociéndonos hermanos, invocar a Dios como Padre, movidos por el Espíritu Santo.
Queridos hermanos: estamos llamados a vivir  esta dignidad de hijos construyendo la paz mediante la no violencia activa como nos reclama el papa Francisco, recordando para esto que “Jesús mismo nos ofrece un «manual» de esta estrategia de construcción de la paz en el así llamado Discurso de la montaña. Las ocho bienaventuranzas (cf. Mt 5,3-10) trazan el perfil de la persona que podemos definir bienaventurada, buena y auténtica” (Mensaje 6).
Asumiendo para este Año Nuevo el espíritu de las bienaventuranzas y así vencer la violencia del mundo en el que estamos insertos, imitaremos la actitud que distingue a la Virgen Madre, la cual en relación con los hechos que rodearon la venida de su Hijo, “conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón” (Lc. 2, 16-21).


* Pintura: María Madre de Dios Ícono de Vladimir



Padre Ricardo B. Mazza. Cura párroco de la parroquia “San Juan Bautista”, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en la Solemnidad de María Madre de Dios. 01 de Enero  de 2017. ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com





















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