6 de febrero de 2007

¿Bailando por un sueño o remando "mar adentro"?




Podríamos encuadrar en este título toda actividad humana –no solamente el bailar- que busque o pretenda la obtención de algún objetivo pasajero y que requiera un esfuerzo más o menos importante por parte de la persona o grupos de personas que aspiran al logro de esa meta.



1.- Bailando por un sueño.

Decimos “bailando” porque ya es conocido el dicho que rotula el comportamiento de alguien que se mueve por algún interés –por la plata baila el mono-.
Bailando sugiere también que muchas acciones del hombre se realizan al compás de las modas de cada tiempo.
Bailando apunta al dejarse llevar por el ritmo que está afuera de uno y que imprimen otros con la intención de manejarnos a su gusto.

Chris Durán cantaba hace unos años “baila a tu manera, que la noche es corta, y a vivir la vida que las cosas malas al bailar se olvidan que cuando bailas vives el momento y vivir es lo importante lo demás es puro cuento.”
Describe –como se puede comprobar- lo que es habitual en el pensamiento cotidiano: que en el bailar se vive el momento, el aquí y ahora es lo que importa, lo demás no tiene valor es puro cuento.
Se trata de sumergirse en la fugacidad de la vida, en el aturdimiento de las múltiples sensaciones ya sea de placer, de poder o de autosuficiencia., en el dejarse llevar por lo que se de en determinado momento sin intención de buscar una proyección futura.
El bailar apunta a la afirmación de las propias condiciones sin necesidad de apoyo en otro, sobre todo si se lo sabe hacer.
El bailar supone aprovechar la oportunidad que ahora se presenta y que tal vez no vuelva a repetirse si la dejamos pasar a nuestro lado inútilmente.
“Por un sueño” describe la meta a alcanzar aunque nada ni nadie garantice que se llegue al término deseado, ya que el “sueño” suele esfumarse de la conciencia cuando el hombre se despierta a la realidad tan cruda y golpeante a veces.

“Por un sueño” refiere a que se trata de lograr lo que es gratificante para la persona aunque esto no sea perdurable, porque lo que interesa es el aquí y ahora.

Sueño, porque aunque se logre lo que se busca, sucede a menudo que lo conseguido se desvanece como el humo.
Sueño también porque se intenta engañar a la gente con falsas promesas de grandeza y bienestar que deslumbran momentáneamente pero que dejan vacío el corazón.
Vivir del sueño es creer en las ficciones de gloria que nos presenta el mundo sin ahondar en lo que perfecciona de veras al ser humano.
Vivir soñando es pretender ser grandioso en lo pequeño y pasajero sin levantar el vuelo de nuestras verdaderas posibilidades como personas.
Bailando por un sueño apunta a lo que acontece en nuestra patria tan convulsionada por males de todo tipo en la que han salido a “bailar” por un sueño disímiles personajes de nuestro quehacer cotidiano.


2.-Remando “mar adentro” (Lucas 5, 4)

Para el que vive de la fe, la vida no consiste en bailando por un sueño sino en remar mar adentro yendo al encuentro de la sociedad en la que vivimos para echar las redes de la predicación evangélica.

Remar mar adentro significa aceptar el desafío de lo desconocido pero fundados en la roca firme que es Cristo el Señor.
Implica el ser conscientes que la más de las veces se nos presentará la oscuridad de un mundo hostil que rechaza la Palabra interpelante del Evangelio.
Remar mar adentro es no quedarse en la superficie de las cosas, sostenidos por la frivolidad, sino el llegar al corazón de la gente presentándole la nobleza del llamado de Dios para ser grandes y comprometidos con todo lo que nos dignifica en medio de una cultura que rinde culto a la chabacanería y a la mediocridad.

Remar mar adentro será convocar a los hombres de buena voluntad para comprometerlos en un servicio permanente y cordial del prójimo.
Significa ayudar a cada ser humano a descubrir lo más noble de su interioridad para ser fiel a la misma sin traicionarse con las falsas promesas humanas.
Rema mar adentro el que desconfiando de sí mismo es capaz de lanzarse a la tarea generosa de construir un mundo nuevo fortalecido por la gracia recreadora de Dios.
En el que rema mar adentro prima la generosidad del corazón, el deseo de hacer el bien, la confianza de ayudar a muchos a encontrarse con el que es Camino , Verdad y Vida.
Remar mar adentro y echar las redes es intentar vivir en la verdad sin enredarnos en las mentiras de una cultura que promete dignidades inexistentes.

Para el cristiano es “ir a las cosas” sin dejar que las cosas fugaces nos esclavicen con ofertas de permanencia.


3.- Las dos banderas del “sueño y de remar mar adentro”

San Ignacio de Loyola en sus Ejercicios Espirituales nos presenta la posibilidad de decidirnos por militar bajo la bandera del enemigo del hombre, el demonio, que sólo presenta sueños de grandeza, o vivir bajo la bandera de Cristo que supone siempre el echar las redes del servicio incondicional a la causa de la autenticidad.

Vivir en la ficción de promesas incumplidas o en la verdad que ensancha los horizontes promisorios del hombre, se erige en el dilema constante del existir personal.
Vivir el no ser o el ser como don, será el quehacer que se ofrece permanentemente ante nuestros ojos.
Y así, bailan por un sueño los que pretenden imponer en nuestro sistema educativo el desarraigo de la patria potestad, para entregar a “deformadores” debidamente preparados la conciencia, la inteligencia y la voluntad de nuestros niños y jóvenes.
Remar mar adentro por el contrario ha de ser nuestra respuesta como bautizados. Será trabajar incansablemente para que el sueño sea sólo eso y no una realidad. Aglutinar a los padres de familia para defender sus derechos, esos derechos recibidos de Dios y que ahora les quieren quitar los ideólogos de turno, para transformarlos en deberes a ejercitar constantemente con fortaleza de ánimo e imbuidos por la gracia de lo alto.

Bailan por un sueño también los que en ese campo pretenden presentar -a los niños y jóvenes que no conocen debidamente el ayer- una memoria fragmentada de nuestro pasado. Si se cumpliera con este propósito nos pasaría lo mismo que a las computadoras, ya que nos volveríamos lentos y estupidizados ante los fragmentos de la verdad histórica. De allí la necesidad para obtener una auténtica memoria del pasado, de remar mar adentro en el sentido de iluminar y enseñar con la verdad, procediendo a desfragmentar nuestro conocimiento y obtener así una mirada abarcadora de la realidad completa.

Bailan por un sueño los que quieren destruir la familia como vocación humana primera descrita en la sagrada Escritura -llamada por ellos despreciativamente “estereotipo” humano-, para imponer las familias “ensambladas”, el intercambio de parejas, la convivencia entre “cónyuges” y amantes que terminarán siendo para el hombre –si se impone esta mentalidad- un “conjunto de males sin mezcla de bien alguno” como definía al infierno el catecismo antiguo. Con esta ideología no sólo se quiere canonizar hasta lo más nefasto -llegando a justificar las aberraciones- sino que se pretende destruir la formación integral y dignificante que la persona humana alcanza en el seno de la familia.

Los bautizados como respuesta, hemos de remar mar adentro, metiéndonos en la mentalidad del hombre de hoy que como el mar, es tempestuosa y oscura, para llevar la verdad resplandeciente sobre la familia, destacando el papel preponderante que cumple en la sociedad y en el crecimiento de cada ser humano. La familia bien constituida prepara los corazones para un amor maduro que permite la realización de cada persona y contribuye al bien de la sociedad toda.

Bailan por un sueño por estos días la larga caravana de candidatos a los distintos cargos nacionales, provinciales o municipales. Mientras ya especulan con posicionarse en puestos expectables, siguen descuidando muchos de ellos la atención de lo que sus cargos actuales le requieren. Siguen sin presentar propuestas que sirvan a la población, esconden lo que piensan hacer “ya que si la gente adivinara el obrar futuro les negaría el sufragio”.
Los que creemos en el poder de Cristo el Señor, sin miedo alguno, estamos llamados a remar mar adentro en el mundo de la política. No sólo involucrarnos para conformar espacios participativos en los que se discutan los ejes del servicio al bien común, sino exigir también a los que se postulan, a definirse con claridad acerca de los grandes temas que se refieren a la dignidad de la persona humana.

Bailan por un sueño los poderosos de este mundo que pretenden diezmar a los más pobres para acrecentar el poder de las ahítas minorías que acumulan fortunas y las riquezas de todos, con el amparo de legislaciones que desprecian la vida ya nacida con políticas empobrecedoras y la vida por nacer con el crimen del aborto.
Remar mar adentro será para los creyentes meternos en ese submundo de mezquindad y malicia para promover la solidaridad organizada, la distribución de los bienes de un modo equitativo y la proclamación valiente de la grandeza del don de la vida.

Bailan por un sueño los abortistas, los esterilizadores de personas, los defensores de la eutanasia selectiva porque les molesta todo aquello que no consideran útil para su proyecto de “nueva raza” al estilo hitleriano. No los dejemos hacer impunemente, rememos mar adentro presentando el mensaje del evangelio tan respetuoso de la persona humana siempre considerada como creada a imagen y semejanza de Dios.

Bailan por un sueño los que quieren presentar al hombre el espejismo de una felicidad fundada en el disfrute permanente de lo que halaga los sentidos, sin medida y limitación, sin mostrar que a pesar de ese esquema común en la sociedad actual no se ensancha la felicidad ni disminuye la desdicha de tantos corazones vacíos.
Remar mar adentro significará para los creyentes presentar el verdadero sentido de la vida que encuentra su perfecta armonía en el encuentro personal con el Señor, única felicidad que colma satisfactoriamente nuestros corazones y nos inmuniza ante la tentación de la desesperanza.

Son muchas las situaciones en las que el deber ser nos reclama un compromiso cada vez mayor con el Evangelio. Tarea nuestra será ir descubriendo los distintos escenarios que solicitan nuestro remar adentro, echando las redes de la bondad de Dios que sólo busca nuestra perfección humana.
No temamos, el Señor está con nosotros y nos hace pescadores de hombres.
Respondamos con valentía a su llamado.




Padre Ricardo B. Mazza. Director del CEPS “Santo Tomás Moro”  - Prof. Titular de Teología Moral y DSI en la UCSF.
ribamazza@gmail.com

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