25 de junio de 2010

La Cruz, “bandera” del cristiano, fuente de salvación universal

1.-Mirarán al traspasado

El profeta Zacarías (12,10) afirma en la primera lectura del día: “Esto dice el Señor: Y derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén, un espíritu de gracia y de súplica, y me mirarán a mí, a quien han traspasado. Y se lamentarán por él, como quien se lamenta por el hijo único, y llorarán por él, como se llora por un primogénito”. San Juan (19,37), cita textualmente en el cuarto evangelio el pasaje del profeta –“contemplarán al traspasado”-, con ocasión de la lanzada del centurión sobre el cuerpo de Jesús, apenas este había muerto. Con lo que este personaje traspasado –que en Zacarías quizás aludía a un personaje contemporáneo- señala al mismo Jesús colgado de la cruz.

Más aún, nos adelanta el texto, que Dios derramará el espíritu de gracia y de súplica sobre la Casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén.

Se adelanta así a la presencia futura del Mesías, quien es llamado también “el traspasado”, que provoca gritos de dolor y de angustia ante su presencia, como lo afirma san Lucas al recordar que la gente al ver lo ocurrido en la cruz “comenzó a irse golpeándose el pecho” (23,48).

Precisamente desde el Cristo Redentor, traspasado por nuestros pecados, llegará el espíritu de Dios para transformar la Casa de David y a los habitantes de Jerusalén, ya que “Aquél día, habrá una fuente abierta para la Casa de David y para los habitantes de Jerusalén, a fin de lavar el pecado y la impureza” (Zac.13, 1).

Y así, ya desde el Antiguo Testamento, el pueblo se iba encaminando -sin saberlo todavía-, hacia ese traspasado que iba a traer la salvación a todos.


2.-El Hijo del hombre debe sufrir mucho.

El texto del evangelio (Lc. 9,18-24) que acabamos de proclamar, coloca en boca de Cristo que Él va a “sufrir mucho”, será “rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas”, condenado a muerte y al tercer día resucitará de entre los muertos.

Esta afirmación de Jesús grafica claramente lo que ya anunciaba el profeta Zacarías, sin bien es cierto tiene un contexto distinto al ya expresado.

En efecto, Jesús al preguntar a los discípulos “¿quién dice la gente que soy yo?”, obtiene diversas respuestas que no apuntan directamente a Él.

Por eso ahonda indagando otra vez: “y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”.

Tomando la palabra Pedro, dirá, “Tú eres el Mesías de Dios”. Inmediatamente expresa el texto del evangelio que Jesús les prohibió terminantemente anunciar esto a persona alguna.

¿Por qué?, ¿cuál es la razón? Es que Jesús no es David, ni la Casa de David, de la que hacía referencia el profeta Zacarías.

Por lo tanto, les está diciendo a los discípulos, “no piensen que soy yo un mesías político”, “no vengo a liberar al pueblo de la opresión romana”.

“Si bien soy descendiente del linaje de David, mi misión es diferente, no soy un rey temporal” -parece indicar-.

Y esto porque Cristo con su misión irá a la raíz de todos los problemas y dificultades que el hombre en el trascurso del tiempo ha de soportar.

Un líder político, un mesías político, podrá salvar a su pueblo, a su comunidad, de los problemas temporales, -hablando idílicamente-, porque esa es su misión, buscar el bien común.

Cristo, en cambio, como el enviado del Padre, se dirige a la raíz del hombre mismo, quiere liberarlo de la opresión más grave que lo tiene sometido que es el pecado.

Esta liberación del pecado que trae Cristo Nuestro Señor, cuando se produce en el corazón del hombre, origina la verdadera libertad de los hijos de Dios en todos los campos de la vida humana.

Si Cristo viniera como un líder político más, no solucionaría absolutamente nada, ya que sería el conductor, el guía, en un momento histórico del pueblo de Israel, pero nada más.

Cristo, en cambio, viene a anunciarnos que su misión consiste en rescatar al hombre de lo más profundo de su ruina, para que liberado éste de las ataduras del pecado, sea redimido de la esclavitud, fruto del mismo.

Por medio de la Pascua del Señor, le es posible al hombre esforzarse por lograr las otras liberaciones por las que clama permanentemente.

Por eso este anuncio que hace Cristo es liberador, el más profundo, porque toca la raíz del problema humano respecto a su salvación integral.

Y Jesús, –para prolongar en el tiempo este camino de grandeza-, hace una invitación concreta a todas las personas que lo rodean, que consiste en seguir tras sus pasos buscándolo como el verdadero liberador del hombre: “El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo cargue con su cruz cada día y me siga”, ya que quien “pierda su vida por mí, la ganará”.

El seguimiento de Cristo, por lo tanto, en esta búsqueda de la liberación verdadera del hombre, supone el negarnos a nosotros mismos, tan tentados estamos siempre de construir proyectos para provecho propio.

Por eso Cristo nos está diciendo “el que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo”, no se preocupe por su propio éxito, por su propio triunfo, por su propio crecimiento, sino que tome mi ejemplo que me he hecho Siervo de Yahvé, como anunciaba Isaías.

En efecto, constituido Siervo de Yahvé, Jesús se somete a todo tipo de sufrimiento y desprecio, siendo perseguido injustamente, con tal de lograr una liberación más profunda del hombre.

El seguidor de Cristo, entonces, debe buscar, yendo detrás del Señor, la clave para la transformación incluso del mundo todo.

Si todos los bautizados viviéramos a fondo esto a lo que nos convoca Jesús, negándonos a nosotros mismos, para estar siempre dispuestos a amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestros hermanos por amor a Él, la vida misma del hombre cambiaría totalmente sobre la faz de la tierra.

Negarse a sí mismo en definitiva es dejar de lado el egoísmo, aquello en lo que muchas veces se centra el hombre como lo más importante y provechoso para sí, para abrirse al amor que nos ha manifestado el mismo Cristo que entregó su vida por todos.

El seguidor de Cristo, pues, está dispuesto a realizar el verdadero proyecto humano que se ilumina y esclarece en el misterio de Cristo Nuestro Señor, el del amor oblativo que se ofrenda sin regateos mezquinos.


3.-Revestidos de Cristo por el bautismo.

El hombre cuando entra en esta unión con Cristo y lo sigue, va entendiendo que está llamado a ser un factor de unidad en medio de este mundo.

San Pablo (Gál. 3, 26-29) así lo recuerda expresando que por el sacramento del bautismo, todos hemos sido revestidos de Cristo Nuestro Señor. Revestirse de Cristo implica esta vida nueva, esta novedad del evangelio que transforma el corazón del hombre.

Revestidos de Cristo por el bautismo supone el negarse, el renunciar a sí mismo –como se advertía ya en el texto del evangelio-, para resucitar para la vida que no tiene fin.

Revestirse de Cristo, significa como afirma Pablo, que ya no exista más judío o pagano, esclavo u hombre libre, varón o mujer y sus respectivas diferencias, ya que todos somos uno por el bautismo, identificados con Cristo el Señor, muerto y resucitado.

Él es quien une a todos los hombres, Él es quien edifica con todos nosotros un solo Cuerpo, la Iglesia, siendo el mismo Jesús el Pastor que nos conduce al Padre, como “descendientes de Abraham, herederos en virtud de la promesa”, llamados por tanto, a una vida de grandeza humana.


4.-La Cruz, “bandera” del cristiano.

Hoy celebramos en nuestro país el día de la Bandera. Los textos bíblicos nos permiten iluminar esta fiesta nacional. La bandera de la Patria flamea en los momentos más importantes de la vida de la república, está presente recordándonos siempre lo que somos, precediendo toda actividad humana.

Para el cristiano esta bandera está iluminada por otra bandera, la de la Cruz. La cruz es la que preside toda la actividad humana del cristiano, no solamente en el campo de la liturgia o en las manifestaciones de nuestra fe, o al entrar o salir de los templos, sino que la cruz como bandera del cristiano está vigente también en nuestras casas o cuando hacemos la señal de la cruz invocando con esperanza al “traspasado”.

Y justamente esta bandera del Cristo crucificado que da sentido a la vida del cristiano, se incorpora a su vida también como ciudadano.

Por que en la medida en que –siguiendo la línea de los textos bíblicos- el cristiano va detrás de su bandera, que es la cruz de Cristo, y busca vivir a fondo la invitación que le hace el Señor en el evangelio llamándolo al seguimiento de su persona y a la negación propia para abrirse al amor de Dios y de los demás, se transforma como bautizado en mejor ciudadano de la Patria terrena en la que nace, vive y muere.

De allí que la bandera de la nación terrena y la de nuestra fe, la cruz, jamás se contraponen, sino que siempre están unidas, siendo la de la Patria terrena iluminada y fortalecida por la bandera de la Cruz de Cristo en el sentido que enarbolada y aplicada a nuestra vida cotidiana nos permite también vivir como ciudadanos según el querer del Padre del Cielo.

Hoy también celebramos al padre de la tierra, que recibe su paternidad del Padre Eterno y, que la ha de prolongar visiblemente en el tiempo.

Especial momento es por lo tanto éste para recordar que la paternidad es un don de Dios, que se prolonga y continúa en la tarea de serlo no sólo un día, sino todos los días de la vida.

Por eso pedimos especialmente al Señor ilumine a todos los padres de familia para que reconociendo el don que recibieron lo prolonguen en la tarea permanente de comunicar a su familia, que la grandeza humana se alcanza en la fidelidad a la Bandera - Cruz de Cristo como cristianos y, a la bandera de nuestra Patria, como ciudadanos honestos.

Pidamos que la presencia paterna del Dios Todopoderoso que vela con su Providencia el caminar de sus hijos, nos guíe mientras nos dirigimos hacia Su Casa que nos espera siempre al final de nuestro camino.

Que cada hijo yendo con alegría a su casa, descubra en el encuentro con su padre de la tierra, el anticipo del encuentro definitivo con el Padre.



Cngo. Ricardo B. Mazza. Cura Párroco de la parroquia “San Juan Bautista” de Santa Fe de la Vera Cruz, Argentina. Homilía en el domingo XII del tiempo ordinario, ciclo “C”. 20 de junio de 2010. ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com/; www.nuevoencuentro.com.ar/provida; http://grupouniversitariosanignaciodeloyola.blogspot.com.-/


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