Dentro del júbilo propio del tiempo de Navidad, celebramos hoy la Fiesta de la sagrada Familia, que responde al modo de manifestarse por parte de Dios, que no sólo lo hace con su palabra en las Sagradas Escrituras, sino también a través de hechos e instituciones profundamente humanos.
"Lo único que se necesita para que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada." Edmund Burke
31 de diciembre de 2013
27 de diciembre de 2013
“El nacimiento del Salvador nos enseña que el Padre todavía espera en el hombre y su respuesta de amor”.
Encontramos una síntesis acotada y precisa de lo que significa la Navidad en la primera oración de esta liturgia eucarística, en la que pedíamos,“Dios nuestro que admirablemente creaste la naturaleza humana y, de modo aún más admirable, la restauraste; concédenos participar de la vida divina de tu Hijo, como Él compartió nuestra condición humana”.
23 de diciembre de 2013
“Escuchemos los latidos de Jesús en el seno virginal de María, marcando la marcha del tiempo hacia el encuentro con la Eternidad”
20 de diciembre de 2013
La venida intermedia del Señor, sólo la ven los elegidos en sí mismos, y gracias a ella reciben la salvación.
13 de diciembre de 2013
“La grandeza de María Inmaculada nutre nuestra esperanza de llegar a las alturas de la santidad”

En este tiempo de Adviento en el que nos preparamos para hacer “memoria” vívida de la primera venida del Hijo de Dios hecho hombre y que fortalece nuestra vigilante espera de su segunda venida al fin de los tiempos, contemplamos la persona de María Santísima en el misterio de su Inmaculada Concepción que hizo posible precisamente la Encarnación del Hijo del Padre Eterno, haciendo de Ella una digna morada.
4 de diciembre de 2013
“Practicando el bien salgamos al encuentro de Cristo que viene a nosotros”
La vida del creyente transita desde la primera venida del Hijo de Dios en carne humana, hasta la segunda de la que no sabemos ni el día ni la hora.
La memoria del comienzo entre nosotros de la vida de Cristo y la espera de su retorno final, lo vivimos cada año en el tiempo litúrgico del Adviento que hoy comenzamos, de manera que con la certeza del cumplimiento de lo prometido desde antiguo, nos dirigimos a la plena realización de su vuelta.
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