22 de marzo de 2014

“Encontrándonos con el Señor y contemplando anticipadamente su Gloria, sobrellevamos con paciencia las penalidades de este mundo”



El apóstol san Pablo estando encarcelado en Roma escribe a su discípulo Timoteo, obispo de Éfeso, diciéndole “comparte conmigo los sufrimientos que es necesario padecer por el Evangelio” (II Tim.8b-10). Está afirmando que sus padecimientos se originan en la fidelidad a Jesús y a sus enseñanzas y, que todo discípulo de Cristo no puede esperar en este mundo más que persecución y olvido a causa de esa fidelidad al Señor y a su Palabra. 

San Pablo deja estos pensamientos a Timoteo para que no se desanime en su misión, y nos ilumina también como enseñanza a cada uno de nosotros.
De este modo conocemos que a pesar de los sinsabores sufridos a causa del evangelio, no estamos solos, ya que contamos siempre con el auxilio divino, verdad ésta que Jesús devela en el monte Tabor delante de Pedro, Santiago y Juan, al transfigurarse. 
En efecto, fue allí donde los apóstoles tuvieron la experiencia anticipada de lo que nos espera a todos en la vida eterna, ya que allí el Señor les mostró su gloria al modo que ellos pudieran captarla. 
Fue tal el gozo experimentado que Pedro exclama: “¡Qué bien estamos aquí. Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas, una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías!” (Mt. 17,1-9), evocando así la experiencia del pueblo elegido cuando en el Antiguo Testamento se comunicaba con Dios en la carpa del Encuentro.
En este encuentro personal con el Señor está la clave de lo que san Pablo le dice a Timoteo y por extensión a cada uno de nosotros, ya que sólo es posible entusiasmarse por el evangelio, darlo a conocer, y jugarse totalmente por el Hijo de Dios y  la causa de la verdad revelada, si se ha tenido un encuentro personal con Él, ya que  eso es lo que abre totalmente el corazón en la fidelidad a quien se nos manifiesta.
De allí que el tiempo de cuaresma que transitamos, es un lapso temporal propicio para encontrarnos con el Señor y conocerlo, para lo cual es necesario salir de nosotros mismos, como hizo Abraham (Gn.12, 1-4ª) que es invitado a salir de su tierra, de sus cosas, de sus proyectos, de él mismo, para transitar el camino del seguimiento de Dios y de su voluntad.
Desatado de todo impedimento y seguridades, el Patriarca se dirige hacia la meta que Dios le indica, esperando contra todas esperanza el cumplimiento de las promesas que tardan en cumplirse,  movido sólo por la obediencia de la fe, con el convencimiento de que quien lo ha llamado le mostrará el camino, la meta y la gran descendencia ofrecida. 
Como sucediera con Abraham, san Pablo, también en la obediencia de la fe, y confiado sólo en quien lo ha llamado, emprende su misión. 
En este marco referencial, a su vez, nosotros somos convocados a encontrarnos con el Salvador, y desde ese encuentro, poder orientarnos a los demás, confortados con las palabras de Jesús que dirigiéndose a los suyos  y a nosotros exhorta: “Levántense, no tengan miedo”, vayan al mundo, encuéntrense con todos para llevarles la verdad.
Con la experiencia de la transfiguración y cercana ya la pasión de Cristo, los discípulos son fortalecidos para soportar las pruebas, fundados en la certeza de la gloria que tenían prometida, sin quedar atrapados por el miedo y el desconcierto, sino dispuestos a transmitir la experiencia del misterio pascual a todo hombre y mujer que bien dispuestos quisieran compartirlo. De esta manera los discípulos podrán soportar su propia debilidad y las persecuciones del mundo a causa de la transmisión del evangelio, contagiando con la esperanza de la gloria a todos los que  como ellos hagan realidad el mandato del Padre: “Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo”.
El Señor, por lo tanto, nos deja la seguridad que el encuentro con Dios no es algo de lo que podemos prescindir, sino que concede verdadero sentido a nuestra existencia. De allí que encontremos siempre al apóstol san Pablo llevando la Palabra de Jesús a todos los que han descubierto que fueron llamados a la salvación y están dispuestos a aceptarla de corazón.
Cuanto más profundo es el encuentro con Jesús, más fácilmente descubrimos los obstáculos que se presentan en nuestra vida no sólo en la persecución por causa de la fe, sino también cuando grupos aparentemente religiosos buscan atraparnos en la confusión de sus enseñanzas. Precisamente en estos días un grupo, con raíces brasileñas, sedicente seguidor de apariciones y mensajes marianos, ha confundido a no pocos católicos santafesinos atrayéndolos a una pseuda confesión religiosa a todas luces sincretista, que para engañar  toman elementos de la Iglesia católica y siembran el error en los corazones, prometiendo respuestas aparentes a los problemas que muchas veces aquejan a las personas. 
Cuando hemos tenido la experiencia de encontrarnos con Jesús, dentro de la Iglesia, nos resulta más fácil descubrir cuando estos “comunicadores de mensajes de la Virgen” hacen su aparición para engañar, presentándose incluso como “sacerdotes” de no sé que culto. Nuestra pertenencia a la verdadera Iglesia nos debe llevar siempre a consultar con nuestros párrocos cuando estos fenómenos se presentan, de manera de poder discernir entre la verdad y la fantasía o la seducción de nuevas modas religiosas que no buscan más que confundir y alejar de la fe, y que casi siempre  buscan copiosas ganancias dinerarias en forma de donativos para la  “pretendida” buena obra religiosa.
“Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo”, nos dice el evangelio de hoy. Pongamos en práctica esta invitación escuchando también a la Iglesia que Él ha fundado y no seremos engañados. Imitemos a Abrahán saliendo de nosotros mismos y de la búsqueda de novedades religiosas, para encaminarnos por la obediencia de la fe a dónde Dios quiere conducirnos.


Padre Ricardo B. Mazza. Párroco de la parroquia “San Juan Bautista”, en Santa Fe de la Vera Cruz,  Argentina. Homilía en el segundo domingo de Cuaresma, ciclo “A”. 16 de marzo de 2014.- http://ricardomazza.blogspot.com; ribamazza@gmail.com.- 





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