2 de enero de 2021

Para los que son fieles a Dios, sea realidad “El Señor te bendiga, te proteja, que haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia”

 

Llegamos a este día con el que concluimos el año 2020  tan complejo  a causa de la pandemia y sus consecuencias en la vida cotidiana de las personas. Sin embargo,  desde la fe, acudimos siempre a la Palabra de Dios que  manifiesta lo que el Señor comunica a sus hijos.
En la primera lectura (Núm. 6, 22-27) el Señor deja a Moisés una fórmula de bendición que impartía ya sea el rey o  los sacerdotes al pueblo de Israel, al comienzo del año o en ocasiones especiales, deseando a todos la presencia de Dios en sus vidas.
Esta fórmula  dice: “el Señor te bendiga, te proteja, que haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia”. ¡Qué hermoso deseo, pedir a Dios que nos muestre su gracia y que haga brillar su rostro sobre nosotros! En efecto,  sabemos que la vida del hombre es muy frágil si no cuenta con la protección, con la ayuda del Creador. Por eso es muy  importante invocar siempre esta gracia. No solamente al comienzo del año, sino a lo largo de nuestra vida, ya  que Dios escucha nuestra súplica y  está atento para respondernos, y esto porque Dios se ha comprometido con el ser humano para conducirlo a las altura de la santidad en esta vida y a la Vida Eterna después de la muerte.
Para realizar esto el Hijo de Dios, enviado por el Padre, se hace hombre naciendo de una mujer, María Santísima, como recuerda el apóstol San Pablo en la segunda lectura (Gál. 4, 4-7). Para manifestar la humanidad que reviste, el texto bíblico afirma  que nació sujeto  a la ley. De hecho recordamos en la fiesta de la Sagrada Familia, que  estaban  sujetos a la ley, aunque podrían haber sido eximidos de ella, y  cumplieron con el rito de purificación de la Virgen y ofrecieron el niño a Dios.
El nacimiento de Jesús  es para la salvación del hombre, sacándolo  de la esclavitud del pecado y del influjo del espíritu de mal, infundiendo  Dios  en nosotros el espíritu de hijos adoptivos, por el  que podemos decir “Abbá” es decir Padre, invocando de ese modo a Dios siempre con confianza porque somos sus hijos adoptivos.
Dice San Pablo “ya no somos más esclavos sino que somos hijos” ¡Qué hermosa enseñanza para todos, hemos dejado de ser esclavos para ser hijos adoptivos! Es cierto que a pesar de recibir el sacramento del bautismo, el ser humano si no se mantiene a lo largo de su vida en esta fidelidad a Dios vuelve a caer en la esclavitud del pecado y del espíritu de mal, pero ya éste no tiene poder absoluto sobre nosotros porque con la gracia de Dios podemos empezar una vida nueva.
En el texto del Evangelio tomado de San Lucas (2, 16-21), proclamábamos uno de los textos que habitualmente se proclaman el día de Navidad, la adoración de los pastores, pero nos detenemos en el pasaje que dice: “María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón”. Podemos imaginarnos a la Virgen Santísima contemplando a su Hijo nacido y presente, pero también quizás anticipadamente previendo la crucifixión futura, la muerte del Señor. Porque si ha sido enviado el Hijo de Dios para que se haga hombre y salve a la humanidad, esta salvación se realiza a través de la cruz.
Pero además, la Virgen Madre, seguramente en estos días, sintió atravesado su corazón  por la muerte de su hijo niño en su seno, a causa de esta ley perversa del aborto que se aprobó en nuestra Patria.
Indudablemente la cultura de la muerte parece estar presente en nuestra sociedad y en nuestros gobiernos, y cuando se siembra la muerte no podemos esperar la vida. Y cuando se decreta la pena de muerte de los inocentes, de los niños no nacidos, se los priva del primer derecho humano que es el de la vida, y si alguien no tiene empacho por privar al prójimo del derecho a la vida, tampoco lo tendrá para privarlo de otros derechos y, así vendrá  la ley de eutanasia, con la cual se quitará  la vida a los mayores, o a los considerados inútiles para la sociedad con la falsa razón de aliviar sus dolores.
Por todo esto hemos de rezar por Argentina. Pedirle a la Virgen que ella interceda delante del Señor para que salve a nuestra nación, porque estamos realmente rodeados de una dirigencia política que no asegura el bienestar del pueblo, sino todo lo contrario, aduciendo siempre nuevos derechos humanos adquiridos..
Escuchaba el otro da a un senador que decía que la Constitución defiende la vida del hombre, que también hemos asumido compromisos internacionales por defender la vida, que  el derecho civil y comercial aprobado no hace mucho también, reconoce como persona al ser humano desde el momento de la concepción, y ahora estamos debatiendo el aborto. Si así se pisotea el Estado de derecho, nadie está a salvo, sino sujetos siempre  al capricho político de turno.
Yo por eso agradezco a Dios que todavía queda gente que lucha por defender la vida, rezo por los diputados, especialmente los diputados de Santa Fe, y el único senador de Santa Fe que defendieron la vida en esta nueva legislación, le pido al Señor para que Dios les de fuerza, para que sigan luchando por defender la vida, porque seguramente han recibido presiones de todo tipo para hacer lo contrario, sin embargo primó el llamado a la vida.
Pero rezo también por todos aquellos diputados y senadores que votaron a favor de la muerte, pidiendo su conversión, para  que Dios  cambie sus corazones,  ya que para Dios todo es posible,  y  ésta no es una petición retórica, sino motivada por la caridad y el perdón. Porque cada uno tiene que hacerse cargo de sus decisiones, como también nosotros cuando nos toque el momento de elegir y votar, como sucederá si Dios quiere el año próximo, ahí es donde uno tiene que mirar la vigencia de los valores en los candidatos.
En fin, mirando a la Virgen Madre, que tiene el corazón atravesado por todo esto y que está meditando seguramente allí junto al Hijo lo que acontece en Argentina, pidámosle que ella interceda ante el Señor para que se pueda cambiar esta cultura de muerte que reina en nuestro país y en muchos países del mundo.
Que este nuevo año que vamos a comenzar signifique un esfuerzo mayor de parte nuestra para defender siempre al ser humano. Saber que cada persona que nace, como lo recordaba el papa en estos días, está revestida de la dignidad de la filiación divina.


Padre Ricardo B. Mazza. Cura párroco de la parroquia “San Juan Bautista”, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en la fiesta de María Madre de Dios. 31 de diciembre  de 2020. ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com.




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