25 de enero de 2021

No retrasemos el escuchar la Palabra, convertirnos y seguir a Cristo, respondiéndole con alegría y buena disposición de corazón.

El papa Francisco estableció hace dos años el domingo de la Palabra de Dios, y que hoy recordamos,  para que reflexionemos sobre la vigencia de la Palabra de Dios en nuestra vida y cuál es la respuesta personal de cada uno de nosotros. Quizá pueda resultar esto un poco extraño, quizás ustedes digan: “nosotros leemos la Palabra de Dios” pero quizá también falta nutrirnos más con la Palabra de Dios. Mucha gente hoy en día, a través del celular, recibe todos los días el texto de la Palabra de Dios, incluso meditación sobre la Palabra de Dios, lo cual es muy importante o también reciben la posibilidad de rezar el rosario. Todo esto alimenta la vida espiritual del creyente, pero es importante  que desde la fe otorguemos a la Palabra de Dios el rango que le corresponde, el de dar  sentido a nuestro ser y existir.
La palabra de Dios que en Jesús, el Hijo de Dios hecho Hombre, vino personalmente a nuestro encuentro, ya desde el antiguo testamento estuvo presente en la vida de cada persona.
Si tomamos la profecía de Jonás (Jonás 3, 1-5), escuchamos cómo Jonás proclama en Nínive la conversión de sus habitantes. Esto que estaba realizando el profeta le costó mucho hacerlo, porque como Nínive era enemiga del pueblo de Israel y había hecho sufrir siempre mucho a los israelitas, Jonás no entendía por qué Dios tenía que ser misericordioso con ese pueblo. Es por eso que en un primer momento huye, hasta que Dios a través de circunstancias adversas  lo vuelve a interpelar para que cumpla con lo que se le encomienda. Y Jonás entonces hace lo que Dios le pide, aunque sea a regañadientes pero cumple con su misión.
Vemos aquí entonces cómo por un lado el profeta en un primer momento huye de la Palabra de Dios, que interpela su vida y Dios tiene que insistir para que él acepte esa palabra, mientras que los ninivitas en cambio, muy diferente frente al llamado a la conversión cambian su vida. De este modo se manifiesta  la voluntad de Dios de llamar a la salvación a toda la humanidad, no solamente al pueblo de Israel sino a todos los pueblos de la tierra y mostrarles el camino. En este texto de Jonás, en esta experiencia de Nínive, resalta por cierto la misericordia de Dios  por sobre la justicia, porque ellos  escucharon  la palabra  divina, la valoraron y  la  realizaron.
En el texto del Evangelio (Mc. 1, 14-20) Jesús proclama la buena noticia de Dios, afirmando “el tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca” ¿Cuál es el tiempo que se ha cumplido? Todo lo que aconteció en el Antiguo Testamento fue preparando la venida del Salvador con la que se ha cumplido la providencia divina comenzando  un nuevo tiempo.  En efecto, Jesús se dirige al encuentro del hombre, es el kairós o momento propicio para la salvación que pasa por la necesidad de la conversión. Y así, cuando se realiza el cambio de vida y de mentalidad –metanoia-, permitimos que llegue  a la vida de cada uno el mismo  Señor.
Para escuchar la Palabra de Dios es necesario convertirse primero, porque no pocas veces o no seguimos la Palabra de Dios, o la seguimos en parte o ponemos en duda las enseñanzas del Evangelio, o nos quedamos con aquello que nos gusta y desechamos aquello que nos interpela. Por eso es necesaria la conversión para recibir dócilmente esa Palabra de Dios, permitiendo que nos enseñe y guíe.
Y así lo hace Cristo que es la Palabra del Padre cuando se acerca a los primeros discípulos Andrés y Simón, Juan y Santiago y les dice. “síganme, yo los haré pescadores de hombres”. Ellos  responden a esa palabra, a esa invitación que les hace el Señor, con el desprendimiento total y el seguimiento obediente del Maestro.  que cambia y que trasforma totalmente sus vidas.
En el texto de San Pablo (1 Cor. 7, 29-31), en la segunda lectura, nuevamente aparece la importancia de la Palabra de Dios, en la  que se manifiesta  su voluntad.  Observa  el apóstol  que “queda poco tiempo, mientras tanto los que tengan mujer, vivan como si no la tuvieran, los que lloran como si no lloraran, los que se alegran como si no se alegraran” etcétera ¿Qué quiere decir esto? No anuncia acá el apóstol la segunda venida del Señor, sino que está afirmando que queda poco tiempo porque de hecho en nuestra vida, el paso del Señor está indicando un momento preciso y precioso para nuestra salvación y si lo dejamos pasar, es posible que perdamos la oportunidad de renacer a una existencia nueva.
¿Qué  significa el vivir “como si no” viviéramos los distintos momentos de la vida cotidiana? el papa Francisco hoy en el Ángelus hablaba de la necesidad de  resguardarnos de la mundanidad, de todo aquello que sea mundano. ¿Qué quiere decir esto? No pocas veces nuestra atención está centrada en lo que acontece cada día y nos aferramos a los sucesos pasajeros como si fueran eternos, olvidándonos de lo que verdaderamente tiene importancia.
El papa contaba hoy la experiencia cuando atendiendo a una  mujer anciana enferma, ésta le dice que “se le pasó el tiempo”, anciana ya  pero  se  le pasó el tiempo volando. Esto lo decimos continuamente, y ayuda a pensar, que no hemos de dejar para mañana el escuchar la Palabra, el convertirse, el seguir a Cristo, sino ser prontos  en escuchar lo que Dios me dice, lo quiere de mí, y responderle con alegría y buena disposición del corazón.
Cada día tenemos que convertirnos, es decir, darle la espalda a todo aquello que nos impide una intimidad mayor con el Señor. Hermanos: pidámosle a Jesús que su palabra nutra siempre la vida de cada día, dándonos la fuerza  para ponerla en práctica.

 Padre Ricardo B. Mazza. Cura párroco de la parroquia “San Juan Bautista”, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en el 3er domingo durante el año. Ciclo “B”. 24 de enero de 2021. ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com.





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