20 de marzo de 2023

Iluminado por Jesús, el hombre se transforma en adorador y testigo de Aquél que le ha dado un verdadero sentido a su vida.

 En este cuarto domingo de cuaresma en los textos que presenta la liturgia surgen la figura de Jesús Buen Pastor y Luz del mundo.
La primera lectura (I Sam. 16,1.5-7.10-13) describe cuando Samuel va a la casa de Jesé para ungir a uno de sus hijos como Rey de Israel, indicando así la voluntad de Dios que la dinastía real pasara ahora a la casa de Judá, con la elección de David, el hijo menor.
Es ungido David porque Dios mira el corazón y no se queda con las apariencias -dice el texto bíblico- y, en él comienza la promesa mesiánica que se va a concretar con el tiempo en la persona de Jesús llamado de hecho tantas veces como hijo de David.
Jesús, a su vez, viene al mundo a salvar al hombre, a iluminar su corazón, para que así pueda el ser humano seguirle con alegría.
De hecho el mismo Jesús declara en el evangelio que Él es la luz del mundo y que quien lo siga no andará en tinieblas.
No pocas veces el ser humano se siente confundido, desorientado, no sabe para qué lado ir en el aspecto religioso, y posiblemente ha sido, porque ha dejado esa conexión permanente con Jesús que es Luz del mundo y de cada uno de nosotros, y por eso el seguimiento del Señor hace que podamos vivir en la luz, permite que no estemos nunca confundidos, y es más, con nuestro testimonio de iluminados lleguemos a confundir a los que viven en tinieblas.
San Pablo en la segunda lectura (Efesios 5, 8-14) exhorta a todos que dado que hemos sido sacados de las tinieblas –por el bautismo- para vivir como hijos de la luz, hemos de realizar obras luminosas, de manera que cuando la luz enfrenta las tinieblas, estas quedan al descubierto y las acciones del hombre también, siendo los frutos del obrar del creyente la verdad, la justicia y el bien.
Cristo nuestro Señor se presenta como aquél que viene a nuestro encuentro para salvarnos como Luz del mundo y del hombre.
Hoy la liturgia nos presenta el capítulo 9 del evangelio según san Juan del que hemos proclamado una parte solamente, un texto abreviado, pero los invito a que en su casa lean todo el capítulo contemplando cómo se desarrollan los acontecimientos en torno a la curación del ciego y cómo aparecen permanentemente las tinieblas encarnadas en los fariseos que quieren confundir a este hombre,  condenar a Jesús porque no lo reconocen como Mesías y lo acusan de pecador ya que ha curado a alguien  en día sábado.
En el texto comprobamos cómo las tinieblas van por un lado y las obras de la luz y  Cristo que es la Luz, con paciencia va por el otro,  transformando el corazón de este ciego de nacimiento que es curado.
Después de repetir varias veces que era ciego y ahora ve después de haberse lavado los ojos, se encuentra con Jesús nuevamente quien le pregunta: “¿Crees en el Hijo del hombre? Él respondió ¿quién es, Señor, para que crea en él? Jesús le dijo: Tú lo has visto; es el que te está hablando. Entonces él exclamó: Creo, Señor, y se postró ante él.
Iluminado interiormente por Jesús se transforma en adorador de aquél que le ha dado un verdadero sentido a su vida, y sin conocer mucho qué le había pasado, da testimonio de lo sucedido.
Los fariseos le dirán  que ha nacido empecatado, o sea, nacido lleno de pecado y la prueba de eso fue su ceguera de nacimiento, mientras  Jesús por su parte cuando le preguntan los discípulos si pecó él o sus padres, les dirá ni lo uno ni lo otro, “Nació así para que se manifiesten en él las obras de Dios”
Contemplamos, entonces, cómo el Señor se acerca a la debilidad, a la carencia de este hombre y lo cura, no solamente de la ceguera física sino también de la ceguera espiritual que termina cuando reconoce a Jesús como el Hijo del hombre y se postra ante él.
Todo esto es un signo de lo que es cada ser humano, venimos a este mundo ciegos, muchas veces sin reconocer al Señor, incluso aún creyendo en Jesús, no pocas veces aparecen nubarrones en nuestra vida que hacen dudar del Salvador y poner la mirada y esperanza en aquello que no  otorga la vida verdadera.
Por ello, la importancia de acercarnos al Señor con humildad para que  transforme nuestra vida mirando siempre a la futura salvación.
No seamos como los fariseos que dicen al ciego quién eres tú para enseñarnos,  o niegan que Jesús pueda curar porque lo consideran pecador, y en su ceguera se cierran a la evidencia del milagro.
La ceguera de los fariseos es total,  no hay peor pecado que el contrario a la luz,  el pecado de aquél que viendo donde está la verdad y qué es la verdad, sin embargo, la rechaza, porque piensa que con el rechazo puede vivir mas tranquilamente.
Queridos hermanos: nosotros tenemos que hacer ese proceso permanente de dejarnos iluminar por Jesús para que nos muestre las miserias personales, y así podamos realmente combatirlas, para no dejarnos atrapar por la tentación y por el pecado.
Quisiera decir una palabra aplicando este texto del evangelio a lo que aconteció días pasados en el sínodo de Alemania.
No es mi intención juzgar el interior de ninguno de los obispos o laicos que votaron toda una serie de disposiciones contrarias a la doctrina de la Iglesia, pero realmente han actuado contra la Luz a pesar de las enseñanzas de las Escrituras, de la Tradición y del Magisterio, a pesar de las advertencias provenientes de la Santa Sede, avisando que no podían continuar con determinadas decisiones.
Al igual que los fariseos que desecharon a Cristo,  la actitud fue la de pensar que la verdad la tienen ellos y no la iglesia universal, y están convencidos que  tienen derecho a cambiar la fe que hemos recibido.
Quieren innovar, y así hablan de ordenaciones de transexuales, bendiciones a cualquier unión pseuda matrimonial y toda una serie de disparates que realmente  hacen temblar a toda aquella persona que quiera vivir en la verdad.
No nos dejemos engañar y confundir por esto que acontece en algunas partes del mundo, si seguimos a Cristo Luz del mundo viviremos iluminados, y  la Luz de la vida y de la verdad estará con nosotros.
La Sagrada Escritura, la Tradición de la Iglesia y el Magisterio,  todo esto plasmado en el Catecismo de la Iglesia Católica, nos ayudará a no equivocarnos  o a desviarnos del camino.
Nuestra meta es siempre seguir y unirnos a Cristo Nuestro Señor, pidámosle a Él que ponga su mano y que realmente pueda resplandecer la luz que proviene de su Persona divina.

Padre Ricardo B. Mazza. Cura Rector de la Iglesia Ntra Sra del Rosario y Convento san Pablo primer ermitaño, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en el domingo IV° de Cuaresma. Ciclo A. 19 de marzo de 2023. ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com




 


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