11 de octubre de 2022

Manifestándose por medio de la curación de la lepra la bondad divina, este hombre ha sido sanado y ha encontrado la salvación.

 


 
    
 

En su caminar hacia Jerusalén donde será crucificado para la salvación del mundo, Jesús se encuentra con diez leprosos que están fuera de la ciudad  por prescripción legal y ser considerados impuros en sus cuerpos y en sus almas ya que eran vistos como pecadores.
Estos enfermos de lepra vivían en comunidad, desechados por la sociedad a causa de la enfermedad, llevaban una existencia   miserable, sin embargo, se presentan al Señor, a lo lejos, exclamando “¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!” (Lc. 17, 11-19).

Jesús los envía a los sacerdotes para que certifiquen la curación y autoricen la integración de los curados a sus familias y a la comunidad, y ya en camino quedan todos curados.
Advertido de su curación, uno de ellos, un samaritano, regresa para encontrarse con el Señor mientras alaba a Dios a los gritos y se arroja a los pies de Jesús agradeciendo por la curación.
Jesús se sorprende  porque sólo uno, precisamente un extranjero, retorna a agradecer a Dios, por lo que le dirá al recién sanado, un samaritano y por lo tanto enemistado con los judíos,“Levántate y vete, tu fe te ha salvado”.
¡Cuántas veces sucede esto, que quiénes están emparentados con Jesús, por la gracia del bautismo, son menos agradecidos que aquellos que han estado alejados o que no pertenecen a la fe católica, pero que en un momento dado se acercan al Señor para agradecer por los dones recibidos!

Dice el texto que el extranjero alababa a Dios,  manifestando por medio de su curación la bondad divina, ya que este hombre ha sido sanado en su cuerpo y su alma ha encontrado la salvación.
Recordemos que en nuestra vida cotidiana contamos con la acción de gracias perfecta  que es la santa misa, precisamente la llamamos también eucaristía, que significa acción de gracias.
En la Misa, los creyentes no solamente le rendimos culto a Dios, sino que reconocemos a quien es  nuestro Padre, ofreciéndole el sacrificio de su Hijo hecho hombre y muerto para salvarnos.
Por eso también el domingo como primer día de la semana es el día de Acción de Gracias a Dios por los beneficios recibidos, sin embargo, hoy en día cuánta gente queda en el camino y no da gracias a Dios   porque el domingo como día del Señor ha quedado descartado o solamente tiene peso como un fin de semana o fin de semana largo o día de disfrute, que en sí mismo puede ser lícito, siempre y cuando se tenga conciencia que  lo principal es dar gracias a Dios el cual nos ha dado tantos beneficios, tantos dones.
El texto nos invita a ser agradecidos con el Señor, ya que de hecho recorriendo el transcurrir  de la vida  personal larga o corta, encontramos tantos motivos  para dar gracias a Dios, incluso de los padecimientos y problemas, ya que  éstos nos purifican  y templan nuestro espíritu, dándonos fuerza para el seguimiento del Señor.
Dar gracias es un signo de bien nacidos decimos siempre, no solamente a Dios, sino también ser agradecidos con las demás personas, con  nuestros hermanos.

Incluso cuando alguien nos presta un servicio, no basta con decir “es su obligación que me atienda bien en tal oficina, en tal lugar” sino que es de buen cristiano decir “gracias”, porque incluso esto mueve el corazón de la otra persona que se siente valorada, que no se la considera como mero instrumento, sino como persona.
De modo que  hay que aprender a dar gracias a Dios y rogar por este don de la fe, de la salvación que se nos ofrece gratuitamente.
San Pablo  (2 Tim. 2, 8-13) recuerda precisamente la necesidad de vivir este agradecimiento a Dios y de buscar siempre darle Gloria, alabarlo  por medio de la vida personal de cada uno.
En el texto del Antiguo Testamento (2 Re.5,10.14-17),  Naamán el sirio  es curado de la lepra por intermedio del profeta Eliseo, el cual agradece al Dios de la alianza,  ya que esta curación de la lepra le sirve como instrumento para sanar su espíritu.

Esto se comprueba ya que Naamán pide un poco de tierra para llevarse  a su país y rendir así culto al verdadero Dios que lo ha curado, siguiendo así con el criterio antiguo que cada dios tenía su territorio geográfico, de allí la necesidad de la tierra de Israel para tener un espacio concreto para dar culto, retornando colmado de felicidad por haber encontrado la salvación.
Este domingo celebramos el día misional o de las misiones, en el  que oramos especialmente por la Iglesia que se siente enviada a tantos pueblos que no conocen a Cristo todavía.
Esta celebración especial debe hacernos tomar conciencia de la urgencia por  predicar el evangelio de Jesucristo, porque la lepra del pecado con la que todos nacemos, el pecado de los orígenes, solamente se cura precisamente con este encuentro personal con nuestro Señor.

Lamentablemente hoy en día se escuchan voces dónde se hace hincapié en la fraternidad universal, dejando de lado la paternidad divina y sin mencionar para nada que Cristo es el Salvado, y que sólo Él nos hermana.
Tenemos que predicar y enseñar sin reparo alguno, que la Salvación está en Cristo y que precisamente lo que necesita la persona que todavía no cree en Cristo, es la verdad, el servicio de la verdad.
No se trata de conquistar a la fe a otra persona con engaños como mostrándole algo totalmente equivocado, sino que recordando  que la fe  es un don de lo alto, hemos de ser testigos de la fe recibida en el bautismo y predicar a Cristo crucificado, camino de la cruz por el cual redime y salva a cada persona que responde con fidelidad.
Queridos hermanos sigamos entusiasmados con nuestra fe y no tengamos vergüenza de darla a conocer, porque hay muchos que esperan esta palabra de verdad y, aunque quizás recibamos rechazos y persecución por predicarla, sin embargo siempre algo queda de lo que uno puede enseñar y evangelizar y, con la gracia de lo Alto lo que hagamos de bueno fructificará abundantemente.    



Padre Ricardo B. Mazza. Cura Rector de la Iglesia Ntra Sra del Rosario y Convento san Pablo primer ermitaño, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en la Misa del domingo XXVIII del tiempo Ordinario. Ciclo “C”. 09 de octubre de 2022. ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com



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