16 de diciembre de 2019

Los signos que realiza Jesús en este mundo haciendo el bien, lo muestran como el enviado del Padre que ama y salva a la humanidad”

Dice el profeta Isaías, y lo cita el mismo Jesús:”yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino” (Mc. 1, 1-2 y Mt. 11). El mensajero es Juan el Bautista, que aún desde la cárcel, -preso por haber reprendido a Herodes por su vida de adulterio-, se preocupa por preparar el corazón de sus discípulos encaminándolos a  un encuentro personal con Jesús.

En efecto, Juan sabe que Jesús es el Mesías, pero quiere que sus discípulos conozcan de primera mano esta verdad.
Y así, con ocasión de una visita que le hacen en la cárcel, aprovecha para enviarlos al encuentro del Señor para preguntarle “¿Eres tú el que ha de venir o debemos a esperar a otro?” (Mt. 11, 2-11).
Jesús sin responder a la pregunta que le formulan, señala: “Vayan a contar a Juan lo que  ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres”.
Los signos, por lo tanto, que realiza Jesús, consisten en pasar por este mundo haciendo el bien, manifestándose como el enviado del Padre, cumpliendo lo que ya había anunciado el profeta Isaías.
Y continúa diciendo: “¡Feliz aquél para quien Yo no sea motivo de tropiezo!” o escándalo, refiriéndose a los que se sentirán defraudados porque no es un Mesías político que viene a liberar de Roma.
Jesús entra en la historia humana para reconciliar la humanidad con su Creador mediante la cruz y resurrección,  y de ese modo cambiar el corazón del hombre, mostrando el camino que, de seguirse, producirá también la transformación de la sociedad y el mundo entero.
Todo esto orientado, por cierto, a su segunda venida gloriosa, dando origen a los nuevos cielos y a la nueva tierra.
En Jesús se cumple lo profetizado por Isaías (35, 1-6ª.10): “Digan a los que están desalentados: “¡Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios! Llega la venganza, la represalia de Dios: Él mismo viene a salvarlos”.
¿Cuál es la venganza y la represalia de Dios? manifestar que el obrar de Dios es distinto al obrar del hombre, ya que mientras el ser humano a lo largo de la historia no hace más que pecar y separarse de Dios, el Creador manifiesta siempre su amor incondicional para con todos.
Pareciera que Dios se “obstina” en manifestar que es amor y quiere salvarnos del pecado y del maligno, pero espera que libremente respondamos con una actitud de conversión y comencemos con una vida nueva, la de la gracia, ya que el tiempo de espera apremia más.
En relación con esto el apóstol Santiago nos deja una pista para ahondar en la enseñanza (St. 5, 7-10), cuando dice “Tengan paciencia, hermanos, hasta que llegue el Señor. Miren cómo el sembrador espera el fruto precioso de la tierra”.
Pues bien, en la tierra de nuestro corazón, se ha sembrado ya hace dos mil años,  la semilla que es el mismo Hijo de Dios, como estuvo en el seno de la Virgen María, y el Padre como sembrador, espera que fructifique cada uno en obras y en una entrega decidida a la verdad y el bien, dando gloria así a quien nos manifiesta siempre su amor.
Con esta conversión de corazón reconocemos que “la Venida del Señor está próxima”  y que como  “juez ya está a la puerta” por lo que armados de fortaleza y paciencia hablamos a todos en Nombre del Señor, exhortando a la aceptación del Mesías como modelo de vida.
La aceptación de Jesús en la próxima Navidad o la renovación del compromiso con Él si seguimos fieles, hará realidad las palabras del evangelio, que aunque se asegure que no hay hombre nacido de mujer más grande que Juan el Bautista, sin embargo, declara que “el más pequeño en el reino de los Cielos es más grande que él”.
¿A qué refieren estas palabras? Juan el Bautista es superior por ser “el precursor”, el que prepara los corazones  haciéndolos aptos para acoger al Salvador y comprometerse con Él, de allí su “grandeza personal”.
Quienes, a su vez, responden a la propuesta de asumir un estilo de vida diferente  al que se aceptaba anteriormente, se hacen más grandes que Juan por aceptar a Cristo el Salvador y decidir imitarlo en todo.
Eso sí, al recordar que como Jesús huyó de todo mesianismo político a pesar de que muchos lo esperaban, nosotros hemos de alejarnos de la tentación de ser mesías  políticos al modo mundano.
Será necesario, pues, comprender, que  la verdadera “revolución” social, política y cultural se realiza siguiendo el ejemplo de Cristo, que buscó cambiar primero el corazón del ser humano, para después transformar las estructuras sociales y culturales de cada época.
Queridos hermanos: mientras caminamos en este tiempo de Adviento, sigamos preparando nuestro corazón, para que a ejemplo de Cristo Salvador, estemos dispuestos a acercarnos a cada persona que sufre en su cuerpo o en su alma para llevarles la Buena Noticia de la salvación.


Padre Ricardo B. Mazza. Cura párroco de la parroquia “San Juan Bautista”, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en el tercer domingo de Adviento, ciclo “A”. 15 de Diciembre  de 2019. http://ricardomazza.blogspot.com; ribamazza@gmail.com.-






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