2 de mayo de 2020

La santidad divina está siempre presente por medio de la santidad de aquellos que consagraron su vida a la gloria de Dios y al servicio de sus hermanos.


El Señor siempre está presente en nuestra vida, precisamente el domingo pasado lo veíamos a Jesús caminando con los discípulos hacia Emaús.

Es el mismo Jesús resucitado que camina siempre junto a nosotros, se preocupa por nuestras necesidades, se ocupa de nuestras necesidades. Ese mismo Jesús que toca el corazón de  Saulo de Tarso que como acabamos de escuchar iba camino a Damasco para hacer prisioneros a muchos cristianos y ahí Jesús se le presentó de improviso como a los discípulos de Emaús y le reclama: “Saulo, Saulo ¿por qué me persigues?”. Y ahí cambia totalmente de vida, se transforma en evangelizador.

Y a lo largo de la historia de la Iglesia, nos encontramos no pocas veces con estas conversiones tan fuertes de personas, que alejadas de Dios e incluso combatiendo a Dios, que por el Perdón Divino, por la Misericordia de Dios cambian de vida, se convierten, comienzan a ser otras personas, encuentran un sentido diferente a sus vidas. Por eso es muy importante para nosotros tener una visión nueva de la existencia humana para detectar  la presencia de Dios en el mundo a través de muchos acontecimientos, pero uno muy importante a través de la santidad de vida.

Estamos tan abrumados por ver corrupción, lejanía de Dios, pecados, miserias humanas, que nos cuesta contemplar la presencia de la Santidad de Dios, esa Santidad de Dios que se plasma en personas concretas, que buscan servirlo al Señor y precisamente porque aman a Dios también aman a sus hermanos, como lo acabamos de escuchar recién en la introducción de la misa al referirnos a la figura de San Ricardo Pampuri.
San Ricardo Pampuri, cuya fiesta hoy celebramos, amó al prójimo sirviéndolo a través de la medicina, amó al prójimo sirviendo a Cristo, a Cristo enfermo y sufriente en el cuerpo de los enfermos, amó a los pobres, a los necesitados,  y ciertamente perseverando en este amor al prójimo porque antes, y ese es su fundamento, amó a Cristo y a María Santísima, su Madre.

Ciertamente San Ricardo Pampuri ha leído este texto que acabamos de proclamar tomado del evangelio según San Juan (Jn. 6, 22-29), y estaba convencido de que alimentándose con el pan vivo bajado del cielo encontraba ya  en germen la vida eterna que se le prometía.
Consagrado a Dios después en la vida religiosa en la congregación de San Juan de Dios que precisamente se dedica a los enfermos, irá consagrando su vida y su amor a Dios y al prójimo. 

Más aún, la influencia de san Ricardo Pampuri no termina con el 1 de noviembre de 1989 cuando es canonizado por San Juan Pablo II, sino que sigue actuando en la historia de los hombres. Por eso la importancia de contemplar la Santidad de Dios en la figura de los santos, porque San Ricardo Pampuri sigue obrando todavía milagros.

Estaba leyendo hoy precisamente, que no hace mucho por la invocación a Dios por medio de San Ricardo Pampuri una persona a la cual ya directamente la declaraban casi muerta recobró la vida, y otra enferma en otra parte, en Italia, invocando y confiando en San Ricardo Pampuri obtuvo la salud del cuerpo provocando la sorpresa de los médicos mismos que repiten los análisis y los estudios, exclamando  “¡no puede ser que nos hayamos equivocado tanto, no hay rastros de enfermedad alguna!” 

Aquí en esta parroquia hace muchos años que está presente la  devoción  a San Ricardo Pampuri y en los años que yo llevo como párroco, más de una persona me ha confiado que se ha visto tocada por la influencia salvadora en el cuerpo y en el alma  conseguida  por la intercesión de San Ricardo Pampuri. 

Quizás no curaciones inexplicables o milagrosas, pero sí de sentirse realmente confortados en la enfermedad y realmente vivir de otra manera la misma enfermedad. Y así, me acuerdo de una señora que teniendo cáncer, ella concluiría su vida sin poder comer, sin poder digerir la comida por el mismo cáncer, en medio de grandes dolores.  Sin embargo, si bien no se curó de la enfermedad, invocando la protección de San Ricardo Pampuri alcanzó el llegar al fin de sus días sin dolor alguno pudiendo realizar sus tareas todos los días, abierta totalmente a los designios de Dios y buscando siempre en su enfermedad un medio para santificarse y para encontrarse más profundamente con el Señor.

Por eso es que  contemplamos siempre al Señor presente a través de la santidad de aquellos que buscan cada día encontrarse más plenamente con Él. 

Queridos hermanos: busquemos también nosotros vivir este camino de santidad, sepamos a través de ejemplos que no es imposible servir al Señor,  y alcanzar la santidad que el Resucitado promete en su Gloria.

Padre Ricardo B. Mazza. Cura párroco de la parroquia “San Juan Bautista”, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en la  Fiesta de san Ricardo Pampuri, primero de Mayo de 2020.. http://ricardomazza.blogspot.com; ribamazza@gmail.com.-



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