25 de junio de 2020

Juan Bautista es un ejemplo para la sociedad, y sería admirable decir de cada niño que nace lo que se dijo de él: ¿Qué llegará a ser de este niño?



Qué hermoso recuerdo para Zacarías y para Isabel este dicho de la gente, “¿qué llegará a ser este niño?”(Lc. 1,57-66.80) porque descubrían que la mano del Señor estaba con él.

 ¿Qué llegará a ser este niño?  
Llegará a ser alguien muy importante, nada más y nada menos que el precursor de Jesús. No hay nadie más grande nacido de mujer que Juan el Bautista, dice la Escritura y por eso la Iglesia celebra, no solamente su martirio, sino también su nacimiento.
Es el único santo del que se celebra su nacimiento, además obviamente de Jesús y de la Virgen Santísima, ni siquiera de Pablo, ni de Pedro, y de ninguno de los apóstoles se celebra su nacimiento, de Juan sí, que nace seis meses antes que Jesús, y lo estamos aquí celebrando.
Y es mucho lo que podríamos decir de Juan Bautista el precursor del Señor, se distinguió por su humildad, “es necesario que yo disminuya para que Él crezca”, dirá de Jesús, además “no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias”, o “yo soy la voz pero el que viene después de mi es la palabra”, está convencido que Cristo es la luz y no él.
Constantemente en sus afirmaciones va señalando su nada, podríamos decir su poca cosa, porque tiene bien en claro que su vocación, su llamado, es el de preparar el camino para que Jesús ingrese en el corazón de los hombres.
Qué hermosa misión, no vino a ser un grande en este mundo de acuerdo a lo que se entendía y se entiende muchas veces por grandeza. No buscaba el aplauso de la gente, no esperaba ser reconocido como  el que predicaba en el desierto, como voz perdida en medio de los corazones de los hombres que estaban en otra cosa, lleva una vida austera, cuando habla es para proclamar la verdad, y así, a Herodes le dirá no le es licito vivir con la mujer de tu hermano, o sea en adulterio, por lo que es encarcelado y concluye su vida decapitado.
San Juan Bautista se presentaba como políticamente incorrecto, no encajaba en los cánones de la sociedad de su tiempo, sin embargo lo honramos hoy como santo,  y patrono nuestro, ¡qué compromiso!
La iglesia, en efecto,  propone a los creyentes la vida de los santos para descubrir en ellos cómo resplandece la santidad y grandeza de Dios,  por medio de la difusión  de sus virtudes, de allí que sea importante que como miembros de la parroquia San Juan Bautista, meditemos largamente sobre nuestro patrono, su vida, su enseñanza, su ejemplo.
¿Para qué? Para poder nosotros también ser como él en medio de la sociedad, ya que  ésta necesita un ejemplo viviente como lo fue san Juan, necesita el anonadamiento personal de cada creyente, anticipo del anonadamiento y humillación de Cristo que salvó al mundo y a quien siempre debemos imitar como lo hizo el precursor.
Juan Bautista es un ejemplo para el mundo de hoy y para cada uno de nosotros, ¡qué hermoso sería si  pudiéramos decir de cada niño que nace en la jurisdicción parroquial: ¿Qué llegará a ser de este niño? Y si es una mujer ¿Qué llegará a ser de esta niña? ¿Quizás Juana de Arco? ¿por qué no? ¡Qué hermoso es cuando nace un niño ofrecérselo  al Señor,  como lo hacemos en el día de su bautismo y pedir sus padres humildemente el recibir el don de la santidad para el recién nacido!
Por eso es importante transmitir a los niños la vida de los santos.  Al respecto observamos, cuántas veces los niños pierden el tiempo con elementos distractivos durante horas y horas,  cuando sería aleccionador que les ayudemos a conocer la vida y las obras de los santos, y sentirse así atraídos por ellos y  a seguir sus ejemplos, ya que cuando apreciamos  la vida de un santo y buscamos seguirlo, apetecemos llegar a la imitación de Cristo.
La mano del Señor estaba con él, nos dice el texto del Evangelio, ¿pero cómo que estaba con él si terminó decapitado, siendo mártir? Justamente la mano del Señor estaba con él,  porque Dios no le pedía una vida tranquila, sino el padecer también anticipadamente el Misterio de la Cruz,  es como si se le dijera “ya que has nacido antes que Jesús, ya que eres su precursor, también lo serás en la muerte martirial aunque de distinto modo de la que padeció Cristo nuestro Señor”.
Nos dice el texto del Evangelio, “el niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu”, iba creciendo, como se dirá también de Jesús cuando se queda a vivir con sus padres en Nazaret, que iba creciendo en estatura, en  sabiduría y en gracia delante de Dios y de los hombres.
¡Qué experiencia hermosa afirmar de toda persona, que va creciendo en sabiduría y en gracia,  y demás virtudes, ante de Dios y los hombres!
Pidámosle al Señor todas estas gracias, pidámosle al Señor todos estos dones, pidámosle que nos ayude a seguir el ejemplo de Juan Bautista y que nos sintamos impulsados por lo tanto a esta misión de llevarlo a Jesús al corazón de los hombres, predicar a Jesús, enseñarlo a Jesús, para que Jesús realmente se haga presente en el interior de todos. 

Padre Ricardo B. Mazza. Cura párroco de la parroquia “San Juan Bautista”, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en la Solemnidad de la “Natividad de San Juan Bautista”. 24 de junio de 2020. ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com



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