17 de agosto de 2022

“¡De pie a tu derecha está la Reina, Señor!” (Salmo 44)

  Cantamos recién el salmo responsorial, que va desgranando elogios sobre la Madre de Dios, de modo que podríamos recitar un poema permanente de glorificaciones a la Madre de Jesús y madre nuestra.
En ella se posaron los ojos de Dios y la eligió desde toda la eternidad para ser Madre de su Hijo. El viejo Adán con su pecado hizo que entrara el pecado y la muerte, y quedara contagiada toda la humanidad, excepto la Virgen María por disposición divina.    El nuevo Adán, Cristo Nuestro Señor será Aquél que nos redime del pecado y con su resurrección vence la muerte.

A su vez, la vieja Eva nos trajo también el pecado y la muerte con su desobediencia, con su curiosidad malsana. La nueva Eva que es la Virgen con su humildad, con su sencillez, con su actitud de servidora de Dios, se une al misterio de la salvación con su Hijo.
Y así vemos cómo la Virgen Santísima ha entrado de lleno en lo que es el misterio de la redención humana. No podemos prescindir de ella en este camino por el que Dios ha querido salvarnos, redimirnos, devolvernos la antigua dignidad que teníamos cuando fuimos creados a imagen y semejanza suya.

Y por eso, con el sacramento del bautismo, somos nuevamente regenerados y la gracia nos colma. No podemos decir como María que es la llena de gracia, que también nosotros lo somos, porque ella fue concebida sin pecado original, en ella no hubo pecado alguno, pero mirándola a ella sabemos que podemos vencer ese mundo de tentación que nos acecha permanentemente y que podemos por lo tanto seguir los pasos del Señor.

En el texto del Apocalipsis (11, 19ª.12, 1-6ª-10) el demonio busca devorar al hijo que va a nacer, pretendiendo destruir la redención humana, pero ese hijo varón es llevado a la gloria victorioso para quien se abrió el Templo de Dios que está en el cielo, y desde allí espera a su Madre  María Santísima, la cual anticipadamente resucita en medio de la muerte, porque es llevada al cielo en cuerpo y alma.
Nosotros cuando morimos sabemos que entramos en el estado de alma separada, para gozar de la vida eterna o padecer la condenación  de acuerdo a como haya sido nuestra vida, y la resurrección de nuestros cuerpos y la unión con el alma se dará al fin de los tiempos.

Pues bien, la unión cuerpo y alma, ya María la vivió anticipadamente, porque ella no  estuvo sometida a pecado alguno, ella participa del misterio de la muerte de su Hijo, ella también resucita, podríamos decir, anticipadamente ya que es llevada al cielo en cuerpo y alma,  a la derecha del Hijo y, desde allí intercede por nosotros.
Ella, al igual que Jesús, ha vencido a la muerte, ella al igual que Jesús intercede ante el Padre por cada uno de nosotros.
María Santísima ha recibido la plenitud de la gracia, tantos dones, que la llevan a constituir una mujer única y modelo para todos nosotros. Ella misma inspirada por Dios canta el Magníficat, reconociendo que Dios la ha elevado en su pequeñez, que ha obtenido todo por pura gracia, y por todo eso que Dios ha hecho sobre su persona, Ella es llamada la servidora del Señor.
Se ofreció totalmente al misterio de la redención, por lo que ha cosechado el fruto de esta redención que es la vida eterna.
En la bula del papa Pio XII, del primero de noviembre de 1950, cuando proclama el dogma de la Asunción de María Santísima, el pontífice recorriendo la historia de la Iglesia reconoce que desde la antigüedad ya se la veneraba como asunta al cielo en cuerpo y alma,  recordando, a su vez,  que ya los santos padres de la Iglesia coincidían en sostener este privilegio mariano

Queridos hermanos: este dogma mariano debe alimentar nuestra esperanza  de llegar a la gloria del cielo como María, para contemplarla a aquella que intercede por nosotros desde allí, `de allí la importancia de dirigirnos hacia esa meta viviendo aquí en la tierra los bienes del cielo que nos esperan.
 

 

Padre Ricardo B. Mazza. Cura Rector de la Iglesia Ntra Sra del Rosario y convento san Pablo primer ermitaño, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en la Misa de la Asunción de María Santísima.  15 de agosto de 2022. ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com

      
    
    



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