26 de diciembre de 2025

El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz, porque un Niño les ha nacido, un Hijo se les ha dado, en Él reposa la soberanía y habrá una paz sin fin.

 

"El pueblo que caminaba en  tinieblas vio una gran luz" (Is.9,1-3.5-6) ¿A qué se refiere el profeta Isaías? Está hablando del momento en que las tropas asirias han tomado posesión de Israel y se dirigen también a tomar la Judea, a la ciudad de Jerusalén, al pueblo de Dios, pero he aquí que no terminan con su campaña, tendrán que volver porque Babilonia amenaza sus fronteras.
Por eso el texto dice que aquellos que caminaban en tinieblas vieron una gran luz, los que caminaban con tristeza, con temor, perdidos, sin saber a dónde ir, encuentran la paz y el sosiego en su tierra, más allá de que muchos han sido llevados al exilio. 
El pueblo elegido, màs allá del hecho histórico concreto, goza anticipadamente con la presencia futura del Salvador que visita a los elegidos.
En efecto, el texto bíblico dirá que un niño les ha nacido,  que se llamará el príncipe de la paz, Él llevará al pueblo elegido tranquilidad y entrará en los corazones de todos, ese niño hará que cese el temor, el miedo, la preocupación. 
Por medio de la fe sabemos que el Hijo de Dios es ese niño que ha entrado en la historia humana, que ha venido para quedarse. 
O sea,  el nacimiento de Jesús en Belén, está indicando que en el niño contemplamos cómo Dios elige la debilidad de la carne, la pequeñez de la carne, para asumir la naturaleza humana, menos el pecado, y de esa manera hacerse presente entre nosotros para  guiarnos a la salvación futura para la que fuimos creados.
Se hace pequeño, para reinar en el corazón de todos, llamándonos también a vivir esa pequeñez que enaltece al hombre.
Por eso también el Evangelio enseña que es necesario hacerse como niños para entrar en el reino de los cielos, y esto es así, porque todo lo que es prepotencia, lo que es soberbia, lo que es autosuficiencia, no tiene cabida en un encuentro con Cristo salvador. 
Es necesario hacerse pequeño, como Jesús, que cada año vuelve a nacer otra vez entre nosotros. Muchos hoy lo olvidarán, o no les llamará la atención, o dirán, ¿Qué poder tiene un niño? 
Pero Dios, sí sabe que ese Niño salvará a su pueblo, que lo conducirá a las moradas eternas, que se llama "Dios con nosotros"
La venida del Salvador ha sido una gracia para todos, un don misericordioso, como lo reconoce  san Pablo, escribiendo a su discípulo Tito (2,11-14):"La gracia de Dios, que es fuente de salvación para todos los hombres, se ha manifestado".
Se proclama así, que no hemos de esperar màs, que ya llegó la plenitud de los tiempos con la venida del Salvador, que Dios se ha acordado de nosotros, cumpliendo con creces su antigua promesa. 
A su vez, debemos tener presente que cada año celebramos la Navidad para que no olvidemos nunca que Dios tiene memoria de nosotros, que nos ama, y porque a pesar de nuestros pecados, de nuestras faltas, sigue pensando en cada uno, sigue apostando por el hombre, esperando su conversión y  entrega total al único que salva. 
El mundo pensará que tiene todo el poder en la técnica, la ciencia, en los experimentos, pero todos sabemos que en definitiva el verdadero poder está en Dios nuestro Señor, que cambia el corazón del hombre, el único que puede transformarlo en un mundo y  cultura  que se ha olvidado de su Creador.
Este niño recién nacido nos interpela y llama a adorar al Padre y a reconocer la infinita misericordia que ha tenido con la humanidad.
Por eso, al igual que los pastores, hemos de escuchar cómo los ángeles anuncian la Buena Noticia: "Hoy en Belén de Judá les ha nacido el Salvador, que es el Mesías, el Señor"
A su vez, también podemos afirmar: "Hoy en Santa Fe ha nacido el Salvador,  hoy en nuestra Patria ha nacido el Salvador", ¿Qué esperamos entonces para ir a su encuentro? ¿Qué esperamos para decidirnos a vivir una existencia totalmente nueva, la de los hijos adoptivos del Padre?. 
Porque ese niño, cuando sea adulto, obedeciendo al Padre, morirá en la cruz, rescatándonos del pecado y de la muerte eterna. 
Hermanos: En el nacimiento de Jesús comienza una nueva historia para el hombre, han quedado atrás las sombras de la muerte, todo lo que se niega a recibir a Dios, y se encuentra nuevamente con nosotros aquel que viene a salvarnos. 
Por eso,  abramos nuestro corazón, dejemos que el Señor entre en cada uno, en cada familia, en la sociedad, en el ámbito en el cual nos movemos todos los días, para que con su presencia  podamos vivir un mundo nuevo, una realidad  distinta. 
La pequeñez del Niño refiere a la pequeñez que hemos de asumir, permite contemplar la ternura de Dios para con el hombre, que se hace Niño para que podamos ser hijos adoptivos del Padre.


Cngo Ricardo B. Mazza, Cura Rector de la Iglesia Ntra Sra del Rosario, en Santa Fe de la Vera CruzArgentina. Homilía  en la Natividad del Señor. 24 de Diciembre  de 2025. 


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