30 de diciembre de 2014

“Supliquemos y recibamos de Cristo la gracia suficiente y la sabiduría necesaria para descubrir lo que significa ser hombre y ser familia”



En este domingo después de Navidad, la Iglesia nos propone a la Sagrada Familia de Nazaret como modelo de familia. De este modo, en una época tan colmada de confusión como la actual, se nos invita a imitar sus virtudes, para que alcancemos plenamente la dignidad de hijos adoptivos de Dios, obrando padres e hijos, desde una  mirada de fe ante todo lo que forma parte de nuestro caminar hacia el Padre.

En el texto del evangelio (Lc. 2, 22-40), Simeón profetiza que Jesús será signo de contradicción, motivo de caída y de elevación para muchos. 
Motivo de caída para quienes no aceptan al Señor Mesías, causa de elevación para los que buscan la fuente de sabiduría que es el Salvador, y así descubrir el sentido de la persona humana, de su vida en este mundo  y de la familia.
No pocas veces se presentan tantas dificultades, que hasta perdemos el rumbo tanto personal como de familia, de allí que el ejemplo de Abraham (Gn. 15, 1-6; 17,5; 21, 1-3) que nos presenta la liturgia de hoy, debe ayudarnos a confiar en Dios por medio de la fe “obedeciendo al llamado” que nos hace (Heb. 11, 8.11-12.17-19). 
Abraham, aún teniendo fe, caminaba en la oscuridad  ante la aparente contradicción de un Dios que le prometía primero una gran descendencia y después le ordenaba sacrificar a su único hijo, convencido que el Dios que había realizado alianza con él, mostraría el verdadero camino.
A través de su Hijo hecho carne, Dios nos interpela como lo hizo con Abraham, para que ingresemos por la fe en el misterio de la salvación,  descubriendo no sólo nuestra dignidad de creados “a imagen y semejanza de Dios” en la creación, sino también constituidos sus hijos adoptivos por el Nacimiento del Señor.
Sin embargo, muchas veces nos encontramos con corrientes de pensamiento que en lugar de elevar al hombre lo denigran, lo avasallan y tratan de destruirlo, de allí que el mensaje que nos deja el evangelio que el niño “iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con Él” ha de ayudarnos a descubrir la verdad acerca de nuestra dignidad  de hijos adoptivos de Dios, la verdad acerca de la familia, conforme a la Providencia del creador, como ámbito donde nace y se desarrolla el ser humano. 
Crecer en santidad de vida y gracia ha de ser nuestra tarea constante, de manera que seamos atraídos por la unión divina, lejos de todo aquello que produce tinieblas, mentira y la separación con quien nos ha dado el ser.
En estos días el obispo de Alcalá de Henares, en España, dio a conocer su carta pastoral con motivo de la Navidad, de la fiesta de la sagrada Familia y de los Santos Inocentes. Si bien refiere a la situación que se vive en su país, se encuentran lugares comunes con lo que acontece en nuestra Patria.
Su carta lleva el título “Por un plato de lentejas”, y refiere a que así como Esaú vendió su primogenitura por esta comida, renunciando a las bendiciones divinas, así los políticos españoles por conseguir cargos en organismos europeos y ayudas económicas para proyectos de envilecimiento del hombre, han desistido de defender la dignidad de la persona humana y de las familias, aceptando la peor de las corrupciones. Plegándose a los intereses e ideología de género, impuestos por los poderosos de este mundo, no dudan en implementar en su Patria políticas que degradan al hombre y a la familia, ya sea con el aborto, la esterilización, la perversión sexual implementada desde la niñez y propiciando el comercio carnal entre adultos y menores para lo cual  disminuirán la edad legal de consentimiento para tener relaciones sexuales (en España la edad legal de consentimiento está ya en los 13 años), legitimando el falso derecho a reasignación sexual, para lo cual se deja de lado la patria potestad de los padres.
Sigue diciendo el obispo fundándose en documentos públicos de la autoridad política, que “El Gobierno de España ha anunciado que va a reconocer el derecho de inscripción en el Registro Civil de los hijos de españoles nacidos mediante gestación subrogada (vientres de alquiler) en el extranjero. Esto no es más que dar amparo legal a la “trata” de mujeres extranjeras empobrecidas, con las que se comercia como si fueran “ganado”, incluso “estabulándolas”, durante el embarazo, en “granjas” al efecto. Seamos claros, esta abominable práctica no es más que una nueva forma de esclavitud”. 
Estas y otras degradaciones se pretenden imponer en el país europeo, asumiendo los gobernantes el papel de Dios mismo para sus perversos proyectos.
Concluye el Obispo, con la siguiente advertencia, que bien podríamos tener en cuenta también nosotros: “Los católicos en este momento estamos ante una verdadera encrucijada y es necesario preguntarnos a quienes estamos dispuestos a servir: o a los dioses, y sus mensajeros, de esta nueva religión secular, o al verdadero Dios. Como en tiempos de Josué nuestra respuesta no puede ser otra: «Yo y mi casa serviremos al Señor» (Jos 24, 15).
Este plan sistemático contra la familia y la persona humana tiene como finalidad destruir al hombre mismo en su dignidad de hijo de Dios que ha recibido por el nacimiento de Jesús entre nosotros. 
Sin la familia pensada por la Providencia divina, el ser humano termina siendo esclavo utilizado por los poderosos de este mundo.
Todo esto nos debe hacer caer en la cuenta de la necesidad de estar atentos y no asumir para nuestras familias los modelos que nos quieren presentar estas ideologías, sino más bien recibir la sabiduría que nos presenta la Sagrada Familia de Nazaret.
Mientras muchas veces nosotros pensamos “que no pasa nada”, los enemigos de Dios y del hombre no duermen, inventando siempre nuevas formas que pretenden quitarnos nuestra participación de la naturaleza divina a la que fuimos llamados.
Hermanos, pidámosle a Cristo Nuestro Señor la gracia suficiente, la sabiduría necesaria para descubrir lo que significa ser hombre y ser familia, para que procuremos siempre madurar en las virtudes que nos enaltecen, para que una familia modelada por Dios según su Providencia, sea el  fundamento de una sociedad nueva.



Padre Ricardo B. Mazza. Cura párroco de la parroquia “San Juan Bautista”, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en la fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret el 28 de diciembre  de 2014. ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com.














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