3 de abril de 2021

¿Qué hace Dios conmigo? Me espera, me bendice, me promete su gracia y me la otorga si soy capaz de responderle

 


Llegamos a este momento de la crucifixión del Señor, y se va a cumplir lo que Él ya anunciara “Cuando sea elevado en alto, atraeré a todos hacia mí”. La invitación está hecha, ser atraídos por la cruz de Cristo, porque la cruz del Señor es cruz salvadora. La cruz ha sido siempre signo de ignominia desde la antigüedad y también en nuestros días, pero desde la fe sabemos que la cruz  significa  la gracia de la salvación.Aquel que fue vencido en el árbol del paraíso, Adán, hoy resulta vencedor con el nuevo Adán, Jesucristo en el árbol de la cruz. A partir de la muerte del Señor y su resurrección, el ser humano queda reconciliado con el Padre del Cielo. Aquello que Dios en su Providencia había puesto para nuestra salvación constituyéndonos hijos adoptivos suyos y que había sido vulnerado por el pecado, alcanza ahora un nuevo significado a través de la muerte y resurrección de Señor. Ya el ser humano no puede decir “estoy aplastado por el peso de mis culpas” ya el ser humano no puede decir “el espíritu del mal me vence”, sino que puede decir “Por la pasión, muerte y resurrección del Señor ahora tengo una nueva oportunidad para empezar de nuevo, para caminar junto al Señor e ir a su encuentro”.

¡Cuánta bondad hay en Dios para con nosotros, mientras el ser humano, por el contrario, no se cansa de pecar a lo largo de la historia! Dios no se cansa de esperarnos, de perdonar, de prometer y darnos abundantemente su gracia.
Este es un misterio que por lo menos a mí me conmueve no pocas veces, ¡cuánto nos ama Dios!, y esto es lo que debemos meditar frecuentemente, cuánto me ama Dios. A pesar de las pruebas de esta vida, de las tribulaciones, a través de todo lo malo que muchas veces tenemos que soportar, preguntarme ¿Por qué Dios me ama tanto que sigue esperando en mí? ¿Cuántas veces nosotros dejamos de esperar en el otro? ¿Cuántas veces nos sentimos defraudados ante otra persona? Dios, en cambio, siempre espera, y mientras vivimos en este mundo tenemos la oportunidad de volver al Señor, que no nos ha dejado solos.
Ayer justamente meditábamos sobre el gran sacramento, misterio de amor el de la Eucaristía y, hoy nos deja el Señor algo más, o a alguien más, su propia madre; “mujer ahí tienes a tu hijo” y ahí en Juan está presente cada uno de nosotros, y a su vez le dirá a Juan pensando en María “he ahí a tu madre”. Si tenemos la Eucaristía, si tenemos tantos dones que Dios nos da, los sacramentos, si tenemos a la Virgen María ¿Qué podemos temer? Sólo hemos de tener la confianza de que el ser humano triunfa si quiere, si pone lo mejor de sí, triunfa sobre el mal y puede contribuir con su propia vida a perfeccionar, a completar, el Misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor en lo que nosotros podemos hacer.
Meditemos en este misterio de amor por parte de Dios que se multiplica permanentemente y que también se da en nosotros si revisamos bien nuestra historia personal.
¿Cuánto amor podemos descubrir de Dios para con nosotros, comparando lo que hice, lo que hago y lo que haré? ¿Qué hace Dios conmigo? Me espera, me bendice, me promete su gracia y me la otorga si soy capaz de responderle
Pidamos al Señor crucificado que de su costado abierto renazca una nueva vida para cada persona de buena voluntad.


Padre Ricardo B. Mazza. Cura párroco de la parroquia “San Juan Bautista”, en Santa Fe de la Vera Cruz. Argentina. Homilía en la Celebración de la Pasión del Señor del Viernes Santo. 02 de abril de 2021. ribamazza@gmail.com; http://ricardomazza.blogspot.com




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