19 de enero de 2007

¿Hacia el homicidio institucionalizado? (18 de febrero de 2005)

En estos días nuevamente ha salido al tapete de las noticias, la promoción de la mal llamada despenalización del aborto, por boca de nuestro "cuidador" provincial de la salud.


Digo mal llamada porque lo correcto sería decir "aceptación legal del homicidio de niños en el seno de su madre". A las cosas hay que llamarlas por su nombre.
Por lo menos evitaríamos escudarnos con los eufemismos que se inventa el hombre para tranquilizar, sin lograrlo, su desviada conciencia (véase Encíclica Evangelium Vitae nº 58).

¿Cuál es el argumento que se utiliza para luchar a favor de la despenalización del aborto?
Dado que el aborto procurado está tipificado como delito, las mujeres ante un embarazo "no deseado", -como se le dice ahora al niño no querido-, se ven tentadas para evadir la pena "en este mundo", a acceder a mecanismos abortivos que pueden traer aparejados graves daños para la salud de la madre, cuando no la muerte.

Ante esta "realidad", el ministro de Salud de nuestra Provincia, a una con el de la Nación, se sienten "movidos" a usar los recursos del Estado, que provienen del pueblo, para implementar el aborto institucionalizado en los hospitales públicos, si prosperara esta locura "selectiva de personas" al mejor estilo nazi.
Todo esto por supuesto con los cuidados necesarios para que la parturienta pueda quedar liberada del niño que destrozado por el crimen es tirado a la basura.

Indudablemente en la mente de estos hacedores de la "salud selectiva", subyace la negación marxista de la dignidad de la persona humana, considerada nada más que en su materialidad corporal.
No hay que olvidar tampoco que tal defensa de lo que denigra al hombre, obedecería a los dictados del Banco Mundial y otros poderes económicos, que como forma de seguir oprimiendo a los países y de eliminar a los pobres de en medio de las sociedades opulentas, otorgan ayudas a condición de que se cumplan los programas antinatalidad.

Estos planes, como era de esperar en una sociedad llamada democrática, son aprobados mansamente por nuestros legisladores, -sedicentes defensores de la soberanía política, social y económica- con el seudónimo de "salud reproductiva" o "derechos reproductivos".
Nos preguntamos, ¿qué hay detrás de todo esto?

Según parece se intentaría hacer aprobar por las legislaturas provinciales esta despenalización del aborto.
Si bien las legislaturas provinciales no pueden cambiar el derecho penal que nos rige, la mentalidad de "cambalache" (¡qué sabio es el tango!) que nos inunda, con la soberbia de los autores de tantas sinrazones, avanza a pasos agigantados, sin que sean muchos los que salen al cruce de estos proyectos.
Con el mismo criterio se trabajó para la inconstitucional ley de atadura de trompas y vasectomía, y nadie desde la justicia, que yo sepa al menos, salió a decir a los ignaros o malintencionados "aprobadores" de la ley, que no podían cambiar el derecho penal.

Un segundo paso de este plan genocida, sería presionar desde las legislaturas al parlamento nacional, para que "escuchando las voces del consenso", se vean resignados los legisladores a aprobar lo "que pide el pueblo",quien como siempre es ignorado.

El papa Juan Pablo II, refiriéndose a este mecanismo tan perverso, habla de "la tiranía de las democracias", que será tema de otra nota de quien suscribe.

Pero hemos de reconocer que todo esto sucede en gran parte porque no se oyen otras voces diferentes a tantos desatinos.

De allí que es necesario que todos los hombres y mujeres de buena voluntad, sea cuál sea su confesión religiosa, respetuosos de los valores que enaltecen a la persona, hagamos conocer nuestro pensamiento y valer nuestro voto, tan requerido en tipo de elecciones, para no apoyar a los que de alguna u otra forma quieren imponer una forma de vida y de pensamiento que no respeta la dignidad de la persona humana.

El Papa Juan Pablo II en la Enc. Evangelium Vitae dice magníficamente: " La gravedad moral del aborto procurado se manifiesta en toda su verdad si se reconoce que se trata de un homicidio y, en particular, si se consideran las circunstancias especificas que lo cualifican. QUIEN SE ELIMINA ES UN SER HUMANO QUE COMIENZA A VIVIR, ES DECIR, LO MAS INOCENTE EN ABSOLUTO QUE SE PUEDA IMAGINAR: ¡JAMÁS PODRÁ SER CONSIDERADO UN AGRESOR, Y MENOS AÚN UN AGRESOR INJUSTO! ES DÉBIL, INERME, HASTA EL PUNTO DE ESTAR PRIVADO INCLUSO DE AQUELLA MÍNIMA FORMA DE DEFENSA QUE CONSTITUYE LA FUERZA IMPLORANTE DE LOS GEMIDOS Y DEL LLANTO DEL RECIÉN NACIDO. SE HALLA TOTALMENTE CONFIADO A LA PROTECCIÓN Y AL CUIDADO DE LA MUJER QUE LO LLEVA EN SU SENO. Sin embargo, a veces, es precisamente ella, la madre, quien decide y pide su eliminación, e incluso la procura”. (nº 58).

Los "cuidadores de la salud selectiva", por supuesto nada dicen de los corazones destrozados que quedan por doquier en el camino.
Para estos corazones heridos por el pecado, la angustia y la desesperación, la Iglesia, a través de sus enseñanzas, en este caso por el papa Juan Pablo II, muestra la senda de la conversión y el bálsamo curativo del perdón y misericordia divinos.

Para este tema que merece un desarrollo más extenso dedicaré, Dios mediante, otra nota.

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